Prefacio

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Poco a poco trate de abrir de los ojos lo cierto era que me pesaban demasiado como si un fuerza extraña no me dejase abrirlos. Cuando por fin pude abrir los ojos me di cuenta de que estaba en una habitación pequeña que estaba iluminada por un orificio pequeño en la pared de mi lado derecho en la parte superior de esta. Cuando por fin todos mis sentidos reaccionaron por completo me pude dar cuenta de que había un olor horrible, nauseabundo como que si el desagüe y la basura viviesen juntos ahí, era un olor insoportable.

Trate de moverme pero no pude, resulta que estaba amarrada fuertemente a una silla y cada ves que trataba de moverme sentía que mis costillas terminarían destrozadas. No sabía que hacer y tenía la idea de quién podía tenerme ahí encerrada y amarrada como a un animal indeseable.

El me había descubierto se había dado cuenta de lo que era y de quien era y conocía la amenaza que era para el mi sola existencia, así que el me odiaba, me odiaba como a nadie y había buscado la manera de encerrarme y hacerme la vida imposible hasta que yo desesperancé y suplicase que me dejara. Pero yo no fui creada para suplicar, yo nací para destruir eso de lo que el vivía y se alimentaba día con día.

Había tanto silencio que mi respiración se escuchaba tan fuerte, me dolía la cabeza y sentía un pitido en mi oído izquierdo. Al cabo de un rato en silencio escuché pasos sobre mi cabeza y voces que provenían del orificio que dejaba entrar la luz a aquel repugnante lugar.

Una de esas voces se me hizo conocida y traté de poner atención lo más que mi cabeza me dejaba:

-¿Que haremos con la chica?- dijo la vos desconocida.
-No lo sé, solo esperamos ordenes- dijo la vos conocida.
-¿No crees que podría escaparse si esperamos mucho tiempo?- dijo de nuevo el desconocido.
-No lo permitiremos, tenemos un az bajo la manga para usar contra ella- dijo la vos conocida.
-¿Y si eso no funciona?- volvió a preguntar esa vos desconocida, al parecer había escuchado muy buenas cosas sobre mi porque estaba tan inseguro de si podrían mantenerme ahí por mucho tiempo.
-La mataremos de cualquier forma- dijo la vos conocida. Y cuando acabo de decirlo sentí un cosquilleo muy feo en la espalda como si alguien me viera fijamente.

¡Desde que te conoci!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora