Los Tacones Del Tutor II

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- ¡Así no! - me gritó Hardin por centésima vez -Talón-punta, talón-punta.

Ya estaba más que estresado conmigo.

-¡Eso estoy haciendo! - le grité de vuelta.

-¡Por supuesto que no! Estás haciendolo al revés - resopló cansado.

- Ya no quiero hacer esto, me rindo - refunfuñé mientras me tiraba al sofá.

- Mundana - murmuró, pero alcancé a escuchar perfectamente.

Eso era inaudito -Repite eso, Muggle asqueroso -lo señalé con mi dedo índice.

Él se puso de pie - Mundana - repitió sin titubear.

- Tú, hijo de Snow.

- Okey, Okey, eso ya es pasarse. - puso sus manos al frente suyo, como diciendo "basta".

- Tú te lo buscaste con lo de mundana. -fruncí el ceño y me crucé de brazos -¿Por qué no mejor te pones tú los malditos Tacones y me enseñas, mundano. - me quité los Tacones y se los estampé en el pecho.

Él se quejó de dolor, pero aceptó de igual modo.

Eso iba a ser muy gracioso.

Minutos después se paró del sofá con los Tacones negros de mi madre bien puestos y se paseó frente a mí.

- Ten en cuenta la cadera, debes contonearla de un lado al otro con sutileza - hizo exactamente lo que indicó - recuerda que el tacón va primero que tus dedos y no te mantengas viendo tus pies -se veía tan divo - ¿Entendiste? - Asentí con la cabeza - ahora cierra la boca antes de que caiga la saliva al suelo.

Cerré la boca avergonzada y lo observé mientras se quitaba los Tacones - Ahora inténtalo.

Tomé los Tacones y me los puse, intenté hacer lo que él, pero no me salió ni remotamente parecido a lo que él hizo ya que mi pie se iba hacia un lado y hacia el otro, igual que el día anterior.

- Eres un caso ,completamente perdido -Se cubrió los ojos con la mano y negó con la cabeza en señal de decepción.

-Perdona ¿vale? Esto no se me da - fruncí el ceño de nuevo mientras me sentaba en el sofá nuevamente.

Él se acomodó los lentes y me miró a los ojos por un microsegundo antes de agachar la cabeza de nuevo - Intenta utilizarlos aquí en casa - subió la mirada al notar mi silencio y vio mi cara de desentendida -Que los utilices cuando vayas a ir al baño, a la cocina, salir al patio y eso.

- Ah, supongo que intentaré no quedar coja - sonreí con falsedad.

- O matarte bajando las escaleras.

- Que lindo, gracias por darme más razones para temer - le hablé con voz melosa y falso agradecimiento.

- Es un placer. - sonrió falsamente por primera vez desde que lo conozco.

- No quiero hacer ésto - suspiré.

- ¿Entonces por qué lo haces?

- Porque... -suspiré - Una de mis bandas favoritas va a venir éste año a la gala de otoño y la que gane el reto de Blair Waldorf, podrá estar con ellos... y tomarse fotos... y hablar... y puede que uno de ellos se enamoré de mí y me lleve consigo a sus giras y no tenga que volver a ver a los idiotas del instituto.

Él se rió tímidamente y se acomodó bien sus lentes -Lees muchas Fanfics.

Me reí levemente - Sí... Debería dejar de hacerlo.

- ¿Has... Has... - suspiró - Leído After?

-¡¿Qué si qué?! - prácticamente grité - Lo amo, me voy a la chingada con el pinche Hardin.

Él sonrió de nuevo.

¿Había mencionado que su sonrisa era hermosa? ¿No? Pues debí haberlo hecho hace rato.

- Gracias por eso, pero puedo ir al trabajo solo - bromeó evitando mi mirada. Yo solté una risotada estrepitosa.

Cuando intenté calmarme, Hardin habló enseguida--¿Te gustan los chicos malos? - su ceño se frunció e hizo un raro gesto con su nariz.

- No me gustan los chicos malos, me gustan los personajes literarios, hay una gran diferencia.

- Entiendo - asintió con la cabeza mientras miraba sus manos y jugaba con ellas.

- ¿Y tú? ¿Cuál es tu tipo de chica? - me atrevo a preguntar.

Hardin pareció pensarlo --No me gustan como las chicas de la mayoría de los libros, esas que son indefensas, pero difíciles que al final terminan llorando, me gustan más las valientes e independientes... Como la protagonista de Shadow Hunters.

- Claro --niego con la cabeza --, ya mañana va a aparecer en tu puerta una Nefilim.

El que río esta vez fue él.

En serio no me cansaba de ver su sonrisa.

- Ya quisiera, nena - negó con la cabeza.

- ¿cómo me llamaste?

Jamás hubiera pensado que él era del tipo de chicos que llamaban a las chicas así.

--Yo, lo siento, es que no... yo sólo... - sonaba nervioso -me tengo que ir... adiós. - se despidió con la mano y se dirigió a la puerta.

- Oye, no, espera, yo no... - salió tan rápido que ni siquiera pudo escucharme - no estoy enojada.

Me había quedado sin un posible nuevo amigo y sin un nuevo tutor.

Bravo, Hayden, bravo.

Sin más, me puse a practicar con los tacones de nuevo, bailando al ritmo de la bella voz de Shawn Mendes y Camila Cabello llamada Señorita.

Sin duda mañana me va a doler el trasero de tanto caerme.

☆☆☆

Bueno, bueno, patatas...

¿Quién cree que Hardonio es muy tierno a ratos?

Veinte votos y sigo

Muajajajajjaa

Bye.

Cómo Ser Perfecta y No Morir En El IntentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora