𝐜𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 2

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Al llegar a su departamento, luego de haber cargado los dos enormes bolsos del menor. Tony se sentó en el sofá, indicando con un gesto al chico que tomara asiento junto a él.

Peter se sonrojó y apretó los labios. Caminó con cuidado, sus pisadas prácticamente no sonaban en el suelo y Tony estaba cada vez más convencido de que aquel chico era una pluma. Una suave y frágil pluma, tan pura y delicada... Sonrojándose cada dos segundos. Mordiendo sus labios incontables veces y batiendo sus espesas pestañas como si fuese alguna clase de erótico hobby.

Cuando finalmente se sentó, Tony lo vio abrir una libreta que llevaba en la mano y escribir sobre ella con un pequeño lápiz que se encontraba amarrado a esta. Se la entregó a Tony quien no tardó más de unos segundos en leer el mensaje.

"Muchas gracias, por permitirme alojar aquí" Decía la nota con caligrafía prolija y curvada.

"No te preocupes por eso, no es tu culpa que la administración de este lugar sea una mierda" Dijo Tony encogiéndose de hombros. "¿Y qué estudias?"

Le entregó nuevamente la libreta al muchacho para que escribiera su respuesta. Lo observó con cuidado, fijándose en cada detalle del menor; en cómo su pecho subía y bajaba apacible, o como sus piernas se frotaban ligeramente entre ellas. Peter era sin lugar a dudas, el chico más adorable que había visto en su vida. Demasiado adorable en realidad, tanto que una pequeña incomodidad se alojaba en Tony al ver su vulnerabilidad y delicadeza.

Le entregó la libreta a Tony y mordió su labio inferior. "Literatura... Es mi primer año. Pero la carrera cerró en la universidad que la tomé originalmente así que fui enviado hasta acá... ¿y tú?"

Tony se imaginaba que sería de primer año, era demasiado joven como para estar más avanzado.

"Ingeniería industrial. Cuarto año.... Lamento mucho lo de tu universidad, pero aquí es un buen lugar. Los profesores son buenos y ayudan bastante. Te acostumbrarás rápido" Peter curvó ínfimamente sus labios en una pequeña sonrisa que alteró el ritmo cardiaco de Tony.

Señaló sus labios y el mayor llevó sus hipnotizados ojos hasta ellos. "Gracias Tony".

"No hay de qué, pequeño" Respondió el castaño al haber podido leer perfectamente los labios de Peter. Observó la hora en su reloj y se percató de que era bastante tarde. No había cenado y algo le decía que aquel chico tampoco. "Bueno ya que estamos aquí, ¿deseas ordenar algo para comer? Yo invito".

Peter asintió varias veces, con sus mejillas sonrosadas y sus dedos jugando con el dobladillo de su holgado suéter azul marino.

"No suelo comer pizza, pero esta noche podría hacer una excepción si a ti te gusta, ¿Qué dices?" Peter estiró sus labios, sus pómulos levantándose y arrugando el costado de sus ojos cafés. Llevó sus dos pulgares al frente, levantados en aceptación a la generosa oferta de Tony.

"Genial, voy a hacer el pedido mientras tu puedes instalarte en la habitación disponible... No es muy grande y solo tiene una cama para una persona, lo siento por eso". Peter siseó inmediatamente con la cabeza y se apresuró a escribir en su libreta.

"No te disculpes, por favor. Estoy muy agradecido contigo... Me has salvado, eres un héroe". Tony frunció el ceño cuando leyó el mensaje. Él no era un héroe, definitivamente todo en él apuntaba a ser el villano de La historia... Pero no quería que Peter se enterara de eso. Le urgía que el pequeño y grácil castaño permaneciera así, ingenuo y seguro. Inconsciente de la naturaleza obscena de Tony y regalándole pequeñas honestas sonrisas de adoración.

"No me agradezcas Pet, es genial tenerte aquí... Ahora vamos a dejar tus cosas que muero de hambre"

Peter asintió y se levantaron del sofá, caminando hasta la pequeña habitación que el nuevo chico ocuparía. Los bolsos fueron dejados sobre la cama y Tony chasqueó con su lengua tras los dientes al ver la displicencia de aquella estancia. No quería a Peter ahí, el lugar era demasiado frío, demasiado vacío, demasiado gris y demasiado apartado de él.

❁softness boy; starker❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora