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Era de noche en las frías calles de Seúl y gracias a la oscuridad nocturna es que aquel vehículo pasaba desapercibido en ese callejón húmedo y mal oliente.

Una persona de cabellera larga y castaña se encontraba con un cigarrillo en sus labios mientras esperaba por alguien recargado en el cofre del vehículo, en el interior se encontraban un par de hombres, el chico de cabellos largos elevó su muñeca para ver la hora en su reloj cuando la ventanilla del auto fue bajada.

—No va a venir, es mejor irnos Jeonsa. Habló un hombre robusto dentro del auto.

El chico dio una última calada y lanzo el cigarrillo al suelo pisándolo, se pasó la mano por el cabello gracias a la frustración, su móvil comenzó a sonar e inmediatamente atendió el llamado tras ver el identificador de llamada — ¿Dónde rayos estas? Llevo esperando...—

— ¡Salgan de ahí! — Grito el hombre detrás de la línea telefónica interrumpiendo las palabras del castaño quien no espero mas y colgó la llamada.

Giro hacia el vehiculo y abrió la puerta en un rápido movimiento, el hombre que se encontraba detrás del volante le observo, no hicieron falta palabras para entender la situación así que este salto al asiento trasero para dar lugar al castaño en el asiento del piloto, apenas subió giro la llave encendiendo el auto cuando las luces bicolor se hicieron presentes bañando las altas paredes del callejón, acompañado del característico sonido de las sirenas, los llamados hombres de la ley bajaron de los vehículos apuntando sus armas a quienes se encontraban en el vehículo.

—Bajen del auto lentamente. Hablo con autoridad un castaño con placa pero sin uniforme oficial.

El peli largo se mofo, no por que fuese divertida la situación actual sino, porque estaba seguro de que aquel detective era el responsable de las actuales redadas en su territorio al igual de los decomisos de mercancía.

— ¡Bajen del vehículo y entreguen sus armas! ― volvió a gritar el mismo hombre causando molestia en el piloto quien bajo su pierna mantenía un arma cargada.

― Jeonsa ¿Qué hacemos?― pregunto el copiloto a su lado con las luces bicolor bañando su rostro, mientras tanto, el peli largo bajo la mirada a su móvil, un mensaje llego a su pantalla y un respiro de alivio les hizo entender que saldrían de esa pronto.

El detective observo aquel auto oscuro con vidrios polarizados, el nulo movimiento y con un ademán indico a sus hombres que era hora de moverse, unos pasos cerca del auto oscuro se escucho el fuerte rugido de un motor, una motocicleta se encontraba en la otra punta del callejón, los oficiales cambiaron sus cañones hacia aquel individuo quien acelero ingresando al lugar entorpeciendo el trabajo de los oficiales.

La vista del castaño se poso en ese motociclista quien giro a su dirección y asintió, era una señal, una oportunidad que el castaño supo tomar al ver a los oficiales conmocionados por los actos del demente en el vehículo de dos ruedas.

― ¡Jeonsa! ― grito quien se encontraba en los asientos traseros al mismo tiempo que pisaba el acelerador.

Los uniformados observaron al auto en fuga y segundos después al motociclista demente huir de igual modo, el detective subió en su unidad rápidamente junto a su compañero y lo puso en marcha yendo tras aquél vehículo en fuga.

Jeonsa manejaba a toda velocidad tratando de salir de la autopista antes de ser alcanzado mientras su copiloto rezaba a todos los santos para no ir a la cárcel de nuevo ― ¡Calla Shindong! ― Grito el peli largo evitando los autos cercanos.

El castaño maniobró la palanca de los cambios y piso el acelerador, escucharon una sirena y un golpe les fue depositado en la parte trasera del auto, el peli largo volteó con molestia por el retrovisor, era ese detective nuevamente.

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