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     —Prefiero un Mai Thai —sugirió Jimin al camarero disfrazado de un atuendo muy parecido al de un marinero mientras sus ojos bordeaban la contextura física de Yoongi estando a su lado—. Y para mi amigo un Long Island, es la bebida más fuerte de este club ¿verdad Yoongi?

    —Si la vas a pagar tú —Min evitó el ruido de la música al igual que su mirada, Jimin intentaba unirlo al grupo pero parecía una tarea ardua que tratar.

   Bueno, poniendo las pautas a su orden. Para Yoongi si tan solo hubiera pensado con astucia,y plantearse una, dos, tres, y hasta cuatro veces sobre la decisión de ser una mejor persona, que si no lo fuera no correría el mínimo riesgo de entrar a un gayclub... Espera ¿eso existía? ¿Existía una palabra llamada gayclub o fue imaginación de su trastornada mente? Si, efectivamente. Desde ese día firmó su sentencia de muerte con aquella banda de locos trastornados también corrió el peligro de que su tranquila (y aburrida) vida de escuela se fuera directo al tragante de un simple lavamanos.

   Pero el pensar fugazmente si su destino fuera otro, aterraba también. Min, el primer día de conocerlos recordó cada detalle. A Hoseok desnudo, la felación que este le dio en la bañera, Namjoon con el plato de palomitas en el piso manchando con el queso la alfombra enchapada, un Jin enfadado. Luego a Jungkook y Taehyung mirándolo como permanecía sin medir ni una sola palabra viéndolos a todo, Jung Hoseok le había tocado el hombro observando con una mirada intransigente para guardar el secreto que sucedió en el baño y después de ese turbio rato había entrado una joven.

   Una joven, inválida y con la personalidad más cínica que pudo haber encontrado y su peor recuerdo fue haberle lamido sus piernas. Gran error, grandísimo error y todo porque así era como aceptaba ser parte del grupo pero Yoongi quería en cuanto ante salir, desaparecer y no verlos jamás sólo había aceptado con la excusa de tenerlos como amigos y sin ningún vínculo que lo atara a ser un delincuente con altos cargos delictivos.

   Luego de ese día la escuela sería su peor enemiga. Taehyung permanecía más tiempo en su aula que en la suya misma, y se encontraba a Jimin en los recreos fuera de eso ninguno los ha visto. Y resulta ser que el fin de semana iba a una cita en conjunto para pasar el rato sin aburrirse. Razón que al proponérselo Taehyung no aceptó, sólo después y por las malas formas.

     Y ahora se encontraba en una pelea psicológica en aceptar cada par de tragos que pasara por la parte de su mesa y mantenía la mirada fija (y pérdida) en sus piernas absteniéndose a mirar al frente. Su cuerpo levemente inclinado y espasmos que crispaba su cuerpo cada vez que el frío viento chocaba contra el ventanal que estaba más abierto.

   Un lugar bastante aceptable y como es imprescindible cada característica cuenta. Como el olor a añejo, las reliquias de antes colocadas en muchos lugares. Incluso cuando Min había subido las empinadas escaleras notó la variedad de asientos abstractos azules y rojo cereza que rellanaban la sala (una sala con pocos visitantes), se asombró mirando la infinidad de tragos que estaban en el mostrador de la barra, y en el momento que hecho un vistazo hacia arriba por poco se le cae la labia, una gran cantidad de tacones pegados como un sonajero, tacones que brillaban al dar con la esfera de luz.

   Era inconcedible semejante lugar, parecía de otra costumbre un época bastante pasada de moda pero que conservaba ese lujoso toque moderno, Yoongi no podía subestimar lo que el Distrito 12 ocultaba.

   Los asientos que reservaron, los cubrían con muchos cogines teniendo los asientos libres de ellos pero era magnífico. Del audio brotaban unas míticas canciones de cantantes aspirantes a reconocerse más como Lana del Rey.

『  Distrito 12  』↦ Yoonmin Vhopekook Namjin BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora