Apodo

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Estados Unidos de América era un país muy poderoso, y no era de extrañarse, después de todo él era la primera potencia mundial.

Su poderío militar, su desarrollo económico, la calidad de vida de sus ciudadanos, su influencia cultural, etc. Todo eso lo conllevaba a ser un país envidiado por muchos y... burlado por otros.

¿Y cuál serían las razones de aquellas burlas? Pues claramente la respuesta no tenía nada que ver con su capacidad de llevar su territorio como país, de eso él estaba seguro. En realidad, la verdadera respuesta era simple y llanamente sobre el físico de USA.

Él sufría de sobrepeso.

Antes que nada, el estadounidense no fue todo el tiempo gordo. Él tuvo desde sus inicios un cuerpo muy bien formado al igual que su hijo FBI, buenos hábitos alimenticios y un increíble manejo de habilidades que era posible de realizar en aquellos días... Pero todo eso cambió gracias a una discusión que hizo que abriera los ojos.

Fue durante una pelea con China en donde tuvieron que separarlos.

― ¿¡Sabes cuál es tu problema hijo de puta!?―vociferó molesto el asiático mientras que Filipinas lo retenía por los brazos―. ¡Es que eres un maldito arrogante!―señaló viendo al estadounidense que trataba de deshacerse del agarre de su hermano―. ¡Por eso y más razones es que nadie quiere estar contigo! ¡No tienes amigos!

USA dejó de pronto de forcejear con Canadá.

No, eso no era cierto. A él lo respetaban muchas personas y sin mencionar que muchos country's lo saludaban cuando lo veían pasar, eso... Eso era amistad ¿cierto? Él tenía sus amigos que ayudó y conoció muchos siglos atrás.

Sin estar satisfecho con el pequeño shock que le provocó al gringo por sus palabras, el chino continuó, pero esta vez más relajado y sin el agarre del filipino―. Y los que no te tratan mal, simplemente significa que sienten temor al verte, sea por interés, o solamente se trate de alguien tan amable como lo es Canadá. Amigos convenientes.―continuó con veneno para después encaminarse hacia la puerta―. Es cierto que ganaste el honorable puesto de ser la primera potencia USA.―lo miró de reojo limpiándose la sangre que le dejó el puñetazo del gringo―. Pero lamentablemente, desde ese momento estás solo y no te has dado cuenta.

Y con aquellas últimas palabras, China salió de la sala, dejando un completo y pesado silencio en la habitación que no contaba con la presencia de los países latinoamericanos para cortarlo.

―Brother, yo...―le murmuró el canadiense sin saber muy bien qué decir. El de lentes lo silenció alzando levemente la mano.

No quería frases vacías como consuelo.

Ya no.

―Shut up.―calló mientras salía con un fuerte y ruidoso azote a la puerta.

Fue entonces que se dio cuenta que China tenía razón. Él en realidad no tenía amigos ahora. Era cierto que tal vez en algún tiempo los tuvo, pero ya no era así, lo único que él causaba era terror para algunos, provecho para otros e irritación para la mayoría.

¿Había trabajado tan duro para llegar en donde estaba ahora solo para esto? ¿Para ser solo el beneficio de otro? No comprendía si la vida apestaba o solamente era la suya.

Con esa mentalidad fue como se volvió lo que era en el presente; un obeso de mierda según su propia opinión.

A él no le gustaba tener ese físico, actualmente le dolía que lo insultaran por ese mismo motivo, pero... No podía dejar de pensar que su sufrimiento menguaba cuando comía.

Kilos de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora