**12/May/2021**
Estoy sentada en el sofá de un consultorio, sintiendo cómo el peso de los días me arrastra hacia la tristeza. Frente a mí, Richar, mi psicólogo, me observa con paciencia, como si esperara que en cualquier momento decida romper el silencio que pesa en la habitación. Él no me presiona; simplemente está ahí, dispuesto a escuchar, tal como lo hacía Pato.
Pato... Ella era la única con quien podía compartir mis sueños más extraños sin sentirme juzgada. Cuando Rony murió, me encerré en mí misma y alejé a todos, incluyéndola. No quería que estuviera atada a alguien que se negaba a ser rescatada de sus problemas. Intenté hacer lo mismo con Logan y Sango, aunque ellos no se dejaron. Se quedaron, a pesar de lo difícil que era estar conmigo. Ahora me siento más sola que nunca. Sango sigue siendo mi mejor amiga, aunque no puedo compartir esto con ella como lo hacía con Pato.
Richar, finalmente, rompe el silencio:
—¿Quisieras hablar ahora? —su voz es calmada, invitándome a abrirme—. Estoy aquí para escucharte.
Dudo, mirando hacia la nada. ¿De verdad quiero compartir esto? La necesidad de desahogarme es más fuerte.
—Volví a tener ese sueño y, como siempre, todo inicia tal como lo recuerdo… —comienzo, dejando que las palabras fluyan—. Estoy bajando por las escaleras de un inmenso palacio. Llevo puesto un vestido largo de muchos colores, adornado con flores blancas, mariposas azules y unas enormes alas que se mueven suavemente con cada paso. Las miradas se posan sobre mí, llenas de expectación y juicio.
Paso uno a uno frente a cada chico, como en cada repetición del sueño, hasta que llego al chico número 29. Sus rizos dorados brillan bajo la luz suave de la sala y sus ojos me miran con una intensidad que me deja hipnotizada. Por un momento, todo lo que deseo es detenerme ahí, junto a él, romper el ciclo que este sueño ha repetido tantas veces. Mis pies no me obedecen, empiezan a avanzar por sí solos, alejándome de él, llevándome hacia donde siempre termina este sueño: con el chico al final de la fila, el que he elegido una y otra vez sin saber la razón.
Intento detenerme a medio camino y luchar contra la fuerza invisible que me arrastra, pero es inútil. Es como si estuviera atrapada en este destino, incapaz de cambiarlo.
Entonces, todo se derrumba. El palacio desaparece y me encuentro en oscuridad absoluta. No puedo ver nada; solo siento un frío opresivo y el sabor amargo del miedo. Palpo a mi alrededor, buscando alguna salida, algo que me saque de este vacío. De pronto, una pequeña rendija deja entrar un débil rayo de luz que ilumina unos barrotes de madera. El hedor de la suciedad me golpea, tan fuerte que me cuesta respirar.
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The Unlucky girl
RomanceEl pequeño y complicado mundo de esta chica, ¿cómo era su nombre? ¿Zanahoria? ¿Zahoria? Oh, esperen, es Saori. En el caótico universo de Saori, parece que la fortuna la ha olvidado. Sus probabilidades de éxito son como encontrar una aguja en un paja...