Querida mamá.
Te echaré mucho de menos cuando me internen.
Siempre has sido mi confidente y no se que haré sin ti metida en cuatro paredes.
No diré mucho aquí, solo que te amo demasiado, sé lo que duele que un hijo esté enfermo, y lo sé porque para mí Sarah fue como mi hija, y cada vez que ella enfermaba yo siempre estaba ahí.
Has tenido una vida dura y se que será un descanso que yo me vaya, tendrás una carga menos.
No te preocupes, Sarah ya mejorará, debe ser horrible tener dos hijas enfermas, pero ya me iré, mamá.
No quiero que estés triste porque perdiste a una hija, solo recuerda que yo estaré mas feliz, ¿sabes? Dejaré de sentir tanto dolor, además de que ya no tendrás que pagar mis millones de medicinas, solo dona las que ya compramos a la Asociación, ellos lo agradecerán.
No quiero falsas esperanzas, mamá, no quiero estar meses en una cama esperando mejorar, yo vivo en la realidad, y sé que el doctor les dijo que las probabilidades de que yo sobreviviera eran casi nulas, no moriré por cáncer, no quiero y me niego completamente a eso.
Cuando me vaya, si tienes dudas, consulta a Annie, ella sabrá todo lo que debe decirte.
Perdón por mis berrinches, perdón por ponerme en tu contra, pedóname por todo, por favor.
Te amo, mamá.
Phoebe.
Posdata: ¿podrías por favor comprar un Girasol todos los domingos y llevarlo a mi tumba? Sabes que amo los girasoles.