CAPÍTULO III: Sentimientos a la luz.

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El incidente con los reporteros rápidamente quedó en el olvido para los alumnos, iniciando así un nuevo día en la Yuuei con evidente tranquilidad. Aunque no fue lo mismo para cierta azabache de ojos rojos, pues ésta seguía teniendo presente el acontecimiento de ayer, con mucho nerviosismo.

—Y entonces yo le pregunte acerca de su tercer brazo, pero al parecer se ofendió porque dije que me parecía "cool", él no opinaba lo mismo, que le parecía que me estaba burlando de él y me sacó de su tienda. Digo, ¿estaba mal lo que dije? Yo no creo que estuviera mal, sólo dije lo que pensaba. Entonces, ¿estaba mal lo que pensaba? —Hizo una pausa para darse cuenta que su amiga azabache estaba más atenta al cielo azul que a su pequeño relato—. Oye, ¿me estás escuchando, Haru? —La susodicha dio un leve respingo al sentir un pequeño toque en su hombro. 

La de cabellos azules tenía formado un puchero en sus labios—. No me estabas escuchando —reprochó mientras se despegaba del árbol en la que estaban apoyadas, para verse más firme.

Una mueca cruzó su rostro—Lo siento, Nejire. ¿Qué me decías? —se acomodó en el pasto en el que estaba sentada.

La fémina sonrió radiante, pues su amiga ya la iba a escuchar—. ¡Te decía algo sobre un tipo raro, pero eso ya no importa! Ahora te voy a contar lo que me sucedió después... —y seguida de esas palabras dichas por su amiga, se volvió a desconectar de la realidad.

Estaban en la hora de recreo, algunas veces a ese cuarteto de amigos les gustaba almorzar al aire libre, una especie de picnic. Mirio y Tamaki fueron a conseguir cosas para picar a la cafetería, mientras las dos chicas se quedaban esperando, charlando de cosas triviales.

Habían elegido ese día para comer afuera, pues era muy notorio el estado de ánimo de Haruna y quisieron despejarla, pero al parecer no estaba funcionando. En sus pensamientos, sólo se repetía la escena en donde ella se volvía a encontrar con Shigaraki y minutos después Shouta llegaba a socorrerla.

Tenía un remolino de emociones, donde dejarlos salir no era una opción. Sufría con el constante auto-control para no desencadenar problemas que traerían graves consecuencias a los demás y a ella, en especial.

¿Qué era lo que iba a hacer ahora?

—¡Llegó Mirio con la comida! 

Su poder estaba tan sensible últimamente, que la energía que emanaba su energético amigo, la aturdió por segundos. Pues ella era capaz de sentir los sentimientos de cada persona a su alrededor, aunque su rango se limitaba en los 10 metros. Un quirk para nada especial, pero en manos equivocadas, podría desencadenar una gran tragedia, ya previamente confirmado.

—Llegamos... —susurró Tamaki con la mirada gacha y en su mano izquierda, una funda con chucherías.

—¡Oh, chicos! ¡Ya era hora! —alegó la de ojos azules, levantándose fugazmente y tomando algunas fundas que llevaba Tamaki.

La azabache, quién había permanecido en silencio, miraba la escena de aquellos tres, cautivada por sus auras. Un sentimiento de felicidad la golpeó y se permitió disfrutar unos segundos, cerrando sus ojos y sintiendo la brisa de primavera mover sus cabellos.

Esto era lo mejor de su quirk.

—Veo que te encuentras mejor. —Un peso se dejó caer a su lado. Ella aún con sus ojos cerrados, sonrió.

—Gracias a ustedes —murmuró sin quitar su sonrisa.

El pecho del rubio vibró en una carcajada.

—¡Claro! Somos tus amigos, después de todo Haru-chan. —Aunque no lo veía, sabía la gran sonrisa que ahora portaba su amigo—. ¡Bueno! ¿Qué esperamos para empezar el picnic? —Su brazo envolvió a la azabache y la acercó a él, con entusiasmo obteniendo la respuesta afirmativa de los demás, quienes se sentaron de inmediato, armando todo.

Beautiful Darkness | CANCELADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora