Prólogo

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Sientes, te emocionas, vives. Vives la vida como si fuera a escaparse de tus manos. Los sentimientos a flor de piel, un corazón a punto de estallar. Y un atraco que resolver, un atraco al que poner punto y final.

"Raquel, después de todo esto, tú y yo nos vemos en la playa".

Aquella promesa que se desvanece con el paso de los días, las semanas. Entonces solo piensas que, joder, esto tiene que salir bien. Revives aquel beso apasionado en el Hangar, la última vez en la que pudiste saborear sus labios, probar la dulzura de vivir.

La arena, el mar, las olas que llegan a la orilla. Todo te parece un jodido infierno sin ella. Te sientes perdido. En ese momento decides dejar de soñar, de recordar. Solo quieres quedarte en esas risas apagadas. Su sonrisa dibujada en los labios. Joder, porque como te miraba cuando hacíais el amor noche tras en noche en su apartamento. Contra la pared, acallando sus gemidos.

Dejas de vivir, de sentir. Conoces otras mujeres, te diviertes, sales a beber para olvidarla. De bar en bar cada sábado de madrugada. Derritiéndote en otra piel. Suspirando de otros labios. Pero nada de eso funciona, pues la imagen de ella sigue en tu cabeza, se repite una y otra vez, con rapidez.

Esa era la jodida vida que llevaba Sergio Marquina, El Profesor. El hombre más buscado en toda la faz de la Tierra.

Un pensamiento penetra profundamente en ti. Buscas aquel teléfono que te regalo Río, antes de que la banda se disipara. Te sabes su número de memoria, tecleas rápidamente. Tras dos bruscos tonos, escuchas su voz.

"¿Si? ¿Hay alguien?"

"¿Sergio?"

Pero eres incapaz de articular palabra y solo se te ocurre colgar de inmediato. Te consume la rabia. Había cometido un error. Se había enamorado de la persona equivocada. Sabía que tenía que rehacer su vida, tal y como lo estaba haciendo ella. Pero se rendía a la primera de cambio.

Pronto, llegas a la conclusión de que hagas lo que hagas, no podrás olvidarla nunca y eso te quema por dentro. Decides enviar a uno esos hombres serbios, de los que tanto hablaba Helsinki, para vigilar su estancia en Madrid.

Los dias pasan cada vez más despacio, sin embargo cuando realmente crees que vas a morir de dolor, descubres que el amor de tu vida a decidido volver a tus brazos. Un billete de avión hacia Palawan. En las próximas veinticuatro horas.

Esperas durante lo que te parece una eternidad en aquel bar de playa. El sol radiante ilumina tu rostro. Se te va salir el corazón del pecho cuando por fin vuelves a verla. A lo lejos. Escuchas su voz, de nuevo. Y no puedes esperar para devorar sus labios como antes lo hacías.

𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐑𝐞𝐠𝐥𝐚𝐬 | 𝐒 & 𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora