Adicciones.

88 7 1
                                    

Me sigo ahogando en un vaso de alcohol, porque lo creí vacío.Y ahora sobretodo, es que quedan sorvos de licor para tratar de anestesiar este sentimiento tan sombrío.

¡Oh! Dulce olor a vino fino, tu no eres más que un licor ardiente con infulas de grandeza. Pero cosechas la misma aspereza en mi garganta. E incluso la misma resaca putrefacta que mañana tras mañana invade mi cama.

Me siento como un cigarrillo, que se va consumiendo tan lento, que tal vez es que el tiempo se quedó sin aliento.El tiempo tiene cáncer, y yo aún tengo mucho humo por soltar. Pero ya no hay quien inhale. Y mi vida, tal vez se apague, tal vez el viento me arrace.

Esta oscuridad es mi droga, es mi adicción. Tal vez, en lo más profundo, no me quiero desintoxicar. He intentado tantas veces salir del abismo. Pero siempre vuelvo a caer en el, a veces parece tan alto, que creo que no resistire. Salto y salto, y nunca termina esta pesadilla.

Soy tan adicto a esta depresión continua, a este insomnio y a estas lágrimas malditas y divinas. Soy adicto a tu sonrisa, que supera cualquier licor y cigarrillo. Adicto a esos ojos, amor, que reflejan oscuridad y demencia. Adicto a tu labios que me roban el alma en cada plazo de tiempo, cada vez más rápido.

¿Que esperas para estar junto a mí? Mi dama fría como el hielo, y que hace en mi pecho tal fuego de infierno. Soy adicto a ti. Sin las fuerzas suficientes, para seguirte por ahí.

Aflicciones de un poeta. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora