Capitulo 3

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Esta mañana antes de ir al trabajo por fin pude conocer a la señorita Zoé y ciertamente me sorprendió bastante, tal y como dijo mi madre parece realmente joven. Veinticinco años quizá, cabello rubio, tez blanca, ojos marrones, con un vestido de una altura bastante indecorosa y piernas largas. Se mostró bastante eficiente al momento de prepararme el desayuno, pero en todo momento no paro de dedicarme miraditas risueñas. Tal vez no funciones después de todo.

Llego a la oficina sobre las ocho y me complace observar que todo mi personal se encuentra completamente activo, le dedico un saludo a Alejandro al pasar por su mesa y me sigue al interior de la oficina. Hora de trabajar. Después de revisar la agenda del día, espero paciente a que sean las diez para poder comenzar con la primera reunión programada, Sean estará presente al igual que mi padre y me pregunto qué sucederá ahora que he perdido la oportunidad de integrarme a las telecomunicaciones. Maldito Huxwell, tal vez debería investigar a quien le vendió la empresa y convencerle de desistir o intentar que me la revenda.

En este momento, obtenerla es un punto clave, puede ayudarme a impulsar cientos de otros planes que tengo en mente. Giro sobre la silla para obtener una vista completa del panorama que me ofrecen los ventanales y por fin me doy cuenta como el día se ha obscurecido de apoco.

Creí que sería otro día soleado y me sorprendo comparándome con el clima. Si, mi humor esta casi tan gris como el cielo mismo, parece que la temporada de lluvias comenzara pronto y eso no es algo que me entusiasme mucho, julio está próximo a acabar y es curioso lo rápido que pasa el tiempo, los días se mezclan unos con otros y soy incapaz de diferenciarlos por la monotonía que hay entre ellos.

Tal vez podría aprovechar que veré a Sean hoy e invitarlo a tomar algunos tragos después del trabajo, la distracción me serviría demasiado y no creo que a mi madre le moleste demasiado cuidar de Jonathan un par de horas en compañía de Zoé, aun no termino de fiarme de ella para dejarla a solas con mi hijo.

Alejandro me informa que la sala de juntas esta lista para comenzar la reunión y que todos han llegado, me pongo de pie y recojo la americana de camino a la salida, voy con paso tranquilo a la sala de juntas y me quedo estático a medio camino al ver que los empleados están absortos viendo hacia la sala de juntas. Dirijo la vista hacia ahí, y puedo entender lo que les llama la atención, Jonathan gatea de un lado a otro por la mesa de juntas mientras Sean simula que lo persigue, mi madre está atenta a todo movimiento y mi padre se deshace en carcajadas.

Entro fingiendo un aire despreocupado y me acerco a mi madre para saludarla, tomo a Jonathan en brazos cuando veo que se acerca demasiado al borde y les dedico un gesto con la cabeza al personal, eso logra que varios se retiren y continúen con lo que estaban haciendo mientras que un par de mujeres se desbaratan en gestos y saludos para llamar la atención de Jonathan, me giro para que pueda verlas mejor y el con todo carisma y naturalidad les devuelve el saludo moviendo su manita, se derriten al observarlo y le dedican suspiros de amor.

–Míralo tan pequeño y ya es todo un rompecorazones – se burla Sean –Se parece más a ti de lo que creía amigo – mi padre suelta otra carcajada y yo me giro para mirar a Grace.

–Creí que se quedarían en casa –

–Pensé que podría acompañar a tu padre, hace mucho tiempo que no venía por aquí –

–El clima está demasiado fresco para andar paseando a Jonathan por ahí – me mira con mofa.

–Mírate, todo un padre preocupado y sobreprotector, quien lo hubiera dicho hace un par de años, yo creí que jamás te vería sentando cabeza y que jamás me darías un nieto – la culpabilidad me oprime las entrañas, si, era un completo imbécil hace un par de años.

–Supongo que el abuelo contribuyo un poco a eso – murmuro secamente. Frederick Pent no fue precisamente un modelo a seguir, era autoritario, ambicioso y para el siempre fueron primero los negocios, cuando descubrió que su memoria ya no estaba en perfecto estado como el alardeaba, decidido que simplemente se retiraría y que se iría a vivir a Italia junto al mar con su nueva y galante esposa que solo tiene un par de años más que yo.

– ¿Y porque no darme la empresa simplemente? Soy tu nieto– se perfectamente a donde quiere ir a parar con esto y la respuesta en no. Nunca.

–Cometí cientos de errores que afortunadamente tu padre no cometido, el encontró una buena mujer y se casó con ella a los veintitrés años mientras que yo, tarde el doble de eso en encontrar a tu abuela – hace una mueca de desagrado –Lamentablemente ella tampoco era la indicada –

–Y cuál de todas lo fue – me burlo.

–No estoy bromeando – aprieta con fuerza el bastón que tiene al lado y me pregunto si querrá darme un golpe con él –Tienes veintisiete años Brandon, no haces más que manejar un par de negocios de tu padre y aparecer en las páginas de cotilleo cada noche. Es hora de que encuentres a una buena mujer y que mejor manera para impulsarte... –

–obligarme – lo interrumpo.

–...impulsarte a hacerlo que ofreciéndote todo lo que he conseguido. Dedique mi vida al trabajo y rindió frutos, no los que yo esperaba, pero frutos al fin. Tienes un año, encuentra a una buena chica, que no sea modelo, no las soporto, cásate con una buena muchacha, haz una familia, hecha raíces, disfruta tu vida con ella. Pero te lo advierto si en ese lapso de tiempo no logras casarte con una buena muchacha venderé todas mis pertenencias al mejor postor –

–Jamás harías eso, tú lo dijiste, tu trabajo es tu vida, no se lo darías a cualquier imbécil que pueda echar a perder todo. –

–Si no te has dado cuenta muchachito impertinente, yo ya he vivido mi vida, tu padre se encuentra en una muy buena posición y no hay nada más por lo que preocuparme más que por ti. Yo ya he logrado mis metas en la vida, conseguí llegar hasta donde estoy, trabaje duro para hacerlo al igual que tu padre, él fue demasiado blando contigo, pero yo no, no te daré nada hasta que entiendas lo que significa tener una familia y que comprendas que no debes matarte a trabajar como lo hice yo ¿Quieres terminar como estoy ahora? – lo medito un momento y niego –Yo tampoco quiero que lo hagas –

–Señora Pent le gustaría tomar algo – Alejandro me saca de mi ensoñación.

–Un café con leche por favor –

–En seguida señora – sale de la habitación.

–En que piensas cariño – la miro y dudo en decírselo. El abuelo no es una persona muy agradable para recordar.

–En nada importante – camino hasta la silla del frente y tomo asiento dejando a Jonathan en mi regazo –Si no te molesta padre, quisiera comenzar, tengo otra reunión a las once. 

VOLVIENDO A TI  | |  Trilogía mía para siempre IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora