Historia de un rockero autodestructivo

Prólogo a una carrera bestial

¿Qué es el éxito?

Para muchos deseado y por pocos conseguido, difícil de definir al ser subjetivo pero que de no obtenerlo nos sume en una profunda depresión. En este caótico mundo hay dos tipos de personas: Los conformistas que son felices con un buen trabajo, familia, amigos y un coche en su puerta. Sin duda los aburridos que al tener algo donde apoyarse se estancan en la sociedad. El otro grupo ya es menos numeroso, son los insumisos, personas de verdad que vinieron a esta vida para conseguir lo que se proponen, arrasar con todo lo que encuentran en el arduo camino y grabar su nombre a fuego en la historia. Para ellos no hay reglas, no hay solidaridad en objetivos, son depredadores de sueños insaciables que luchan con uñas y dientes por todo lo que buscan...Supongo que estarás pensando "¿Por qué me está soltando una chapa este tío?", pues me alegra que te lo preguntes joven ingenuo. Ya te conté sobre estos tipos de gente, pero falta algo más, puede que te alegre el día incluso y levantes tu trasero de donde estés para hacer algo provechoso, digamos que son niveles, se puede subir del conformismo a querer comerse el mundo, no es fácil, pero ten por seguro que te cambiará la vida.

Tan solo hay que verme a mí, de vivir en una cochambrosa casa de contrachapado en el barrio más chungo de la ciudad, tocar en bares de mala muerte para pagarme la cerveza y vender maría a dos pavos para pagar la luz pasé a ser un jodido genio de la música. Nadie me discute, mi mansión es más grande que tu puto barrio, todo el mundo corea mi nombre en cada concierto que lleno a reventar y mi cara sale en Wikipedia si buscas Rock ¿se puede pedir algo más? Esta no es retórica, esperare que la contestes... ¿Ya?, bueno pobre iluso si respondiste que no, siempre hay más, nunca es mucho y todo es mejor que nada. Pero bueno dejémonos de rollos filosóficos que para eso tienes a Platón, vamos al grano del asunto.

New York, viernes por la noche y en la Isla de la Libertad, cientos de miles de personas alrededor de la simbólica estatua admirando su metálica piel, pero no es a la gran dama a la que vienen a ver, si no a mí. El puto mejor concierto de la historia está a punto de empezar, miradas fijas en el escenario...gritaban nuestros nombres, nos deseaban como si de una legendaria banda se tratase, pero no es para menos, los autógrafos valen miles de dólares, las canciones que se escuchan en la radio de todo el mundo son de un servidor y mejor aún, esa gente se muere por escucharme abrir la boca, de lo que antes tanto se quejaban ahora pagan por un par de horas. Moraleja, la vida es incongruente, aprovecha el momento para sacarle partido.

Los primeros acordes comenzaban a sonar, retumbaba un ligero sonido de bombo a mis espaldas, todo estaba por comenzar. Hay que darle al público lo que quiere, no hay banda de Rock sin líder con carisma y yo la derrocho por donde paso al igual que el ego. Con mi preciosa guitarra a la altura de la cintura me acerqué al micro para decir unas emotivas palabras.

-No os voy a pedir las gracias por venir por que sois unos afortunados. Toda pinta muy bien, hay gente, pancartas y demás, ¿Pero ni un grito de admiración? Eso aburre chicos, sé que podéis hacerlo mejor- Dije para al soltar la última palabra poner la mano pegada a la parte posterior de mi oreja, haciendo que no les escuchaba. Al segundo todo el público, adolescentes, adultos y ancianos que añoraban la música de verdad, gritaron nuestros nombres. Sin duda tal estruendo se habría extendido por todo New York, estaban locos por nosotros y nosotros de su atención.

- ¡Eso está mejor gente! -Grité al saber que querían algo de diversión, no los iba a dejar con las ganas, soy mala persona, pero no tanto. Convencido de que esto sería recordado mucho tiempo posé una de mis manos en el cuerpo de la guitarra, concretamente en la zona de las cuerdas más cercanas al puente para un sonido más agudo, a todos nos gustan los sonidos agudos, si no es tu caso adtelo mirar colega. La otra mano recaería sobre el traste, estando listo para tocar las primeras notas de la canción que nos llevó hasta la cima, que nos hizo grandes y que ahora hará delirar a los asistentes ante semejante obra de arte. Mirando a ambos lados y detrás de mi pude visualizar a mis compañeros de viaje, amigos, hermanos y alguno de ellos más que eso...pero lo veréis después. De nuevo con la atención puesta en los asistentes daría la señal para que comenzase el espectáculo. -Venga vamos a petarlo ¡UNO, ¡DOS, ¡TRES, CUATRO! -Todos a la vez, al unísono tocábamos como si nos fuera la vida en ello, por lo que fuimos, somos y seremos el resto de nuestras vidas.

Pero hay un problema, no es hora de que te cuente sobre todo el concierto...si te quiero enseñar lo que dije al principio no puedo darte solo el ejemplo del resultado, así que ahora puedes sentarte, vamos a ver el proceso y no es para nada corto. Vas a reír, llorar, extrañarte y a ser cómplice de todo, por lo que si estás listo vayamos al comienzo de nuestra historia...