La vida da mil vueltas, había soñado tanto, que cuando volví a la realidad el golpe fue más duro de lo que pensaba. Por primera vez sentía que alguien me quería y todo se había ido a la mierda. Solo lo creía no era la realidad. Estaba tan equivocada. Mi mente solo máquinaba los pocos momentos que había pasado con él. El pecho me dolía de pensarlo, me sentía tan completa con él, y ni siquiera me había dado cuenta. Estaba tan jodidamente enamorada y hasta ese momento no sabía que era tanto el amor que sentía.
El mareo que sentí al levantarme del sofá me hizo darme cuenta q ellas tenían razón, estaba borracha. Joder me había emborrachado, lo que empezó como un simple juego terminó en aquella mierda. ¿Porque era tan estúpida? ¿ En que estaba pensando?
Yo se exactamente la respuesta, quería olvidar, olvidarme de todo y de él.
El dolor que sentía en el pecho con cada palabra que me decía, era tan asquerosamente insoportable, que en lo único que podía pensar era en buscar algo que me alejara de ese dolor, y creía haberlo encontrado.Ya no sentía nada, estaba borracha, no sentía ni dolor, ni alegría y eso me gustaba. Sin embargo estaba allí encerrada en aquel baño, sentada en el piso con las rodillas contra el pecho y mirando fijamente el teléfono.
«Hola»
Le escribe más de siete veces y no le llegaban mis mensajes. Nesecitaba hablar con él. Pero no pude.
Apague el teléfono y lo guardé en la mochila, me arreglé el uniforme como pude, me heche agua en la cara y al mirarme en el espejo me di cuenta del daño que me había hecho... yo misma, no él. ¿Como podía estar así? ¿En que momento me emborraché? ¿En que puto momento me enamoré?.************************************
Llevaba días sin saber nada de él y el dolor que sentía en el pecho al recordarlo iba pasando. Ahora me sentía completamente distinta como si algo dentro de mí hubiese cambiado, no voy a decir que ya lo había olvidado y que ya no me importa nada, pero ese dolor de haber perdido a la persona que quiero no era mi principal preocupación en ese momento. Tenía tantas cosas en la mente que creía que iba a explotar. Desde lo que pasó aquel día en que me emborraché no he podía dejar de pensar en ello, me sentía tan mala persona y tan sucia que no podía mirar a la cara a nadie, ni siquiera me acordaba bien, tenía tan pocos recuerdos que cuando los unía no hacían nisiquiera una mínima escena, solo recordaba a Harold tocandome, la asquerosa boca de David sobre mi estómago, pequeños recuerdos de una piscina y yo llorando. Casi no lo recuerdo pero tenía tanto miedo y asco, y no se porque puta razón no me defendí, no grité, simplemente deje que me hicieran la persona más infeliz del mundo.
-¿En que piensa esa cabecita?-escuché decir a Ronaldo detrás de mí, le sonreí al girarme y se sentó a mi lado.
-¡Hola principito!-exclamé con fingida alegría. Ronaldo frunció el ceño pero al final sonrió y me besó en la frente.
-¿En que piensas princesita?-insistió y puse los ojos en blanco.
-En que... Mmm-me puse un dedo sobre la barbilla-En que creo q te has puesto demasiado bueno y podría volverme a enamorar de ti en cualquier momento.-dije con seguridad, aunque era broma.
Se río.
-Princesa para volverte a enamorar de mi tendrías que haberlo estado algún día-afirmó con seguridad.
Su respuesta me bloqueó un poco, hacía unos años atrás había estado demasiado enganchada a él y lo sabía
-Perdón ¿No te lo dejé claro hace un par de años atrás?. Si lo estuve y muchísimo-se volvió a reír, pero esta vez más alto.
-No, no lo dejaste claro, porque nunca has estado enamorada de mí.
-No seas idiota-Le dije dandole un golpe en el brazo de broma-, si hasta te sufrí estúpido.
Puso los ojos en blanco y luego me miró a los ojos, un gesto que me conocía de memoria y años antes me volvía loca que me mirara con tanta intensidad, ahora sólo veía la mirada de un chico muy lindo y más allá de eso no encuentro nada. Me agarró del brazo y tiró de mi hacia el para que me recostara en su pecho.
-Ven-dijo.
Le hice caso, el se recostó a la pared y me dejó sentarme entre sus piernas con la espalda contra su pecho. Donde estábamos no había nadie. Pero era el lugar donde nuestro grupo de baile ensayaba en media hora no tardarían en empezar a llegar. Me abrazó desde atrás y me beso en la mejilla.
-Tu problema es que piensas que estas enamorada de todo el mundo, no soportas la idea de verte sola y piensas que enamorándote de la primera persona que te diga: me gustas, o de la primera cara bonita que se te cruce, vas a lograr quitarte la sensación de soledad. Todo eso está en tu cabeza Lau-lo dijo con tanta seriedad, que por un momento creí tener allí a mi hermano o a mi padre.
Sus palabras se colaron en mi cerebro de una manera tan suave que analice cada palabra como si fuera oro. Una parte de mí sabía que podría tener razón.
-Explicate mejor.
-Mira lo que te intento decir es que, aunque suene feo, tu vida es un poco monótona y siempre quieres cambiarlo todo, quieres enamorarte y sufrir por amor como lo hace todo el mundo. Quieres tener algo que contar ante tus amigas o amigos, quieres decir que los hombres son una mierda como lo dicen todas las mujeres y justificar dando como argumento el daño que te pudo hacer alguno. Pero de lo que no te das cuenta es que acá el daño te lo estás haciendo tu misma Lauren-hizo una pausa y hecho la cabeza hacia atrás como si estuviera pensando en lo próximo que me diría
-Ronaldo yo sé...-empecé hablar pero me interrumpió.
-Shh, no espera. No te lo estoy diciendo de mala manera, solo quiero que te des cuenta que las cosas que te pasan no son tan malas como crees. Yo entiendo que puedas estar enamorada de él y me doy cuenta cuando te miro y veo la tristeza reflejada en tu cara, y mucho más cuando veo tu risa apagada. Pero Lau tienes que salir de ahí, todo el mundo pasa por esto. Lo que más mal me pone es que se que tu no estas de verdad enamorada, es imposible que lo estés. Lo quieres y mucho eso si lo sé pero el amor va más alla de quedarse aquí sentada llorando, esperando que Dios te ayude y te traiga a tu chico de vuelta.
-No entiendo a donde quieres llegar-dije.
-Lo que te digo es que si de verdad estuvieras enamorada. No te importaría que él estuviera lejos, si de verdad lo quisieras de esa manera que crees y dices, no estuvieras aquí sentada en este momento hablando conmigo, sino allá, con él, pero no lo estás no haces nada por él.
Me tomé unos minutos para analizar todo lo que me había dicho. ¿Tenía razón?. Sus palabras sonaban en mi mente como algo extraño, pero que en el fondo sabía que podría ser cierto. La verdad mi vida siempre fue aburrida y quería cosas nuevas para mí, quería experimentar todo lo que mis amigas hacían y a mi simplemente no me sucedía.
-Tienes razón-declaré al fin, el sonrió.
-Lo sé, siempre la tengo-dijo, me reí de él y de lo creído que podía parecer a veces.
Me giré un poco para mirarlo a la cara y le dí un casto beso en los labios. El abrió los ojos de asombro, pero luego sonrió.
-No te pases princesa-me dijo haciéndome cosquillas y yo me retorcía bajo sus manos.
-¡Perdón, perdón!-grité y dejo de hacerlo-. Es que me gustas mucho cuando me dices esas cosas-soltó una sonora carcajada.
-Eres lo peor Lau, lo peor.
-Y tu eres lo mejor, ojalá pudiera enamorarme de ti-le dije con toda sinceridad, me dió un beso en la nariz.
-Sabes que tu y yo no estamos hechos para estar juntos-sonreí.
-¿Y eso porque?.
-Porque te quiero demasiado como para arruinarlo enamorandonos, sabes bien que eso solo hace daño-dijo y me abrazó con fuerza.
Joder, mira que lo quiero. Por Dios.
-Yo también te quiero demasiado. Tu me salvas de mi misma-dije y me le quede mirando hipnotizada, lo tenía todo, pero mis ojos solo veían a mi mejor amigo.
Tal vez nuestro destino tan solo se basaba en tenernos sin pertenecernos.