Podía imaginar una vida entera tan solo al sentarme media hora en esta cama. Podía sentir el corazón acelerarse solo de pensar en él. Podía imaginarme su olor y sentirlo como si en realidad en ese instante lo tuviera a centímetros de mi, imaginarme como sería la próxima vez que hicieramos el amor y sentir como se me eriza la piel bajo su tacto, imaginarme sus besos antes de dormir y sentir su risa al despertar aunque el no estuviera aquí. Algo así es como se siente amar, podemos imaginar muchas cosas con esa persona y ver como nos hace el día, como nos levanta el ánimo; pero ¿Y la caída? ¿ Alguien puede imaginarse como se sentirá esa caída después de darte cuenta que el amor de tu vida se ha convertido en el amor de tu pasado?.
Pues no, mil caídas, y nunca estarás completamente preparado para la próxima; es como cuando eres un niño y tu padre te está enseñando a montar bicicleta; la primera vez te caes y te lastimas, lloras, pero la herida sana y lo olvidas. Otro día vuelves a intentarlo y vuelves a tener mil caídas más cada una un poco más dolorosa que la anterior pero al final tu solo quieres ser feliz aprendiendo a montar la bici.... Exactamente así pasa en el amor. Pero un día, como dice César Brandon, *llegas al punto donde caes de repente y te das cuenta ya no sabes donde esta el fin de la caída, gritar ya no te es suficiente, ya no quieres correr y esconderte, pero en realidad tienes miedo, miedo porque tu interior se niega a seguir adelante y no tienes sitio donde ocultarte y te duele darte cuenta que las respuestas ya no importan y que las preguntas se hacen cada vez mas distantes, que lo único que te queda es la sombra del recuerdo, sientes que ya todo esta perdido y que la vida pierde sentido, el dolor se hace tan fuerte que llega a un punto donde apenas lo sientes, donde las lágrimas pierden el significado y el dolor deja de ser una tortura*; y es ahí donde te das cuenta que lo que más deseas es volver a ser el niño(a) de las mil caídas en la bici al que le importaba una mierda el amor....
Mel.Øss