Y allí estaba nuestra pequeña Alice, nerviosa porque este sería su primer día de clases, oh, pero este era realmente especial, aparte de que asistiría a la preparatoria, era la primera vez que la dejaban salir de los departamentos habitacionales de los laboratorios de las afueras de Pasadena, California
Alice si que había dado batalla para que Mark (Su encargado designado de cuidados) le consiguiera el permiso necesario para salir y así poder asistir a una escuela de verdad, con alumnos de verdad y salones de verdad, sin mencionar a los profesores porque sí que los había tenido durante su instancia.
Se encontraba guardando sus útiles escolares en la mochila rosa fosforescente que le había regalado Amy una doctora o mejor dicho, Psiquiatra, que se había ganado la total confianza de Alice después de que hubieran trabajado juntas desde los 8 a hasta los 12 años de edad de Alice. Amy no era la persona mas alta en los laboratorios pero si que en comparación a Alice le ganaba por unos cuantos centímetros, tenía una cabellera rojiza que la caracterizaba en todo el lugar, su piel era blanca casi pálida pero había dejado de serlo cuando había ido a vacacionar a las costas mexicanas ahora era algo así como bronceada, algo extraño pero que la hacía verse bien, daba la impresión de que no tuviera esos treinta y tantos de años que en realidad poseía.
- ¿Estas Lista? - preguntó Amy amablemente, hasta ella sabía que Alice estaba nerviosa, sabía la respuesta a su pregunta pero aún así la hizo mas como un gesto que brindara calma a su pequeña ex-paciente.
- Sí, aunque un poco nerviosa - He ahí la respuesta premeditada por parte de Amy.
- No pasa nada, es solo un día de muchos, no hay porque sentir nervios, ademas, ve el lado bueno de las cosas, allí nadie te conoce -
- No es que alguien me conozca, no salgo mucho de mi habitación - La verdad, era que no salía mucho de los departamentos del laboratorio debido a las condiciones "Especiales" que poseía.
- Está bien - suspiró Amy dejando caer sus hombros - Allí, como en ninguna otra parte, nadie te conoce, lograrás hacer amigos con lo atractiva que eres, no es que quiera sonar mal pero hasta que creo que alguien tendrá fantasías contigo esta noche - Su tono de voz sonaba dudoso, dudoso de lo que ella había dicho, debido a que no sabía como reaccionaria la adolescente de 17 años que tenía frente suya.
- ¡Amy! - reprochaba Alice mientras Amy no dejaba de reír a carcajadas, algo que le hacía gracia puesto a la mala situación por la que estaba pasando, pero que no expresaba frente a los demás para no dañarlos de cierta manera.
-Es broma, tranquilizate, pero de lo atractiva que eres ni quien lo dude, mira, ven, acércate - dijo mientras le daba la mano esperando que se la tomase y así lo hizo Alice (tan obediente como siempre); Amy la llevó hasta el espejo donde el reflejo de dos mujeres una mas joven que otra y unas mas sana que otra se veía.
-Cuando camino por las calles y veo a todas las niñas de tu edad me digo "Ninguna es mas bella que mi Alice" -
-Ajá - respondió de manera indiferente Alice, ella bien sabía que no era la mas bella mujer de todo el mundo o mas bien la adolescente mas bella pues había visto fotos de actrices y modelos con rostros perfectos o cuerpos esculturales, nada parecidos a ella.
- No, es verdad, tu cabellos castaño, largo y ondulado, no hay persona que niegue que es hermoso - dijo Amy mientras se lo tocaba con las puntas de sus dedos - Esos ojos marrones con los que cargas tampoco te hacen mal - mencionó mientras hacía la seña de "Te estaré vigilando" a el espejo lo que hizo sonreír a Alice - tu piel pálida pues ni hablar, ademas, algunos hombres consideran a las mujeres de baja estatura como las mejores, las mas dulces, tiernas e inocentes - «Estoy cerca del uno sesenta y cinco, no soy tan alta, ja» pensó Alice.
Mientras las dos chicas se veían frente al espejo, Mark acababa de recargarse sobre el marco de la puerta, se había pasado la mano por el rostro tratando de desaparecer el estrés acumulado después de una corta discusión con su superior quien aún dudaba sobre la salida de Alice de las instalaciones, después de unos minutos viéndolas, habló.
- Chicas - en ese momento las dos voltearon a la vez - Ya es hora de irnos, Alice -
Los vellos de los brazos de Alice se erizaron tras escuchar esas palabras, el nerviosismo la invadía de nuevo.
- Anda, no te pongas nerviosa - le dijo Amy, disimulaba estar tranquila pero tanto ella como Alice sabían que no lo estaba.
- Cómo si no lo estuviera ya - Alice, a pesar de los nervios, trataba de bromear y así aligerar el ambiente, acto seguido a sus palabras, Amy le dio una palmada en la espalda, lo que significa que en verdad, era hora de irse.
Alice caminó en compañía de Mark, todo el personal de los laboratorios conocía a Alice, todos la saludaban de beso o mano al verle pasar; todos estaban emocionados porque sabían que Alice salía de ahí. Un minuto antes de salir por la puertas de cristal que daban al exterior, Mark le dedicó una sonrisa como preguntando si estaba lista y ella solo asintió con la cabeza.
Todo el trayecto, del laboratorio a el instituto, Alice parecía estar fascinada, no era muy común que saliera de ahí. Entre tantos estudios y practicas apenas tenía tiempo para ella, la razón parecía estar justificada por todos los médicos, tener a una "Paciente" con capacidades especiales (como poder conocer lo que piensan las personas) era algo extraordinario y merecía ser estudiado, pero para Alice no había justificación.
«Solo soy una chica de 17 años con un "don" especial, pero ello no significa que soy mas o menos que las otras personas» era lo que ella siempre se repetía, cada vez que despertaba, todos los días.
El coche aparcó cerca de la entrada, el instituto era gigantesco desde fuera, tenía una fachada moderna, como si recién lo hubieran remodelado, tenía unos jardines con flores y arboles que comenzaban a florecer anunciado la llegada de la primavera. Vio a todos los adolescentes que caminaban hacia la entrada principal y se le hizo un nudo en la garganta, el asombro había dado espacio a los nervios, Mark pareció notar aquello y le tomó la mano en señal de apoyo, este gesto tranquilizo a Alice.
- Ya estamos aquí, no puedo quedarme pero creo que ya sabes que tienes que ir a la dirección para pedir tu horario de clases - le decía, tan cuerdo como siempre, con aquella voz que brindaba tranquilidad y fuerza a Alice.
- Sí, ya, no llegues tarde a la junta con el Señor Lambert y te recomendaría que dejaras de preocuparte por tu empleo, sé que él no te despedirá - Alice contestó mientras pasaba su mochila por el hombro y abría la puerta del coche.
- ¿Cuantas veces te he dicho que no leas la mente de las personas? - Mark parecía una madre cada vez que regañaba a Alice.
- No sé, unas... ¿Dos? - bromeaba ella, siempre tan bromista a pesar de la situación por la que se encontrara pasando. Mark solo sonrío y Alice cerró la puerta del coche.
Se dirigió a la entrada y una vez estando frente a ella se dijo.
«Tranquila por fuera, nerviosa por dentro».
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Es sólo parapsicología, Alice
Science FictionAlice es una chica de 17 años, divertida y simpática, quien casi nunca sale de su hogar pues sus dones psicológicos la hacen diferente de las demás personas, pero un día irá a la preparatoria como todos los de su edad, aquí encontrará personas que l...