En mi mente te llamabas nunca, me había repetido mil veces que eras un imposible, para ti yo no existía, en tu vida era tan solo la chica con la que quizás algún día habías tropezado en la calle, pedido disculpa, y seguido tu camino sin tan solo mirarme a la cara, tal vez habías visto alguna foto mía en Facebook. Tu para mi eras un misterio de esos q son atrayentes y quieres descubrir, o bueno, simplemente eras una historia que queria vivir. Te veía en línea y tenía ganas de decirte q deseaba saber más de ti, conocerte, saber cómo eras, que moría por ser parte de tu vida, sin embargo nunca te escribí.
Aquella noche me acosté en mi cama, estaba totalmente aburrida, entre a mis redes sociales intentando buscar algo de entretenimiento, pero de nada sirvió, mis chat últimamente eran demasiado monótonos y me aburría de manera fácil, quería conocer personas nuevas y ahí se me ocurrió, publiqué mi número de teléfono en Facebook, esa noche esperé a que alguien más me escribiera, tal vez lo hicieras tú, pero me quedé dormida perdida en esa ilusión.
Eran las 10:00 am, me acaba de despertar, estaba sentada en el sillón tomando un café mientras chateaba con una de mis mejores amigas, algo q me encantaba hacer, era demasiado divertida, sus ocurrencias eran las mejores, tan solo con un mensaje me hacía reír de gran manera, tanto q por causa de una incontenible risa, terminé derramando el café sobre mi ropa manchandola por completo, me maldije a mi misma por ser tan tonta, pero no pude parar de reír. Dejé el móvil a un lado y fui a lavarme. Cuando volví abrir mi Whatsapp dispuesta a contarle mi torpeza a mi amiga, alguien más me había escrito, y ahí estabas TÚ.
Después de un simple Hola comencé a hablar contigo y me gustaba, verdaderamente lo adoraba, eras mucho más de lo q imaginaba, eras de ese tipo de persona q me transmitía confianza, a pesar de q siempre estuviste del otro lado de la pantalla, sabía q yo para ti no era importante pero me conformaba con un simple "Hola, que tal estás"
Seguí diciéndome que eras un imposible, pero no se en que momento pasó, me encontré fumandome un cigarro en la ventana de tu cuarto, vestida tan solo con un pulover tuyo, observando tu pueblo mientras el tiempo pasaba. Tras Miles de besos la ropa empezó a estorbar, y nos metimos en un universo de deseo. Todo había sido perfecto, una de mis mejores experiencias. Tal vez para mi tu habías sido el mayor acierto de mi vida y yo tan solo el mayor error de la tuya.