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You rocked my world, you know you did And everything I own I give The rarest love who'd think I'd find Someone like you to call mine
|You rock my world - Michael Jackson|
Él mueve su cuerpo y sobre todo sus hombros al ritmo de la canción sintiendo la felicidad que le transmite dicha canción. Ve a través de su ventana la bella, hermosa y reluciente luna; hacerlo significa que su hora de crear ha iniciado. Él suele tener la creencia de que solo por las noches puede ser una persona productiva y creativa, ya que por el día suele ser más razonable y seguir las reglas dichas por la sociedad común, cosa que lo aburre. Pero por las noches, se siente libre.
"Simple y sencillamente soy más imaginativo y delirante cuando la luna sale." — pensó.
Solo hay una cosa que suele disgustarle de todo esto y eso es que temprano por la mañana debe ir a la escuela, evidentemente no lleva un buen horario de sueño y, por ende, es complicado tomar toda la información que le brindan y aprendérsela. Pero la contraparte es que no puede dejar de crear por las noches, ya que es su único momento y método en el que puede liberarse.
Camina hacia el sofá, en donde dejó su laptop y libreta, luego de bailar; se lanza sobre él y abre su libreta en alguna hoja limpia, es su lienzo en blanco de la noche.
¡Hora de escribir!
Mira la hoja en blanco y trata de crear alguna situación en su mente de la que pueda inspirarse para su escrito del día. No tarda ni cinco segundos antes de... Sí, distraerse. La situación que lo distrajo fue ver a un pequeño gatito negro sentarse sobre el marco de su ventana. — Hola, amigo. — El pequeño felino lo mira y le responde con un maullido. — ¿Qué traes en tu pata? — pregunta al divisar algo blanco rodeando la patita del felino, pero al estar algo alejado de la ventana no nota diferenciar lo que es. Deja su libreta a un lado y se levanta para acercarse al gatito. — ¡Hey! ¡Espera! — exclama cuando el felino escapa escaleras arriba, él sale también por la ventana y lo sigue subiendo por las escaleras de emergencia del edificio.
Solo alcanza a subir hasta el piso superior al suyo puesto que un grito lo hizo detenerse y al gato también. — ¡Ramón! ¿¡Qué haces afuera, pequeño travieso!? — pregunta una joven muy bonita a ojos del muchacho; pero si la describimos se podría decir que trae puesta la ropa más holgada y añosa de su hermano, su cabello pelirrojo estaba atado en una coleta alta y esponjada debido a sus rulos sin definición y su rostro era cubierto por unas gafas de lectura. — Sabes que es octubre y las brujas querrán sacrificarte. — amenaza al felino, mientras lo tomaba para adentrarlo a su habitación. El pequeño no hizo objeción alguna, está acostumbrado al temperamento de su humana.
— ¿Brujas? — Ella se sobresalta asustada al oír una voz desconocida y debido a la impresión soltó al felino, ella voltea a mirar buscando al causante y él sonríe algo nervioso, pero al mismo tiempo entretenido por la situación. — Lo siento, no quería provocarte un mini infarto. — se disculpa.
