Capítulo 2: Déjate Llevar.

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No podía dejar de pensar en lo que Julia me había dicho. Intenté llamarla pero no pude comunicarme.

Le di de comer a Ringo, le hice unos mimos y rápidamente comencé a buscar que ponerme.
En un rincón de mi armario hallé un vestido negro escotado que no llegaba a mis rodillas, que no usaba desde hacía meses. Decidí probarmelo y ver como me quedaba ahora.
Pará mí suerte me quedaba de maravilla. Alisé mi cabello y me maquille un poco. Tomé mis tacones más elegantes y ya estaba lista.

Como era de esperarse Jorge vino por mi. A las ocho en punto como me había dicho más temprano. Al traerme a casa.

-Se ve usted muy bonita señorita Elena.

-Gracias Jorge-le agradecí.

El viaje duró al menos una hora. La mansión Leone estaba lejos del centro. La casa estaba en una de las zonas más caras de la ciudad.

Al llegar sonreí ampliamente al ver semejante mansión.
Pero algo llamó mi atención. Imaginaba que sería una fiesta de muchas personas. Pero había pocos coches estacionados afuera. Entre esos pude reconocer el audi de Tobias y el coche de Marcos.

Me alegró saber que Julia y Marcos ya estaban aquí.

Cuando entré esperaba ver gente. Mesas. Alguna banda tocando. Pero nada más lejos de la realidad. La reunión era en la sala principal, que debo decir. Era la sala más grande que había visto. Una hermosa escalera que se abría por ambos lados. Y en el centro un enorme bar donde servían tragos. Había pequeños grupos de gente sentados en pequeños sillones muy elegantes. Algunos bebían en el bar. Otros bailaban, otros conversaban. Pero a penas podía ver sus rostros ya que la iluminación era tenue.

No sabía adonde ir o adonde quedarme. Comencé a buscar a Julia con desesperación, hasta que la hallé. Ella bailaba de forma sensual frente a Marcos y a otros hombres. Sin ningún tipo de pudor. No podía creer lo que estaba viendo. Ella vestía con una bata sexy de seda y debajo tenía sólo un conjunto de encaje rojo, que combinaban con sus delicados tacones rojos.

Al ver a Julia me percaté de que todas las mujeres estaban vestidas como ella. Tapé mi boca con mis manos al ver que una mujer vestía solo con sus bragas y tenía sus senos al descubierto.

-¡Madre mía! ¿Qué es esto?

Podría haber pensado que me equivoqué de casa. Pero Marcos y Julia estaban aquí. Y él auto de Tobias estaba afuera.

De pronto la música que sonaba en alguna parte de la mansión se detuvo y pude escuchar la voz de Tobias a través de un micrófono. El bajaba las escaleras.

-Bienvenidos queridos amigos. Que tengan una hermosa noche. Disfruten. Ya saben las reglas.

¿Qué? ¿Qué estaba pasando?

Tras el bajaron Gabriel y Cristian. Ambos estaban para comérselos.

Tobias era el más informal de los tres. Me sorprendió verlo vestir unos jeans con una remera con escote en v.
No hace falta decir que le quedaba increíblemente sexy.

Cuando me vio sonrió ampliamente y se acercó a mí.

-Elena. Te ves hermosa. Me alegra mucho verte aquí-saludó.

-Yo... Creo que se equivocaron conmigo Tobias-me defendí.

En ese momento Julia tocó mi hombro haciendo que de un sobresalto.

-Has venido-me dio un abrazo fuerte-ven, vamos por un trago que quiero hablarte.

Mi amiga tomó mi mano y rápidamente fuimos al bar. Comencé a mirar a mi alrededor y algunas personas subían las escaleras, de a parejas o grupos. Algunos se besaban y comenzaban a desnudarse en los sillones. Otra mujer se desnudaba enfrente a dos hombres mientras ellos tocaban cada uno su miembro. No podía creerlo.

La Piel Del Deseo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora