diluvio de encuentro(R27 week 2019 dia 2 cafe)

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Vaya día. Fue degradado en la compañía por un error de otro empleado, al cual protegían por ser hijo de un conocido de sus superiores, le informaron que debía buscar otra vivienda porque el edificio donde vivía seria demolido en poco menos de tres meses para poder construir un centro comercial. Su tarjeta de crédito fue cancelada por falta de pago, en cuanto termino con Bianchi debió llamar al banco y cancelar la extensión que le había dado pues era obvio que buscaría la manera de vengarse por dejarla, encima ahora estaba empapado de pies a cabeza y con una cantidad considerable de barro, cortesía del diluvio que caía y de unos malditos autos que pasaron por cada charco a su alcance.

Y como si eso no fuera suficiente ya le habían negado la entrada en varios locales y transportes debido a su apariencia actual por lo cual seguía acumulando agua y frio, ¿olvidó mencionar que estaban a mitad del invierno y que si no estaba nevando era porque algún ser mítico le tuvo un poquito de consideración? Resignado a caminar hasta su vivienda recorrió varias calles. Tratando de acortar camino y reducir el agua que caía sobre su cabeza se metió por callejones y calles menos concurridas.

Mientras avanzaba por una calle bastante solitaria y estrecha una baldosa rota trabo su pie haciendo que terminara de cara al suelo, por fortuna logro evitar el daño a su rostro, pero sus brazos no podían decir lo mismo. Maldiciendo su suerte empezó a ponerse lentamente de pie cuando se percató de que el agua ya no le caí encima. Al levantar la vista se encontró con una mirada castaña que reflejaba preocupación.

- ¿se encuentra bien? - un joven sostenía un amplio paraguas con el cual los protegía a ambos de la lluvia

- sí, solo son unos raspones, en cuanto llegue a casa me ocupare de ellos. -

-no vive cerca de aquí ¿verdad?, es la primera vez que lo veo por esta zona. Es mi culpa que haya terminado así pues esas baldosas debí arreglarlas hace tiempo, así que permítame curarle, es lo mínimo que puedo hacer por usted, además aun llueve mucho y esta empapado si sigue así se enfermara. Por favor acompáñeme-

Reborn no pudo o mejor dicho el castaño no le dio oportunidad de negarse. Para cuando fue consiente el joven lo había tomado del brazo y prácticamente lo arrastrado hacia un pequeño local. Creyó que allí lo trataría, pero continúo tirando de él hasta que ascendieron por unas escaleras que se encontraban en la parte trasera. El azabache se sentía algo inquieto por la actitud de su acompañante, es decir ¿quien mete a un desconocido a su vivienda? Y menos con la apariencia que traía (el trato que antes recibió lo demostraba) Porque si en el primer piso se encontraba un departamento que claramente le pertenecía al chico, a pesar de las sospechas que su mente generaba opto por mantenerse en silencio hasta saber que se proponía su acompañante (había una leve vos que le decía que no se preocupe pues todo estaría bien). Una vez dentro de la vivienda lo llevo hasta una puerta que abrió dejando a la vista un amplio baño. Se adentró con él y empezó a rebuscar en un armario amurado en la pared de donde saco algunas gasas y antisépticos. Procedió a desinfectar los rasguños y cuando termino le dijo al azabache:

-Teniendo en cuenta su estado creo que lo mejor es que se tome una ducha caliente. Aquí le dejo toallas y algo de ropa. Tal vez le queden algo ajustadas, pero serán solo hasta que la suya quede limpia y seca. -

-oye ¿está bien esto? Digo no me conoces y yo a ti tampoco-

- es verdad olvide presentarme. Mi nombre es Tsunayoshi. Un gusto conocerlo. -

- me llamo Reborn. -

- bien Reborn ahora ya no somos completamente extraños así que siéntase libre de usar la ducha. Deje su ropa fuera del baño para poder lavarla.

Sin más palabras el chico salió dejándolo solo. Reborn había pensado en negarse, pero un estornudo junto con que su cuerpo empezaba a tiritar por el frio lo instaron a que aprovechara la oferta. No podía negar que sentir el agua caliente removiendo la suciedad y el frio era maravilloso. Pero no podía relajarse completamente. En sus casi 27 años de vida jamás había visto u oído que alguna persona se comportara así con un extraño. No podía bajar la guardia, que tal si se trataba de un psicópata que quería dividirlo en diminutos pedazos (Luce tenía razón ver tantas series y programas de asesinos en serie lo estaba volviendo paranoico) aun así se aseo de forma rápida y se colocó las prendas que le había dejado el castaño. Le sorprendió un poco ver como se le amoldaban al cuerpo y su mente volvió a pensar mal, porque esas prendas eran algo grandes para el dueño de casa.  Con precaución salió del baño y se encontró con el chico deambulando de un lado para el otro ya sea llevando ropa o utensilios de cocina. Hasta que se percató de su presencia

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