Daría lo que fuera por verlo de nuevo,
A ese niño pálido que vive en el bosque no le hace falta nada
Los árboles lo consienten, lo tiene todo
Sus ojos grandes rodeados por una delgada línea marrón me imploraban que lo siguiera
Y lo seguiría de nuevo, cuantas veces fueran
Me perdería con él en el bosque, otra vez
Moriría por él, de nuevo
Si sus pequeños dedos fríos me guiaran a mi sepultura, no dudaría en tomar su mano.
Sin palabras, sin respirar
Sin pensar
Pero aquí me dejó, esperando por él, en el fondo del lago frío
Sola
Con miedo,
Pero va a regresar, lo sé, e iremos a vivir al bosque
Dónde el silencio de los árboles nos acompañará.