Capítulo 1- Parte 1

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La alarma sonó a las cinco, desperté en automático, como todos los días, ya ni siquiera sé por qué la pongo, es la misma rutina desde hace diez años, desde que murió mi madre.

-Aquí vamos otro día monocromo-, me empezaba aburrir de esta vida a mis casi dieciséis años no sé qué es vivir realmente, he vivido siendo la marioneta de mi padre y así será hasta que él muera, al menos lo único que me consolaba era la música, lo único que me hace sentir humano en este mundo.

Me metí a la ducha teniendo en mente una lista de qué haría, clases con la institutriz -No asistía a clases mi padre insistió en que me dieran clases en casa- después esgrima, el almuerzo y lo único que agradecía eran las clases de violín y piano.

Otro día más, otro día como marioneta, somos la copia de alguien más, ya no quería eso, todo el mundo cree que somos la familia perfecta, las personas solo quieren ver lo que quieren ver, nunca ven la que hay más allá. El agua fría de la ducha recorría mi cuerpo, me hace sentir despierto, en la mañana y la noche era el único tiempo que tengo para mí.

Joseph Moonligth Villa Real hijo de un famoso empresario de electrónicos y filántropo, hijastro de una actriz que bien podría ser mi hermana, e hijo biológico de una pianista latina de aspecto europeo. Así todo el mundo me veía, heredero de una gran compañía, un niño prodigio. ¿Pero, quién es en realidad?, ni siquiera se contestar esa pregunta, vivo y me educan para ser la copia de mi padre ¿qué es lo realmente quiero? ¿ Quién soy? ! Ha es tan confuso¡.

Me mire al espejo me parezco demasiado a mi madre, a excepción de los ojos esos son de mi padre, cuando era pequeño mi cabello cobrizo y mis ojos azules, hacía que resaltara bastante y mi usaran de modelo infantil. Desde hace dos años mi padre mi padre me obliga a teñirme el cabello de negro, para que me parezca más a él.


-Buenos días señorito- me saludo María cuando salí de mi habitación, estaba con un habitual uniforme de ama de llaves y su cabello canoso en un chongo y una mirada esmeralda muy dulce, como el de una madre, ella es mi nana y mejor amiga.

-Buen día María-

-Sus padres lo esperan en el comedor-

-Así que ya volvieron-

-Me temo que sí, pero no temas mi niño ya sabes dónde encontrarme por si te aburres- dijo guiñándome el ojo, enserio esta mujer era un ángel.

Camine por los largos pasillos adornados por numerosos cuadros comprados en subastas, todos sin vida, a pesar de los grandes ventanales por los que entra la luz sigue siendo sombría, fría, sin vida.

Llegando al comedor, ahí estaban, mi padre sentado a la cabeza de la gran mesa de cedro tomando una taza de café y Miranda mi querida madrastra a un lado de él.

-Buenos días- dije en seco y Miranda solo me regalo una sonrisa, debo de admitir que es bastante bonita, trae puesto un vestido casual azul marino, que resalte con sus ojos grises y su piel de porcelana, su cabello miel ondulado peinado hacia un lado, es bonita y demasiado joven como para ser mi madrastra.

-Buenos días- respondió mi padre igual de seco, sin siquiera mirarme y se lo agradezco su fría mirada azul me daba escalofríos a veces. A pesar de ya tener cincuenta años mi padre sigue igual de imponente, su cabello canoso con raíces negras esta peinado hacia atrás, vestido con un traje negro corbata roja y sus ojos azules sin brillo hacia que cualquiera lo respetara.

Después de que María me trajera de comer todo transcurrió en silencio, no se hablaba a excepción de que que se pidiera la sal o el azúcar.

Si así era siempre, llegaban de algún viaje y nunca hablaban de lo que paso o sobre lo que he hecho.... no siempre fue así, hubo una época en donde todo fue diferente.

-Joseph- la voz profunda de mi padre hizo que se me enchinara la piel- llamo tu institutriz, y por cuestiones personales ya no te dará clases- no si estas son buenas noticias, porque tengo un mal presentimiento.

- ¿Vendrá algún sustituto? – me animé a decir, lo peor es que no haga ningún comentario.

- Me temo que no- su voz es calmada y tiene una ligera sonrisa ok esto peor de lo que pensaba, él nunca sonríe.

-Dime hijo ¿Cuántos años tienes? –! genial¡, mi propio padre no sabe mi edad.

-En un mes cumpliré dieciséis- y diez años de estar atrapado.

- Y dime, ¿no te gustaría asistir a la escuela? – oficialmente me volví loco. Simplemente asentí con la cabeza, no sécómo  reaccionar. Aunque hay algo muy raro aquí. - ¿conoces a los perros callejeros, no es así? –

- Si- desde pequeño se me enseño que los perros callejeros son escoria de la sociedad, por vivir en las calles.

- Veras- la voz tranquila de mi padre ocultaba algo más- En un mes inauguraré un instituto para algunos perros callejeros, solo aquellos que son los "jefes de manadas" de jóvenes.

Lo sabía demasiado bueno para ser verdad, solo le interesa ganar más estatus social.

­-Solo entraran algunos hijos de alto mando como tú y otros chicos, sabes ya no queremos más inútiles en esta ciudad, si no aportan nada solo son basura- Dinero es lo único que quería y con más mano de obra supongo que mejor para él.- Joseph, quiero que demuestres que eres capaz de estar con esos perros sin bajar de tu nivel ¿de acuerdo? Ellos son tus próximos empleados-.

-De acuerdo- enserio odio que controle todo.





Hasta aquí el capítulo, espero que les guste, si hay alguna recomendación de que puedo cambiar:

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⏰ Last updated: Oct 23, 2019 ⏰

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Perros  callejerosWhere stories live. Discover now