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- Estamos aquí reunidos para celebrar la unión en matrimonio de Min Yoongi y Park Jimin. — sé que esto no está ocurriendo, pero el ímpetu de mis deseos es tan fuerte, que logra transformar la realidad.

Ante los ojos de todos, Jungkook y Tae están emocionados a punto de unirse en matrimonio, mientras nosotros los observamos un poco más retrasados; pero en mi realidad, Jimin-ah está de mi brazo, temblando y a punto de decir “si, acepto”.

Al mes de conocernos, ya estábamos saliendo, no éramos novios pero lo seríamos.

¡Dios, que mierda es saber todo lo que ocurrirá!

Demoramos bastante en decidirnos a estar juntos y fue ahí donde Namjoon entró en acción. El, con su astucia y alocada existencia, nos preparó una de esas sorpresas que te dejan con la boca abierta. Ambos llegamos al mismo lugar, después de seguir las pistas de nuestra amigo, recorrimos el parque en sentidos contrarios y al final del camino nos encontramos.

Minnie llevaba un ligero buzo de gaza celeste, con el levemente revuelto y una flor del mismo color sujetándolo de un costado. Yo iba con short blanco y una camisa cuadrilles medio abierta; era verano y estábamos de vacaciones en Miami, su tierra. Esa fue la primera vez que compartí con ellos, todo por Jimin.

Ok si, yo obviamente tenía sabido de antemano como nos encontraríamos y que sucedería, pero repito, vivir las cosas junto a el hacían que valiera la pena querer revivirlas una y mil veces.

En ese parque vimos el atardecer, nos besamos, nos dijimos todo –sin tapujos-, nos pusimos de novios y esperamos que anocheciera para prometernos, ante la majestuosa luna, estar siempre junto a el otro.

La fiesta comienza y todos bailan y gritan emocionados. Jungkook lanza el ramo y Namjoon no duda en pasar por sobre todos para alcanzarlo; luego parten el pastel, se toman las respectivas fotografías, bailan el vals y sonríen a los invitados. Todo lo protocolar.

Mientras yo sigo tildado viendo como todo transcurre. No tengo fuerzas, tiemblo completamente al saber que falta tan poco. No quiero, solo dios sabe cuánto ruego porque no ocurra lo que tiene que ocurrir.

Alguien llega por mi espalda y me abraza, el calor que me transmite es único, sé que es el, siento su aroma, acarició sus pequeñas manos y sin voltearme, permito que otra lágrima caiga por mi mejilla. Jimin-ah no me ve y eso es un punto a favor, porque no sé qué responder si pregunta que me sucede.

- Vamos. — me secó los ojos rápidamente y giro para abrazarlo.— Te compuse un tema - Susurro a su oído.

- Yoonie ¿En serio? — sus ojos brillaban como dos luceros.

- En serio. — le sonrío y fugazmente junte nuestros labios.

- Quiero escucharlo ¿Dónde está? — preguntó curioso con una sonrisa ladina.

- Hay un pendrive en la radio del auto — Él vuelve a sonreír, feliz, halagado por el regalo.— Tienes que escucharlo solo. — Asiente despacio, sabe muy bien la vergüenza que me da mostrar mis canciones, por lo mismo no dice nada y seguimos bailando.

Mientras nos envuelve la música romántica, le susurro al oído la primera parte del tema. Sé que todo está acabando, el tiempo ya no es mi aliado.

Cuando vives sabiendo lo que ocurrirá, anteponiéndote a los hechos sin quererlo, entiendes que el verdadero sentido de la vida no es vivirla de la forma que quieras, sino dejándose sorprender. Porque aunque todos digan que cada quien toma sus propias decisiones y que el destino está en tus manos, no es así, todo está escrito, predicho, prescrito. Todos somos títeres de esa fuerza superior que nos guía según su conveniencia.

Con Minnie estuvimos de novios dos años desde esa tarde en el parque, el primer año nos fuimos a vivir juntos y a los meses después ya teníamos pretensiones de formar una familia.

Pero esa misma noche en el bosque tuve la primera visión sobre el final de todo, ahí me enteré como terminaría lo que recién comenzaba con el. Así de maldito fue el destino conmigo. Cuando comenzaba a soñar con un futuro hermoso y normal, me cortaron las alas.

Desde esa noche busqué la forma de cambiar todo, pero no pude. Nunca se pudo destronar al destino, amo y señor de todo. Yo solo fui un juguete en sus manos.

tiempo | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora