Cuando lean esta carta, ya habré muerto en manos de lo que sea que me esté persiguiendo en la oscuridad, de lo que sea que me sigue a donde vaya. En este momento estoy encerrado en mi habitación escribiendo todo lo que ha sucedido en este tiempo. Si alguien encuentra esta nota, que sirva de advertencia.
Todo empezó un día que salía a realizar mis rutinas de caminata, mi recorrido más frecuente era dirigirme a un puerto y observar cómo los barcos y botes de menor tamaño llegaban y se iban después de realizar sus entregas, luego, me dirigía por la misma avenida de la cual volvía. Siempre pasaba por enfrente de una cafetería y realizaba una de mis tantas paradas para relajarme y tomarme un sorbo de café o té. En seguida, para concluir mi recorrido, por lo general me dirigía a la biblioteca de la ciudad para leer cualquier libro que me pareciera interesante, o simplemente iba relajarme en un lugar silencioso y oír lo que me decía mi subconsciente, y para finalizar, me destinaba de nuevo a casa y dormir para terminar ese día.
Todo era normal, hasta que un momento cometí un grave error. Ese día me dirigí a la biblioteca para dar por finalizado mi recorrido, pero cuando llegué, me percaté de que no había nadie en el local. Caminé por todos los pilares y estantes llenos de libros y no pude observar a alguien, decidí no darle mucha importancia así que continué prestando atención a los títulos de distintos libros y memorizando sus nombres para luego, o algún día, leerlas en mi tiempo libre. Mientras rebuscaba por todas las estanterías, llegué a un estante con libros un poco peculiares; en este lugar el ambiente empezó a tornar sombrío y pesado, como si mi tranquilidad se convirtiera en nerviosismo y una fuerte sensación de ansiedad. Cada libro que miraba de ese anaquel, no tenía título, y por los que si tenían, no podía leerse con claridad o simplemente, estaban en una lengua que jamás había visto en mi vida.
Tomaba libro tras libro observando solo su portada. Hasta que encontré un libro con aspecto roído, demacrado por el paso del tiempo y por alguna razón llamó bastante mi atención, así que opté abrirlo y leer algunas páginas aleatorias. Todas las palabras eran signos que nunca olvidaré, y algunas páginas poseían dibujos de seres con tres cabezas, o con tentáculos en vez de brazos, mórbidos seres que solo serían inspiración para las pesadillas del primer niño que viera estas imágenes. Mientras ojeaba las páginas, noté que había una nota entre estas, que se encontraban pegajosas a pesar del lugar polvoriento de donde lo conseguí. Cuando abrí en donde se ubicaba esa nota, la hoja estaba rota arrugada, con un líquido rojizo que se asemejaba a sangre. La nota decía:
"Hagas lo que hagas jamás, repito, jamás leas esto en voz alta. Ellos me ven y me vigilan. Y si lo lees tú también, ellos te vigilarán."
Yo, en ese momento, era un hombre escéptico sobre hechos paranormales o algo relacionado a ello, así que no preste atención a la nota. Revisé de nuevo el libro y aunque tuviera en mi mente las palabras del autor de la nota, tragué saliva y sin titubear por mi decisión, leí en voz alta:
"ALTHAR, ALTHUN, RIGEM TRIAGHT, GLADEM MISTT THAR... KIREM CART"
Después de pronunciar esas palabras sin sentido, la luz de los focos que alumbraban el lugar, comenzaron a parpadear, para luego encenderse intensamente hasta apagarse por completo.
Mis manos comenzaron a temblar por el nerviosismo, pero seguía sin creer en las palabras de la nota hasta que observé una de las tantas ventanas de la biblioteca que, en teoría, apuntaban a la calle principal donde por lo general transitaba varias personas, pero esta vez era distinto, del otro lado del cristal, se veía una silueta con ojos totalmente rojos del cual sentía cómo penetraban mi alma. Del miedo, solté el libro al suelo y de este salía un líquido completamente oscuro como si sus hojas estuvieran totalmente llenas de tinta.
Una gota de sudor comenzó a caer por mi frente y salí corriendo de la biblioteca. Cuando abrí la puerta del local y todas las personas aparecieron de la nada, la gente me veía extrañada, así que decidí disimular con respecto a mi nerviosismo. Puse mis manos en mis bolsillos y comencé a caminar deprisa a mi casa. La gente no paraba de mirarme, todos, absolutamente todos me miraban con un rostro serio. No pude resistir más y comencé a correr.
Cuando llegué a la puerta de mi casa, saqué las llaves lo más rápido que pude, y me fijé que estaba temblando demasiado. Cerré los ojos para calmarme y respiré hondo, giré la cabeza y todos dejaron de verme, respiré aliviado, pero de pronto la gente se comenzó a cumular hasta crear una multitud de personas demasiado amplia enfrente de mi casa, y entre todas esas personas que se empujaban por pasar, había la misma silueta repetida en diferentes lugares entre la multitud y todos ellos, observándome detenidamente. Vigilándome.
Mi nerviosismo regresó más intenso que antes, y por suerte pude encontrar la llave y abrí la puerta enseguida. Entré y cerré la puerta detrás de mí, para luego colocar el seguro de esta.
Apoyé mi frente en la puerta y pensé que mi tormento había terminado, aunque sentía algo diferente y perverso en el ambiente de mi propia casa. Volteé, y todo estaba completamente obscuro, no podía ver ninguna de las paredes de mi casa. Con una de mis manos, traté buscar la puerta que estaba tras mío, pero no había absolutamente nada, solo yo rodeado de oscuridad total.
Mi pecho se agitaba por mi miedo, y comencé a caminar tratando de encontrar algún mueble de mi hogar para ubicarme de nuevo, pero mis esfuerzos eran inútiles y terminaba caminando diez pasos hacia al frente y desorientándome más. Luego, un gruñido me erizó la piel de toda la espalda hasta quedarme totalmente paralizado. Cuando pude recuperar control total de mi cuerpo comencé a correr sin pensarlo dos veces y, mientras corría, no lograba comprender por qué no encontraba algún mueble o pared de mi casa. El sonido se amplificaba y sentía que se acercaba más hacia a mí. No podía más. Empecé a llorar desconsoladamente hasta que tropecé con un maletín haciéndome caer con una impresionante fuerza contra el suelo. Al levantar la vista enseguida pude ver de nuevo las paredes de mi casa, pero esta vez me encontraba en mi habitación que estaba en el segundo piso. No entendí como llegué ahí.
Me levanté, y me dirigí al escritorio retirando todo lo que se encontraba sobre este, y cogí un lápiz para empezar a escribir esta carta.
Todo el lugar se está volviendo a oscurecer, escucho pisadas por todo el piso inferior y algo golpeando mi puerta repetidas veces, siento que no tengo demasiado tiempo. El golpeteo está haciéndose más fuerte.
Si alguien encuentra esta carta, no lea en voz alta el libro que encontré en esa estantería, cree todo lo que te dicen y jamás observes demasiado la silueta que te persigue después de leer el libro.
Se rompió la cerradura de la puerta y todo mi cuarto oscureció, creo que llegó mi fin. Veo de nuevo sus ojos rojos. Creo que voy a mor...
Días después, los vecinos reportaron un hedor repugnante proveniente de esa casa. Los policías llegaron y revisaron el lugar y encontraron un cuerpo totalmente mutilado con cada miembro separado del cuerpo. Al lado del cadáver estaba escrito signos que nadie entendía. Toda la casa por dentro se encontró quemada, aunque por fuera su aspecto era normal. El rostro del hombre quedó totalmente deformada y quemada.
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Me están vigilando
TerrorNarra la historia del autor de una carta tras encontrar un libro misterioso en la biblioteca. Espero que les guste.