IV.

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—Hola, soy Samantha y espero... —cuelgo.

Tres días llamando y no ha sido él quien a tomado ninguna de mis llamadas.

Y sí, sigo vivo.

Porque soy... ¿cobarde?

Quizá decidí hacerle caso a Joel.

—Hola... —es su voz no tengo duda.

—¿Joel? —lo interrumpo.

—Ehh... ¿nosotros ya hablamos? —pregunta —es bueno que me recuerdes...

Algunas lágrimas de felicidad, supongo, resbalan por mis mejillas.

—Espera... ¿reconociste mi voz?

—Tu voz es linda.

Ríe —Refrescame la memoria, ¿cómo te llamas?

—No te dije mi nombre la única vez que hablamos.

—Eres... —parece que está pensando, recordando —¡el chico que le gustan las estrellas y saltar en los charcos que se crean en los huecos del pavimento!

—¿Me recuerdas?

—He pensado en ti. Pero sobre todo he orado para que sigas vivo.

—¿Crees en Dios? —pronuncio como puedo con mi voz entrecortada.

—Creo que existe el amor.

—¿Si Dios es amor por qué hay dolor?

—Porque existen los humanos.

134 segundos.

Los conté.

Fueron 134 segundos los que nos mantuvimos en silencio.

—Soy Erick.

—Me da mucho gusto, Erick, que sigas respirando.

Suelto un sollozo.

—Tenía miedo... ¡mierda! Tengo miedo...

—Ya no lo tengas, me tienes a mí y aunque no soy "valentia", puedo reconfortante cuando lo necesites.

—P-pero yo llamé... y- y no eras tú el que contestaba...

Suspira —Diablos... se supone que no debo hacer esto pero... ¿tienes donde apuntar?

—Tengo un bolígrafo.

—Te daré mi número personal.

Sonrío —Eso significa...

—Que puedes llamarme cuando quieras y siempre voy a ser yo el que va a contestar, pero tienes que prometer algo.

—¿Prometer?

—Que vas a llamar cada día.

—¿Por qué?

—Porque somos amigos y los amigos se mantienen en contacto.

—Eres mi primer amigo —hablo con vergüenza.

—Nunca fui primero en nada.

Él no lo sabía pero iba a ser el primero en muchas cosas más.

—Gracias —susurro —pensé que nunca más iba a escuchar tu voz.

Su Voz ╰Joerick╮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora