Capítulo 8.

2.5K 180 139
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





2016.

—¿Crees que el rito de Chüd funcionará? —me preguntó Ben.

—Bueno, es el único plan que tenemos —me encogí de hombros—. Y yo siempre he confiado en Mike.

Todo el club nos separamos pero Ben y yo coincidimos caminando por las calles de Derry, ninguno sabía a donde ir, pero pronto tendríamos que separarnos.

—Pero separarnos todos me parece estúpido —hablé—. Separados nos hace débil ante eso, y cuando no estuve con vosotros, después de pelearnos... fue de mal en peor.

No, no lo recuerdes, Dina. Ya lo olvidaste, aunque volver aquí hace que viva todo eso otra vez.

—Me acuerdo que después de dividirnos, aunque nosotros seguíamos viéndonos pero tú siempre estabas con Bill y Bev, Henry Bowers y sus amigos nos dieron una paliza a todo el club (menos a Eddie, que estaba encerrado en su casa) —recordó—. Y cuando logramos escapar de ellos, volvimos a ver a Bowers en Neibolt como una cabra apunto de matar a Mike.

Lo miré, empezando a recordar más de lo que quería.

—¿Te lo encontraste en ese período de tiempo entre la paliza y lo de Neibolt? —cuestionó, mirándome.

—No —respondí.

—Dina... te veías rara. Y llevabas marcas rojas, moratones y más tiritas de lo normal, y sé que eso puede ser por los síntomas de tu I.C.A.D, ya que me decías que uno de ellos eran la presencia de heridas, moratones y avaces huesos rotos.

—Sí, entre eso y ser torpe, no sé como sigo viva —dije.

—Digo que te veías rara porque parecía que te habías tomado ese tipo de pastillas que te daba tu abuelo para curar las hemorragias que, obviamente, no sientes que tienes.

—También eran para los huesos, para que no se me rompieran de repente por la enfermedad. Me puede pasar en cualquier momento, y mi abuelo tenía miedo de eso.

—Pero esas pastillas... te relajaban, y te hacían pensar en otras cosas.

Paré de andar, y él enseguida paró.

—Ben, no pienses cosas raras. No era droga, y no me pasó nada —mentí.

Él iba a decir algo más, pero entonces vi donde paramos: la cantera.

Aquí tuve uno de mis encuentros con eso, donde casi muero ahogada, así que no pienso quedarme aquí.

—No pienso volver a esta puta cantera —le dije, empezando a alejarme.

—¿Qué?

—Tan solo eso, nunca volveré aquí.

Di media vuelta y me fui de Los Barrens, y seguí andando mientras intentaba pensar cuál sería mi tótem.

DISCOLORED ━━ richie tozier ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora