Nyx tomó el último trago al delicioso jugo de maracuyá, cerró los ojos mientras disfrutaba del ácido y dulce sabor inundar su sentido del gusto, al mismo tiempo que los felices y dolorosos recuerdos inundaban su mente, adueñándose de esta y estrujando su corazón sin piedad alguna.
Cuando abrió los ojos de nuevo, el último de los líderes abandonaba la mesa en medio de lo que parecía ser una llamada de emergencia, Nyx observó la expresión curiosa y expectante de la joven de rostro angelical frente a ella, sonriendo sutilmente, una sonrisa que sólo era perceptible por la adorable forma en la que las comisuras de sus labios se remarcaban.
-¿Hiciste esto sola? -preguntó, la sonrisa de Ópalo se amplió, recargándose sobre la mesa en un gesto del todo infantil, asintió.
-Me levanté al alba y pregunté a la primera sirvienta que me encontré en los pasillos por la cocina y... -comenzó a explicarse-; ¿Te gustó?
-Estuvo delicioso -respondió, sonriendo apenas, tragándose el nudo en su garganta-; en especial el maracuyá, no hay muchas personas que lo sepan preparar correctamente -le dijo.
-¡Oh! El secreto está en que los maracuyás estén...
-Muy maduros -dijo al mismo tiempo que ella, Ópalo se mostró sorprendida, pero de inmediato su encantadora sonrisa se hizo presente.
-Sí, las sirvientas me dijeron que los tirarían, así que decidí hacer el jugo.
-He notado que lo preparan con maracuyás muy frescos y no es el mismo sabor. No había probado uno así de bueno en décadas.
Nyx contempló los recuerdos en su interior, todas las veces que Xin Er la había despertad con el desayuno preparado y sin falta una jarra del dichoso jugo, su Corazón había sido una guerrera formidable, fiera e implacable, pero no dejaba de ser un ángel, Xin Er había poseído todas y cada una de las habilidades que les conferían a estos, era maravillosamente habilidosa en casi cualquier ámbito. Ella había sido quien le dijera el secreto de la bebida.
-Si sabes cómo prepararlo bien, ¿Por qué no lo haces? -ladeó el rostro cual cachorro.
-¿Crees que tengo el tiempo? -replicó, con un tono neutral, pero que por lo que sabía, sonaba demasiado duro para las demás personas, y sin duda, Ópalo no sería la excepción, cuando la sonrisa de la joven desapareció, Nyx maldijo silenciosamente.
-Claro, yo... Lo siento -se disculpó, levantándose de su silla y rodeando la amplia mesa-; recogeré todo.
-Por supuesto -le dejó hacer.
Nyx la observó por unos segundos, pero cuando notó que su mirada no hacía más que ponerla más nerviosa, cuando dejó resbalar uno de los platos y este azotó con los que ya tenía apilados, aunque sin llegar a romperse, Nyx suspiró y se levantó, ayudándola mientras miraba vagamente el jardín que rodeaba la pérgola bajo la cual habían desayunado.
Otra diferencia remarcable entre Xin Er y Ópalo era la reacción que habían tenido ante su natural tono dominante. Mientras Xin Er la había retado, Ópalo estaba tratando de esconderse de ella y alejarse.
Lástima que en ninguna circunstancia Nyx fuera a permitir que algo así sucediera. La joven no tenía idea de lo que ella representaba, no importaba las cosas que le hubieran dicho el día anterior, para Nyx, apenas le había dicho media página de lo que su padre, Íker, había y todavía representaba para la sociedad Volsheny, y todo lo que conllevaba que ella llevara su sangre.
Nyx la acompañó por los pasillos sosteniendo una de las charolas con los trastes sucios hasta la cocina, donde una de las sirvientas que más tiempo llevaba con la asociación las recibió, y cuando Ópalo se disponía a lavar todo lo que había usado, la mujer se había negado en rotundo, disculpándose por haberla dejado, en primer lugar, cocinar ella misma.
ESTÁS LEYENDO
To Dazzling Darkness
FantasyEl sol y la oscuridad se fusionaron en una misma esencia que le daba vida así, al desastre que evitaría el fin de dos mundos. "El sol confió en la oscuridad. Y la oscuridad la amó"