— Ven a mi departamento ahora
No la dejo contestar porque el chico ya había cortado la llamada, se vistió con los primero que encontró en su closet y salió corriendo lo más rápido de su casa, estaba angustiada porque su novio la había llamado por emergencia, temía lo que le hubiera pasado. Con un nudo en la garganta envío imaginarse lo peor. En su voz no había un rastro de diversión, todo lo contrario le hablo en un tono serio.
Solo estaba a una calles del departamento, estaba sin aliento por haber corrido casi media hora, porque si, el departamento de su novio queda a media hora de la casa de la chica.
Subió al elevador retomando un poco el aliento, salió de este y corrió por el pasillo buscando el departamento del chico.
No tenía porque golpear o llamarlo ella sabía la contraseña del departamento. Entro cerrando la puerta con cuidado y se apresuro a la habitación de Hyunjin.
— ¡HYUNJIN! — grito y al no tener respuesta se angustio más.
Se sentó en la cama y comenzó a llorar, ¿fue muy tarde? No, claro que no, el estaba bien.
Su mirada se poso en una cajita de color, tratando de recordar entre lo más recondito de su memoria pero no había nada.
— Hola princesa — dijo el pelinegro apareciendo por la puerta de su habitación. No dudo y se lanzó a los brazos de su novio llorando — Perdón por preocuparte.
— Eres un tonto, corrí de mi casa hasta aquí para ver si estabas bien
— Estoy bien porque te estoy viendo.
Se sentaron en la cama, la chica le hizo una señal a Hyunjin, pronto entendió a lo que se refería, la caja que este tenía en su cama.
La tomo entre sus manos y se acercó dónde su novia, la puso en su regazo y nuevamente vio Gi
— ¿Quieres abrirla?
Asintió con un poco de miedo, no recordaba esa caja y tampoco la había visto. Bueno si la había visto pero no sabía dónde. Le entrego la caja de color blanco y comenzó a retirar la tapa con sumo cuidado.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y desearía que fuera un sueño.
— Pensé que la habías tirado
— ¿Por qué la tiraria? Si era el único recuerdo que tenía de ti.
Vieron las fotos, las cartas cursis que se habían entregado hace varios años ya. Le daba felicidad ver nuevamente esos recuerdos.
— Llenemos una nueva caja con nuestros yo de ahora.
Sonrió sin mostrar sus dientes y acepto.
Sacaron la cámara que Gi siempre llevaba consigo y comenzaron a tomar las tan deseadas fotos.
(....)
— ¿Te parece si este fin de semana salimos?
— Me parece perfecto.
Beso la frente de la castaña para luego darle un abrazo, ya era costumbre esas despedidas que se daban frente a la casa de ella. Y también no era de esperarse que Félix la molestase porque el calculaba el tiempo para salir a la ventana y espiarlos un poco. Solo un poco, quizás desde que llegaban hasta que se despedían, aproximadamente unos 15 minutos.
Entro como todas las noches, con una tonta sonrisa y con sus ánimos altos por el simple hecho de verlo y saber que él está bien.
— Por favor usen protección — se burlo, la chica salto en su sitio.
—¿¡Estuviste espiando otra vez?!
— Es divertido, verlos babiando el uno por el otro.
— Yo no espió cuando tienes sexo con alguna de tus conquistas Lee
— Está bien, está bien. No te enojes.
Lo miro mal y paso por su lado.
— Solo ten cuidado.
Asintió y se dirigió a su habitación.
-----🍃✨-----
— No quiero sobrinos todavía — bufó el pecoso a sus dos amigos. Ambos se sonrojaron y la castaña le pegó en el brazo.
— Yo quiero ver la casa en orden, Yongbok
Se despidió y el auto arranco.
La vista era hermosa, ver como el atardecer se hacía presente era algo hermoso. Iban cantando, conversando y riendo. Este sería un día que ninguno de los dos olvidaría.
Pararon frente a una casa, esta se encontraba en la playa.
— Bienvenida — hablo el chico dejando las maletas en la entrada de la casa y cerrando la puerta.
— Wow, es hermosa — el chico la rodeo con sus brazos y comenzó a besar su cuello haciendo que ella cerrara los ojos.
Dió la vuelta y busco sus labios. Enrrollo sus brazos alrededor del cuello del pelinegro y este la acercó más mientras sus manos se encontraban en la cintura de su novia.
El beso comenzó a tomar intensidad, a pasos torpes comenzaron a subir las escaleras para la habitación con cama matrimonial, antes de llegar el chico hizo que su novia enrrollara sus piernas en la cadera de él antes nombrado. La acostó en la cama y siguió besando sus labios y su cuello.
— Podemos detenernos ahora — separó sus labios un poco.
— Quiero hacerlo
— Quiero que sea especial princesa
— Es especial porque es contigo.
Dió paso a un segundo beso más intenso, sin duda sería una noche que jamás olvidarían.
Hola! Volví, espero que les guste y no escribiré Lemon porque no se como narrarlo. No sé olviden de votar y nos vemos en el siguiente.
Dai-n.