DISCOLORED ━━ richie tozier ✓

Capítulo 7.

—Conozco esto como la palma de mi mano, seguidme  —nos indicaba Ben.

Seguimos caminando por los matojos de Los Barrens, y recordé que por aquí estaba la entrada a la choza bajo tierra...

—¡Ya me acuerdo! La puerta de esa casa bajo tierra que construiste, Ben, estaba por aquí —habló Richie.

—¡Es verdad! —exclamó Beverly.

—Recuerdo que debería estar... —decía Ben, saltando en su sitio, hasta que el suelo cayó y Ben detrás.

Me asomé al agujero y ahí estaba la choza, con Ben tirado dentro.

—¿Te has caído? —ironicé.

—Sí, estoy bien —se levantó—. Podéis bajar, es seguro.

Me agaché para bajar por las escaleras de madera, y cuando estaba por la mitad puse mal el pie y caí de culo a la choza. En momentos como este me alegra no sentir dolor.

—¿Te has caído? —copió Ben mi sarcasmo anterior.

—¿Te atreves a usar mis propios hechizos contra mí, Potter? —dije, divertida.

Vi que alguien me estiró una mano y la tomé, me ayudaron a levantarme del suelo y vi que se trataba de Richie.

Le sonreí.

Entonces, vi que Eddie sacó la pelota que perdió hace 27 años jugando con mi raqueta. Y dijo que nunca metería la mano ahí...

—Tú y Stan me debíais una de esas y no me la devolvisteis —le dije a Eddie, mientras los demás miraban alrededor.

—Le dije a Stan de ir a comprarte otra, pero dijo que seguramente al día siguiente se te olvidaría.

—¡Estuve dos semanas enteras mirándoos mal para que os acordaráis sin que os dijera nada! —exclamé.

—¿¡Así que por eso nos mirabas mal!?

—¡Tío, joder, era obvio!

—¡No, no lo era, joder!

Y de la nada, rompimos a risas.

—Creo que Dina y Eddie han perdido la puta cabeza —les susurró Richie a los demás.

Al dejar de reír, miré las cosas que habían sobre una mesa y ahí estaban algunos de mis libros y cómics que dejé aquí. Que tiempos...

Oímos un ruido salir de un rincón, y todos miramos hacia allá.

—¡Tiempo de flotar! —oímos.

Se pusieron todos a la defensiva y yo cogí un palo de madera que había ahí, y me fui acercando.

Un momento, aquí están todos, pero... ¿y Richie?

De la nada, salió él del rincón riéndose de nosotros. Todos bufamos.