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Redivivo

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Seokjin's P.OV. - Octubre 2019

Es tarde por la noche y hoy ha sido un largo día de trabajo, el jefe se ha vuelto loco, lo único que busco es llegar a casa y poder relajarme en silencio.

El viento de otoño es escurridizo y tajante, aún más por la noche, así que para evitar un poco el frío, me envuelvo mejor en la fea bufanda amarilla de lana que llevo puesta. Camino a paso tranquilo por las calles ligeramente vacías, sintiendo mis pies levemente entumecidos a causa del pavimento helado. Acelero el paso para llegar rápidamente a mi casa y tratar de evitar un resfriado. Quizás sea solo la paranoia causada al caminar solo a estas horas de la noche teniendo únicamente la iluminación de las parpadeantes farolas, pero la inquietud de que alguien o algo esta a mis espaldas observándome es persistente y pesada.

Decido ignorarlo, sigo caminando y después de un rato lo olvido. La inquietud vuelve y mis cinco sentidos se ponen alerta de manera inmediata, volteo la cabeza con lentitud mirando de reojo para encontrarme con absolutamente nada más que la calle desierta y aun así decido acelerar mi paso levemente con el miedo creciendo poco a poco al sentirme perseguido. Ese miedo comienza a volverse irracional ya que, a pesar de que me cercioro repetidas veces de que no hay nada a mis espaldas el temor sigue instalado en mi pecho y me impide respirar apropiadamente. Comienzo a casi trotar con un ligero temblor por todo el cuerpo, las ansias comiéndome la cabeza pero me detengo en seco plantando mis pies en el piso. Probablemente parezco un tonto actuando de esta manera sin razón aparente en medio de calles tan tranquilas. Suelto una ligera risa al imaginar lo idiota que luzco, me imagino que como un demente. Regulo mi respiración fácilmente y continuo caminando a paso normal tratando de serenar mis pensamientos aunque en la parte más instintiva de mi cerebro esa incertidumbre no hace más que fortalecerse e incrementar. Finalmente llego a casa; un complejo de departamentos entre los pocos que puedes encontrar en un pueblo pequeño de menos de 5000 habitantes como lo es Jasper, Canadá.

Subo las escaleras mirando a los lados con inquietud, tratando de convencerme de que es solo la falta de sueño y el exceso de trabajo y cafeína en mi sistema lo que me hace estar así de paranoico.

Al llegar a mi piso busco distraídamente las llaves entre mis bolsillos y las saco con manos sudorosas y temblorosas lo cual hace más difícil insertar la llave en la cerradura de igual forma finalmente lo logro y rápidamente entro cerrando la puerta de golpe recargándome de espaldas sobre esta, inhalo y exhalo, solo eso. A tientas busco el apagador con la mano y enciendo las luces que iluminan el pasillo de manera acogedora, no puedo evitar suspirar con alivio pues, a pesar de que aquella sofocante sensación sigue presente, puedo sentirme más seguro ahora entre las paredes de mi hogar.

-Ah, finalmente llegue a casa - suelto en un susurro cansado

Me reincorporo y camino por el pasillo con los ojos cerrados hasta mi habitación mientras me despojo de la bufanda. Finalmente abro los ojos al llegar y veo una sombra pasar velozmente por el rabillo del ojo, como un espejismo e inmediatamente giro mi cabeza pero no hay absolutamente nada.

-Es solo el cansancio - Me digo en voz baja, tratando de convencerme. Después de todo había sido una semana exhaustiva en el trabajo y la sugestión que naturalmente causa la oscuridad de la noche está surtiendo efecto. Doy pasos arrastrados hasta llegar a mi cama sentándome en la orilla mirando fijamente a una esquina de la habitación tomando a tientas mi pijama. Al fin me permito relajar los músculos colocando cansado cada prenda, sintiendo la cálida tela rozar sobre mi piel que a causa de las gélidas ventiscas de otoño sigue fría.