II

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Los días pasaron muy rápido, el mes estaba a punto de terminar, habían preparado casi todo, Norma y su padre hicieron un viaje a la ciudad y consiguieron una habitansion en renta para ella, una cama y otras cosas fundamentales para su estancia en la ciudad, estaba todo listo, solo pasaría una última semana en su pueblo para despedirse.
Si bien todo mundo se alegraba por el progreso de Norma y le animaban bastante, ninguno lo hacía con tanta emoción y tristeza que Leonardo. Era su mejor amigo desde la infancia, pero también le amaba en secreto, eran vecinos y las familias de ambos se llevaban muy bien.

Por otro lado y por esos días se dió un intento por renovar el viejo ayuntamiento del pueblo. Se erigió un nuevo presidente municipal que mandó a pintar el edificio y compro nuevo inmobiliario traído de la ciudad, pidió para "aligerar" el peso de sus funciones, también de la capital un nuevo secretario, y con el un nuevo comandante para la policía municipal (el anterior ya no podía desempeñar sus labores).
Las personas de la localidad no estaban realmente seguras de si iba a ser un buen cambio o no, pero lo aceptaron de todos modos, terminaron viendolo como un posible mal necesario que podría traer un nuevo aire al pueblo, ya qué una de las propuestas del nuevo presidente era el convertir el lugar en un destino turístico a mediano plazo.
Se hizo una ceremonia de cambio de poder, y se ofreció una fiesta en honor al pueblo invitando a las localidades vecinas, lanzando la casa por la ventana. El pueblo estaba muy feliz, hace mucho que no tenían una fiesta que no fuese la de su santo patrono.
Los preparativos se realizaron en tiempo record y no se escatimó en los gastos; el nuevo alcalde invierto bastante en tener una buena fiesta. Todos se arreglaron con sus mejores trapos y a la hora prevista todos se hallaban disfrutando de la música, la comida y el baile -claro que también abundaba la bebida-. Disfrutando además del mejor entretenimiento, baile, música con bandas en vivo, una enorme feria con todo y sus juegos mecánicos y de azar, show de comedia, tapadas, jaripeo y corridas de toros.

Norma se negó a ir al baile porque no quería dejar a sus papás solos, los viejos cansados no podían ir aunque quisiesen y era motivo suficiente para que su hija no quisiera despegarse de ellos, menos faltando tan poco tiempo para marcharse. Pero a los viejos y a Leonardo no les pareció nada justo, la convencieron de que estaría bien si iba a la fiesta, debía despedirse de todos y de paso bailar un rato para quitarse el estrés de los preparativos de su mudanza. Termino por ceder e ir a bailar acompañado por su mejor amigo.
Era espectacular mirar al pueblo lleno de luz y alegría luego de tantisimas noches oscuras. Era algo deslumbrante. Fue muy simboñici y aliviane para Norma que su gente pudiese ser feliz sin su ayuda, le confortaba y le hacía sentir más tranquila la idea de su partida.
No perdieron tiempo y pasaron de juego en juego divirtiéndose, comiendo chucherías y bailando, bailaron hasta hartarse, saludando y despidiéndose de todos los presentes, gente local y personas de pueblos vecinos también. Pasando un par de horas se alejaron de la multitud y caminaron hacia un pastizal, una zona abierta que les permitía mirar a placer la majestuosidad de un hermoso cielo estrellado. Se sentaron y charlaron un buen rato recordando anécdotas graciosas de su infancia, riendo los juegos, frases y situaciones que pasaron juntos.
Se hizo un pequeño silencio en algún punto de la platica, se miraron a los ojos, y el joven y apuesto chico con una timidez enorme tomo la mano de Norma, se acercó a ella lentamente y beso sus labios, se alejo apenado y le dijo en voz baja:
-Norma... Yo... te quiero mucho.
Sonrojada la chica lo miro sin decir nada.
-Yo... Creo que no debí decir nada, ¿Verdad?- dijo Leonardo rascándome la nuca.
Norma agachó la mirada y suspiro suavemente, sonrió dijo:
-Hay Leo, no eres nada romántico ¿Sabes?
El chico se ruborizo y agachó la mirada, se hizo un silencio nuevamente, y Norma le dijo en vos baja y con dulzura:
-También te quiero Leonardo.

Leo sorprendido pero animado y con el corazón en la boca, al escuchar sus palabras le tomo la mano fuertemente y continuaron mirando la hermosura del cielo, lleno de estrellas que simulaban ser un mar, que rodeaba a la luna parecía una pequeña isla en medio de ese océano estrellado. El tiempo que es el enemigo principal de los enamorados corrió muy aprisa por ese pastizal, dándose cuenta de su paso la pareja cuando miraron que era ya la una y media de la madrugada.
Emprendieron el camino a sus casas, pero como no querian pasar por la fiesta para no retrasarse tanto decidieron continuar por pasto y cruzar el arrollo, cortarían vuelta y llegarían justo al frente de la casa de Norma.
Habían caminado 200 metros, tenían el arrollo justo frente a ellos, pero algo no iba bien. Leo se percató de una sombra que los miraba desde antes de levantarse del pasto. En ese momento creyó que era algún perro del pueblo y lo dejo pasar, pero cuando comenzaron a caminar logro ver mejor la forma de esta sombra que parecía ser más una persona que un animal. Aceleraron un poco el paso, Norma no entendía que pasaba pero seguía firme a Leo, sabía que había una razón para huir, siempre fue sensible y más de una vez los había sacado de un aprieto estando en el monte.
Pasaron el arrollo pero no lograban perder a la sombra que en lugar de alejarse parecía estar más cerca. Y llegando a un enorme árbol de un salto salió otra sombra dando un salto, haciendo que los dos chicos cayeran de espaldas asustados.
Leo abrazó inmediatamente a Norma y con voz fuerte pregunto:
-¿Quienes son ustedes? ¿Porque nos siguen? ¿que quieren?
La segunda sombra era enorme y gorda, se acercó lentamente y en silencio esbozando una sonrisa tétrica , tomo con violencia a Norma de un brazo y la jalo hacia el. Leo trato de levantarse para quitársela pero, la segunda sombre les había alcanzado ya y le golpeó fuertemente la cabeza con una rama gruesa.
-¡No, Leo! -grito Norma aterrada-.
Trato de safarse pero el hombre gordo que la sostenía era muy fuerte y no lo consiguió, grito y pataleo, tiro del pelo del hombre, le mordió la mano pero no consiguió nada.
El segundo tipo volvió a golpear a Leo y este se desmayó. Entre gritos y llantos de Norma se alejaron las dos sombras adentrándose más en el bosque que rodeaba al pueblo, riendo, saboreando en su mente las perversidades que harían con su botín.

NORMA (Reeditado y resubido de mi antigua cuenta).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora