Nuestra vida.

637 27 23
                                    

“Ellas siempre te preferirán a ti, y eso está bien.”  Dice Skeet a su esposa, luego de haber acostado a sus hijas.

Mädchen lo mira con ternura y entrelaza sus dedos, acerca sus labios a la mano del castaño y la besa.

“No siempre me eligen, cuando hacen travesuras y me enfado, buscan consuelo en ti.” Habla en voz baja la rubia. “Son tan perfectas, nunca creí que esto pasara, Skeet. Me encanta tener esta vida y más si tú eres quien me acompaña en el transcurso de ella.”

Ambos se sonríen y se acuestan a dormir. Mañana comienza la rutina escolar y laboral, y quieren que salga todo excelente.

“Buenos días, dormilonas.” Skeet susurra a sus hijas, Alice y Tina. Las niñas se revuelven, más no se despiertan.

“Bueno, entonces mami y yo iremos solos a comer pizza luego del trabajo.” Al oír eso, las pequeñas se levantan de golpe y cada una corre al sanitario de su recamara.

“Papá, Tina siempre quiere ir primero.” Se queja Alice cruzándose de brazos y enarcando una de sus rubias cejas, como las de su madre.

Desde el baño se escucha la risa de la otra pequeña.

“Ah, qué curioso. Yo creí que había sido Alice quien entró primero que Tina.” El padre ríe y le guiña al ojo a su hija, que le voltea los ojos sin causarle nada de gracia ese comentario.

“Apresúrense, es el primer día y no quiero que ninguno lleguemos tarde.” Exclama la joven madre desde afuera.

“Tina es fea, yo no.” Luego de decir eso, entra al baño sin importarle que ahí esté su hermana.

“Son idénticas, amores míos.” Grita Skeet para salir del cuarto.

Ya cuando todos están listos, Mädchen besa a sus hijas en la mejilla y ambas se despiden de sus padres para ir al colegio. El autobús escolar espera frente a la casa de los Ulrich.

“Estamos haciendo un buen trabajo, cariño.” La rubia la dice a su esposo y ellos también salen de casa, cerrando con seguro la puerta y abordando su auto para ir al trabajo.

Pasa el día sin novedades, a eso de las cinco de la tarde, Skeet llama a su mujer, está preocupado por ella y sus hijas, no ha sabido nada desde que la dejó en la empresa donde trabaja. Cuando fue al colegio le dijeron que la madre las había retirado.

“Mädchen, demonios, atiende.” Masculla al escuchar el tono para dejar el mensaje de voz.

Por otro lado, la rubia estaba con sus bebés de compras. Apagó su móvil y se le olvidó por completo avisarle a su esposo.

Luego de comprar unos vestidos, zapatos y algunas muñecas para las niñas, decidió comprarles unos helados de barquilla para luego irse a casa. Esa misma noche saldrían todos a cenar pizza y quiere darle una excelente presentación a su hombre.

Enciende el celular y le llegan muchos mensajes de él, de inmediato le marca para no seguir preocupándolo.

“Amor, gracias al cielo contestas.” Dice al recibir esa llamada.

“Lo siento, es que salí con las niñas y se me pasó comunicártelo.”

“No importa, ¿dónde están?”

“En el centro comercial, ahora mismo vamos a casa.”

“Las espero, te amo, y a ellas.” Cuelgan y Mädchen toma de la mano a sus hijas para salir de ese lugar.

Al llegar a casa, la rubia saluda a su esposo y sube rápido a su habitación, dejando a las niñas con su papá.

“Cómo les fue a mis chicas?” Pregunta Skeet.

“Bien, papi. Mi mamá dijo que debíamos vernos lindas para ti.” Exclama Tina con una sonrisa.

“Por eso fuimos a comprar cosas bonitas.” Dice la otra niña viendo a su hermana con complicidad.

“A mí me fascinan tal cual se ven, cada día me enamoro más de ustedes.” Skeet abre sus brazos y las gemelas corren hacia él, luego las besa en sus regordetas mejillas haciendo que ellas estallen en risas.

El castaño carga a sus bebés, una con cada brazo y los tres se dirigen arriba, a ver qué hace Mädchen.

“¡No!” Exclama en cuanto ve que alguien abre la puerta. “Si es mi hermoso esposo, por favor, no entres.”

Skeet ríe y por una rendija la ve. Está con lencería color rojo y se coloca labial del mismo color.

“Mami, ¿podemos pasar?” Inquieren las pequeñas de siete años.

“Ustedes sí, ya tienen que vestirse.”

La madre les extiende la ropa que ellas se colocarán y las envía a darse una ducha por separado. Cada que se bañan juntas, toman sus juguetes y se quedan ahí por más de media hora, charlando de cosas inocentes, jugando con sus muñecas y se demoran mucho tiempo.

Ninguna protesta por la orden de su madre y Tina deja que Alice entre primero al baño.

Por otro lado, Skeet está en la recamara de huéspedes, arreglándose para la velada de esa noche. Se mira en el espejo y nota lo feliz que se ve. Sus ojos, aunque no la estén mirando a ella, brillan de amor, su boca se abre en una sonrisa, a pesar de no oírla reír ni hablar, y toda su cara deslumbra por el simple hecho de levantarse y lo primero que ve es esa melena dorada que tanto ama.

Involuntariamente se le escapa una lágrima y la seca con el dorso de su mano, ve su anillo de bodas brillar y suspira como un adolescente enamorado.

Se viste con un esmoquin color negro, una camisa blanca desabotonada al principio, decide no usar corbata y busca sus relucientes mocasines para combinar el atuendo.

Baja a esperar a su mujer e hijas en la sala, toma su celular y comienza a ver un poco las redes sociales.

Diez minutos transcurren cuando escucha pasos por las escaleras.

Se levanta del sofá y ve los clones, bajar. Alice lleva un vestido color negro, tiene un lazo rosa intenso y unas zapatillas del mismo color que la cinta que hace el lazo. Su cabello está recogido en una coleta alta y perfectamente peinado. El color azul brilla en sus ojos y va tomada de la mano con su hermana.

Tina, por otro lado, lleva un vestido color rojo de tirantes, muy parecido al de su madre, zapatillas negras y el cabello suelto. Sus ojos, iguales a los de su hermana, azules y brillantes.

Lo más resaltante de estas niñas es la cadena que tienen en su cuello. Una fina cadenita de oro, con una “A” y “T” de dijes.

Ambas nenas esperan en la puerta, aún tomadas de la mano. Pero, sin duda, la respiración de Skeet se detiene al ver a su mujer apareciendo.

Lleva un vestido color negro hasta las rodillas, mostrando sus largas piernas. Los tacones son aguja, dorados y enseñando el delicado pedicure de los dedos. El cabello recogido en un moño que la hace ver elegante, y su sencillo maquillaje hace que resalte cada rasgo de su cara.

“No…no tengo palabras.” Dice el castaño cuando Mädchen llega al final de la escalera. “Te amo, te amo, te amo.” Le da cortos besos para no arruinar su labial.

“Créeme, no tendrás palabras luego de la medianoche.” Susurra solo para que él escuche. “Te ves hermoso, cada día me enamoro más de ti.” Vuelven a unir sus labios en un corto, pero tierno beso.

“Ya vamos.” dice Alice claramente fastidiada de seguir esperando.

Ellos ríen y salen de casa directo al restaurante.

La velada fue increíble. Ordenaron una pizza, bebieron soda las niñas, mientras los adultos pidieron una botella de champán, de postre una torta tres leches y cada minuto fue risas, muestras de amor y unión familiar.

Al llega a casa, era muy tarde. Las pequeñas estaban rendidas en los asientos de atrás del carro. Skeet toma a Alice y Mädchen a Tina, las cargan y al entrar, las llevan a su cuarto. Las visten con sus pijamas y las cobijan, dándoles un beso de buenas noches.

“Entonces?” “Aún nos queda algo pendiente.” La pareja entra a su habitación y cierra con seguro, a veces las niñas se despiertan por algunas pesadillas y abren sin tocar la puerta.

“Siempre tendremos algo pendiente, y es magnífico.” La rubia desliza el cierre de su vestido y lo quita lentamente, saca sus tacones sin importar que caigan desordenados. Se deshace de su elegante moño y queda frente al hombre de su vida solo en ropa interior.

“Hermosa, como siempre.”  Dice él y comienza también a desvestirse.

Sin demorarse mucho, ya están tumbados en la cama, amándose como solo ellos saben, tomando todo del otro, y entregándose a ese amor que juraron tenerse hasta la muerte.

“No imagino una vida sin ti, no me gusta siquiera pensarlo.”  Confiesa él abrazándola por detrás. Estando acurrucados y completamente desnudos.

“Pues no lo pienses, aquí me tienes y así va ser siempre.”

“Nuestra vida es la mejor etapa que estoy cruzando, sabía que eras la indicada y no me arrepiento de nada, Mädchen.”

Ella se voltea y lo besa pasando sus manos por el cabello castaño.

“Te amo y estoy agradecida por todo, eres mi vida, tú y nuestras hijas.”

“Me las imagino de grandes, con sus problemas de adolescentes, siendo las mejores amigas, hablando contigo de sus amores, y por supuesto, sumergidas en lo que más les guste hacer.” Skeet suspira y la mira con esa mirada que a ella le fascina, como si solo existiera ella, y sí, para él solo es Mädchen Amick.

“Sí, y seremos más adultos nosotros, tus celos en cuanto a ellas serán grandes.” Ambos ríen y se abrazan mucho más.

“Seremos más felices de lo que ya somos, te amo, amor.”

“Y yo te amo a ti.”

Se besan y poco a poco van quedándose dormidos.

Justo así fue nuestra vida, en otra vida.


______

Lo mejor que he leído es esto, y sí, es de Aprilsaa

Deseo que algún día tengan una mejor amiga como ella. Mientras tanto, aprovecho mi suerte.

Skädchen OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora