十二

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Por fin, uno de mis números favoritos, el doce, que al revés es veintiuno, ¿Coincidencia será que mi cumpleaños sea 21/12? O bien que mi año nativo sea el 2001, que omitiendo los ceros quedaría un perfecto veintiuno, o ¿Porqué no decir que nací en el siglo XXI? ¿Qué tal si muero el 21/12/2021 a las 21.21?.

Nota del autor:
-Sin dudas la historia no se llama "Veintiuno" por que aún tengo diecisiete. Recordar que Argenis cumplirá doce hasta diciembre, por lo tanto en esta parte de la historia tiene once.

Argenis P.O.V.
- Después de ser hermano mayor de tiempo completo y sin salario durante las vacaciones se anunció el regreso a clase ese año.

Comenzó el primer día de clase, no me preocupé ya que creí que iba a estar con mis compañeros de siempre, pero resulta que ahora ambos grupos del antiguo séptimo iban a estar juntos en octavo. Por otro lado una grata sorpresa fué encontrar a Mario en el salón de séptimo, por que no creí que el estudiaría ahí también.

Como sea, acabó el discurso de bienvenida y nos dirigimos a nuestros respectivos salones, ahí encontré a Sarai, Scarleth y Daniela, entre otros conocidos del año pasado. July, Nahum y otros dejaron de estudiar en el instituto, fué muy desagradable en parte que no estuvieran este año, pero algo reconfortante por que ya no vería a Nahum detrás de Daniela.

Del otro salón llamaron mi atención tres personas, Alejandra de doce, Josmar y Engel de catorce, que por suerte eran mis nuevos compañeros.

El tiempo pasó como de costumbre hasta que en abril se unieron al curso los gemelos Guerrero, Rafael y Alejo respectivamente, de no ser por que Alejo usa brackets no sabría como diferenciar entre ellos, eran bastante lindos aunque por desgracia sólo físicamente, tenía unos exagerados delirios de grandeza, y eso hacía  que mis compañeras se enamoraran de ellos o no sé.

También estaba Nelson, (no el Nelson de quinto grado) a simple vista era como cualquier otro estudiante de nuevo ingreso, pero sentí que algo pasaba con él, no sabía en sí que era, pero lo sentía.

Llego el día de niño y nos llevaron de visita por parte del instituto a cierto zoológico, aunque nos tocaba realizar informes sobre todo lo que hiciéramos, nos formaron en grupos de cuatro, me tocó con Daniela, Shalom y Josmar, no pude pedir un mejor grupo, muy ilusio de mi parte creer que el grupo iba a permanecer, pero en menos de diez minutos cada uno se fué a donde quiso.

Llegó la hora de irnos y me dispuse a buscar a mi grupo para convalidar la información que conseguimos. Mientras estába en busca de mis compañeros, por desgracia (eso creo) me encontré con la escena de Yosmar y Shalom besándose tras la jaula de las tortugas, fué un tanto desconsolante, pero la verdad no me sorprendió.

Procedí a caminar como si no hubiese visto a la persona que me gusta besando a mi compañera. Lo único que odié en ese momento fué ser hombre.

Llego la hora de entregar el informe, en el cual no nos fué muy bien, debido a que la información compilada era 50% mía 40% Daniela y 10% Shalom, si, Yosmar no hizo nada. Creo que después de todo fué algo bueno haber visto eso, así tenía una cosa menos de que preocuparme.

Días más tarde se dió el escándalo del mundial Brazil, en la clase de arte nos correspondió a Engel, Michael y a mi realizar una maqueta referente al mundial, decidimos, reunirnos en la casa de Engel (no pude haber pedido algo mejor). Llegados a su casa empezamos con la maqueta, no nos duró mucho la determinación y terminamos jugando a GOW en la consola de Engel, se nos pasó el tiempo y terminamos haciendo una maqueta digna de tercer grado.

Es completamente innecesario decir como nos fué con la maqueta, pero el lado positivo es que terminé haciendo de ellos mi nuevo grupo de amigos, nos reuníamos constantemente en casa de Engel, escuchábamos música, jugábamos, pedíamos pizza, en fin, al hacerme tan amigo de Engel eventualmente dejo de gustarme y está bien supongo, me gustaba este cambio.

Con Alejandra la cosa fué distinta, nunca le hablé, no se si por pena o por miedo al rechazo, hasta que un día, de la nada, se acercó y me dijo que me parecía a su hermano, no supe que responder y ella siguió caminando, pensé mucho tiempo en eso que dijo hasta que cierto día me acerqué y le pregunté el porqué, y bueno, no fué lo que esperaba...

-¿Porqué decís que me parezco a tu hermano? -le dije con algo de felicidad.
-Odio a mi hermano. -Respondió con indiferencia.

Después de eso hubo un silencio incómodo, debido a que no escuché lo que esperaba, no fuí a clase 3 días después de eso, me sentí bastante mal, y no se la verdad por que le di tanta importancia.

Tiempo adelante conocí a Amy, de décimo, con quince años era una de las personas más listas que conocía, no creí que me haría tan amigo suyo, puesto que creí que no iba a tomarme en serio por tener once años, como siempre me ha pasado, pero no fué así, entendí que no todas las personas son iguales, de ella aprendí que ser gay, bi, o lo que sea que seas, no tiene importancia, ¿por qué? Simple, su familia es homoparental, dos padres, y eso no definió quien era ella.

Terminó el año y ella se mudó a Europa, no recuerdo el país, pero uno de sus papás es de ahí. No he vuelto a saber de ella. Por otro lado le pedí a mamá que me cambiara de instituto, sin ninguna razón aparente.


17 años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora