La humanidad se había extinguido hace bastante, él no podía afirmar hacia cuanto pero para cuando él nació aquellas criaturas, que caminaban en dos patas e insistían con domesticarlos en contra de su voluntad en muchos casos, ya no estaban pisando el mismo suelo que ellos. La única prueba de su existencia eran aquellos enormes edificios a los que su madre no los dejaba ir, los automóviles abandonados a la intemperie o en estacionamientos y las historias que los más ancianos les contaban a los más pequeños acerca de lo cariñosos que eran con ellos o el comportamiento que los humanos tenían con ellos.
Antes eran dioses y ahora buscaban sobrevivir al mundo destruido que aquellas criaturas les habían dejado. Era difícil mas no imposible y aunque a los más ancianos les había costado mucho adaptarse a las diversidades de ese futuro, pero a los más jóvenes no les había resultado tan difícil porque aquella era su realidad y en ella se habían criado. No tenían mucha opción, era acostumbrarse para sobrevivir.
Ese día todo había comenzado con normalidad, excepto por la lluvia torrencial y helada que caía con tanta fuerza al suelo que cada gota causaba un dolor intenso al caer sobre el cuerpo. Por eso su madre los había ocultado, a él y sus hermanos, en un contenedor para que no se mojaran; al contenedor le faltaba una de las paredes de los costados así que les fue sencillo entrar apenas vieron caer las primeras gotas y les seria igual de sencillo salir si les fuera necesario, pero ellos sabían que no era la mejor idea ya que ninguno quería salir lastimado de forma innecesaria.
Sus hermanos no dejaban de moverse porque estaban aburridos, eran muy pequeños y se aburrían con facilidad además de que tenían mucha energía. Él, que era un poco más grande, había decidido dormitar en una esquina sin hacer mayor ruido que un ligero ronroneo tímido.
De golpe el día normal cambio cuando sintió el peso de todos sus hermanitos sobre su cuerpo, temblaban como si estuvieran asustados así que gruño fuerte para que salieran de encima suyo, se colocaran detrás de él y le permitieran ver lo que los asustaba tanto. Uno de ellos saco las patas de los ojos de su hermano permitiéndole ver sus alrededores. Se sorprendió al ver junto a ellos una de esas criaturas que caminaban en dos patas, parecía ser una hembra, aunque su tamaño era mas bien pequeño. Parecía no haberse dado cuenta de su presencia o, al menos, los estaba ignorando exitosamente.
- Wow, hace años que no veía gatos...- la voz de la humana sonaba ronca, como si no
lo hubiera usado en mucho tiempo y él no sabia si debía hacer algo o que decir, si es que podía hacer algo- ¿están solos?
Uno de sus hermanitos maulló, el sonido le había sonado ajeno pero natural posiblemente por las historias de los ancianos. Miro a la criatura, cuestionándola con la mirada y notando sus múltiples cicatrices en sus manos además de las ojeras ligeramente pronunciadas bajo sus ojos; supuso que no la había pasado muy bien hasta llegar al contenedor donde ellos estaban, además de que lo ligero de su ropa le hacía pensar en lo difícil que le habría sido llegar hasta ahí, así que decidió dejarla en paz hasta que la lluvia cesara y su madre regresara del lugar a donde se había ido.
- Son adorables y pequeños- le gustaba su voz, resultaba relajante a pesar de lo ronco.
A ella parecía relajarle su presencia también por como cerraba los ojos lentamente, quizás para descansar o quizás solo para relajarse un segundo antes de seguir sobreviviendo.
Él se preguntaba como ella llego ahí, como sobrevivió, de donde venia o si tenia familia igual que él. Aunque parecía estar sola, el nulo brillo de sus ojos no mostraba más que soledad y desesperanza. Al final no solo ellos la pasaban mal o al menos no tan bien como quisieran y recordando el pasado continuamente sin haberlo siquiera vivido. Sus hermanitos ya se habían acostado sobre las piernas de la criatura de dos patas, pero él aún se mantenía apartado, por su desconfianza natural, pero comenzaba a hacer frio en el contenedor producto de la lluvia que aun caía afuera. Lentamente se acerco a ella, a un lado de una de sus piernas, para dormir tranquilo.
Ahora comprendía el anhelo de los ancianos por el pasado.
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Futuro
Ficção CientíficaEl fin del mundo ha llegado, bienvenidos al amanecer de un nuevo mundo. -Colección de cuentos de ciencia ficción-