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Mi mente especulaba incesantemente sobre su belleza, en ella habitaba un candor delicado y complaciente que no había visto yo jamás antes. Que parecía ella haber inventado. Con su pelo y su ropa y su voz.

Esa voz, que hoy parecía dedicada especialmente para mi. Aunque aceptaba, como derrotada, que no era de esa manera. Que la voz de Roseanne estaba hecha para ese escenario, para ese público, para esas luces y esos colores y esas canciones románticas que no estaban dedicadas a mi. Sin embargo siempre me había gustado fantasear con la idea. Pues yo estaba enamorada.

Yo estaba enamoradísima. Más de lo que cualquier persona en la marea de gritos podría estar. Mi amor era más intenso que la sórdida algarabía y pegaba con más fuerza que las luces en mi piel.

Estaba enamorada de Park Chaeyoung. Que representaba cada letra de la palabra Love.


Y ella se encontraba allí, charlando con alguien del staff.



Siempre había un deseo en mi alma de mantener un resquicio intocado, y mi cansancio o mi ira o mi amor no eran más que un secreto que nunca me atrevería a revelar, un secreto que amenazaba con aflorar hoy.


La prisa de la actuación, el ruido y los colores tragándolo todo bajo los focos me habían dejado una sensación de poder efervescente. Y la música parecía seguir en mis huesos, mis oídos aún vibrando al compás del ritmo. Con el regusto de júbilo, como encontrándome ebria sin siquiera saberlo.


—Hey, ¿puedo decirte algo?—Le pregunté, tocándole el hombro, y ella se echó el cabello hacia atrás mientras me oía y se despedía con un gesto de la encargada. Me afirmé de uno de sus dedos y la conduje a un lugar, a cualquier lugar, mientras la música de la presentación de Jisoo golpeaba cual si las paredes fueran tambores, apenas atravesándolas, aunque llegando a nuestros oídos igualmente.



—Hay algo que necesito decirte —Expliqué, sin mirarla y sin soltar un segundo su dedo. Y ella sonreía sin más, siempre lo hacía. Rosé era una mentirosa extraordinaria.


Reuní aire, con la entrada del mismo recuperando algunos de mis sentidos. Ella me miraba con atención, buscando adentrarse entre el ruido para un mejor acceso a mis palabras, y algo en esa mirada que me daba dio vida a una duda que arremetía las fisuras de la confianza que había reunido.

Dejé mis manos sobre sus hombros, deteniéndome, sintiéndome como un enfermo que debía desacelerar un segundo para poder tomar un respiro. Rosé soltó una risilla corta y suave, que atesoré en mis oídos hasta que el sonido se hizo distante, alejándose junto las palabras que tuve la intención de decir, y que ahora yacían olvidadas en el escenario en que Jisoo hacía magia.



—...Que tú eres... —Dije, mirándola a los ojos, que brillaban incluso con la escasez de luz y la ausencia de los focos que solían cegarnos—, eres mi mejor amiga, Rosie. Y..., y estaré siempre agradecida de que estés conmigo. Te quiero mucho, mucho... Por favor seamos amigas siempre.



La sonrisa de Rosé, que hasta ese momento se hallaba desparecida, volvió a crecer en su rostro, sus pómulos recogiéndose cuando sus labios se separaban para, todavía con una sonrisa, agradecerme con dulzura.


Siempre había un deseo en mi alma de mantener un resquicio intocado, y mi cansancio o mi ira o mi amor no eran más que un secreto que nunca me atrevería a revelar.

Mi cansancio era el que sentía en los pies. Mi ira, el comprender que el amor no estaba realmente hecho para nosotras dos. Y mi amor, era Rosé.


Y estaba bien, porque seríamos amigas para siempre. Y podríamos para siempre decir que el amor era nuestro. Pues la E es incluso más de lo que quienquiera que adores pueda amarte.





   L-O-V-E

L.O.V.E ₰ chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora