Capitulo 4

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Tomo dos días y medio llegar aquella pequeña cuidad aunque el carruaje era muy cómodo mi cuerpo se sentía agotado. 

-¿Día de brujas?.- cuestione todo estaba decorado con esa temática aunque sabia lo que era en nuestras tierras estaba prohibido todo aquello que estuviera relacionado con la brujería digamos que la ultima vez que los vampiros tuvieron que ver con los brujos esto desato una guerra de cien años o eso leí una vez.- ¿ no le molesta Ethan?.- aun no me acostumbraba a llamarlo por su nombre.    

-Cada quien puede hacer lo que mas guste mientras eso no nos afecte Aeneas.- dijo un poco serio sin despegar la vista de la ventana. Al fin llegamos una gran mansión el conde bajo primero y me ayudo a bajar estos vestidos eran tan incómodos. Una mujer muy elegante nos recibió podía jurar que era la propia madre del conde.

-Querido.- dijo en tono dulzón dándole dos besos al conde en cada mejilla.- cuanto tiempo sin verte, pensé que ya me habías olvidado.-  dijo con una expresión triste y  divertida.- y esta encantadora chica ¿quien es?.- salí de mi trance e hice una pequeña reverencia.

-Un placer conocerle.- le dije.- mi nombre es Aeneas encantada.- ella se acerco y me dio un pequeño abrazo, no sabia como reaccionar no estaba acostumbrada a este tipos de afectos se separo de mi y tomo una de mis manos sentí un escalofrió  en todo mi cuerpo  varias imágenes vinieron a mi mente era como si estuviese  ahí agonía, dolor , sufrimiento era todo lo que podía percibir unas lagrimas rodaron por mi mejilla y como si la hubiese hecho vivir todo eso de nuevo su rostro también se humedeció, solté su mano de golpe.- lo siento.- dije mientras daba unos pasos atrás.- lo lamento de verdad no fue mi intención.- lleve mi mano a mi boca para ahogar un chillido.

-Aeneas ¿ que sucede?.- dijo confundido.- tía Evangeline.-  la tomo de la mano.  

-No es nada.- dijo recuperando su postura,  fijo su mirada en la mía y pude sentirlo era como si quisiera entrar en mi mente ¿acaso este era su don?.- dime Ethan de donde has sacado a esta mujer.- le cuestiono. El conde se acerco a mi,  me tomo de la cintura acercándome  a él, era como si sus auras estuvieran alrededor de todo el lugar se miraban fijamente ninguno quería ceder ante el otro.

- Tío Ethan.- una pequeña de rizos rubios salio por aquella gran puerta y se abalanzo sobre el conde.- pensé que nunca llegarías.- hizo un puchero. 

- Lo siento Lireyha.- este le sonrió.- el camino es muy largo pero.- hizo una pausa volteando a ver a su tía la cual ya había tomado otra actitud.- lo importante es que ya estoy aquí. 

La horrible atmósfera que se había creado se disolvió en cuestión de segundos, entramos a la mansión la pequeña no soltaba de la mano al conde era como ver a una hija y a su padre una pequeña sonrisa se dibujo en mi rostro y al mismo tiempo recordé el sueño y pensé en mi madre, ¿cuando seria el día que al fin conocería a mi familia?.

- ¿Dormirán juntos?.- pregunto de repente Evangeline, mi mirada busco la del conde el solo me miro divertido.

- Seria mejor que Aeneas tuviera su propio espacio.- dijo.- ya vendrán esos días.- su ultimo comentario me dejo un poco confundida.

- Perfecto entonces le mostrare su habitación.- dijo.- sígueme Aeneas.- subimos las grandes escaleras y nos dirigimos a un pasillo un tanto oscuro.- lamento mucho lo de hace rato.- se detuvo en seco.- es solo que no entiendo que ha pasado, y al ver esos recuerdos que creí haber olvidado me han hecho sentir muy mal.- estaba triste lo podía percibir, me sentía muy mal no fue mi intención haberle hecho sentir de esa manera.

- De verdad lo lamento.-  se voltio a verme, volví a llorar.-lastimarla o hacerle sentir mal no era mi intención  solo, es algo que no puedo controlar o explicar solo nací con eso.- me tomo del mentón y levanto mi rostro.

La Traición de la Bella DoncellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora