Al cabo de unas horas, Timmy y yo estábamos sentados en el balcón de la habitación mirando el cielo y fumando unos cigarros. Estuvimos en silencio unos largos ratos, y la noche no parecía terminar.
"¿Cómo vas con el estudio?" le pregunté. Sinceramente no sabía qué preguntarle.
"Bien" dijo y se mantuvo callado.
"Yo también" dije aunque no me preguntó. Me miró, sus párpados le pesaban, caían en sus ojos y no podía ver sus pestañas deslumbrantes. Tenía una mirada poco esperanzadora.
Ignoré el hecho de que me seguía mirando mientras yo ahora miraba al frente. Terminé mi cigarro y me puse de pie para estirar mi cuerpo. Eché una mirada hacia adentro y noté que mis amigas seguían durmiendo. Cerramos con llave la puerta para que no nos molesten. La música seguía sonando cual truenos en tormenta eléctrica.
"Tengo un poco de sed, iré a buscar algo ¿quieres que te traiga?" le pregunté.
"Si, por favor. Una birra" dijo y asentí.
Me marché de la habitación y bajé velozmente las escaleras. Una vez en la cocina, tomé dos vasos de plástico de la mesada y nos serví a Timothée y a mi un poco de cerveza fría. Me di la vuelta y estuve a punto de chocar con alguien, pero lo esquivé pronto. Era Jeremy.
"Lo siento, Stella" dijo él al darse cuenta. "Venía a saludarte y no vi que llevabas vasos en las manos" dijo. Me sonrió.
"Oh... no pasa nada" dije. Intenté sonar tranquila, puesto que el pulso me corría a mil, pero creo que no se notó.
"¿Quieres ir afuera? Vamos a jugar un juego"
"Uno que se trata de seguir bebiendo, ¿no?" pregunté y nos reímos. "Si, déjame llevarle algo a un amigo y te alcanzo"
"Te espero aquí" dijo él.
Traté de ir corriendo, sin volcar, escaleras arriba. Tenía que llevarle la bebida a Timmy y volver a donde estaba Jeremy. Esta suerte no se desperdicia.