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Bien, era un nuevo día, y un nuevo día siempre procuraba ser algo mejor o peor que el ayer.
Debía mantenerse positiva, a pesar de haber visto a un "chico muerto" en sus sueños hace unos días, no debía pensar que veía fantasmas; «solo no te quedes dormida y todo estará...»
—Ahora que lo pienso, no me has dicho tu nombre señorita—golpeo su cabeza suavemente.
—¿Eh?, ¿Por qué...?—miro a sus alrededores dándose cuenta de que se encontraba en un lugar algo extraño, el piso estaba levemente lleno de agua llegando hasta sus tobillos y había una especie de árbol de cerezo en una colina—. ¡Espera!, ¿Qué haces tú aquí?—una cara de espanto se asomó en su rostro.
—¿Ya no me recuerdas? Qué mala eres niña—se cruzó de brazos frunciendo los labios a modo de molestia, pero luego una sonrisa burlona apareció en su rostro—. Solo bromeo.
—No me parece gracioso—respondio seria y desconcertada.
—Bien, te estás desviando del tema, ¿Cuál es tu nombre?
—Creí habértelo dicho la otra vez.
—La otra vez estabas tan asustada de mi que querías irte y evitarme—una lágrima de cocodrilo recorrió su ojo limpiandola con una falsa tristeza—. ¡Pero no es hora de pensar en eso!
—Bien, soy Nene.
—¿Solo eso?, ¿Es tu nombre artístico o qué?
—Soy Yashiro Nene, y si tuviera un nombre artístico créeme que no sería el nombre de una leyenda urbana—refunfuño, el chico se sintió ofendido y la ignoro hasta que después saco algo de su chaqueta.
—Ten esto—le entregó una especie de llavero con una luna como soporte mientras volvía a acomodarse la ropa.
—¿Te gusta el espacio?—cuestiono con una débil sonrisa.
—Sí, creo que es hora de que te vayas Yashiro-san, estoy seguro de que tu amiga debe estar esperando—acaricio su cabello haciendo que por inercia está cerrará los ojos para después darle un leve golpe en la cabeza.
—¡Nene-chan! Apresurate, el club de jardinería está por comenzar—¿Por cuánto tiempo durmió?, ¿Y cómo es que Aoi la encontró tan fácilmente siendo que está se encontraba en la azotea? Nada tenía sentido en este mundo—. ¡Nene-chan!, ¿Estas bien?—se acercó con cautela mientras su rostro se volvía triste.
—Aoi, ¿Cómo sabías que me encontraba aquí?—la pelimorada la observó distanciándose un poco y luego sonrió.
—Le pregunté a un grupo de gente y me dijeron que estabas aquí—explico y tomo su mano—. Ahora, apresurate, debemos plantar esas flores ya—la ayudó a levantarse mientras caminaban hacia las escaleras.