una historia real

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Jessica miraba tiernamente a Sariath sentado en una silla a un lado de su cama y recostado, dormido sobre su regazo, mientras la lluvia golpeaba la ventana de la habitación, Jessica decidió hablar suavemente para evitar despertarlo.

-Sabes cariño, se que llorarás, miles o incluso millones de lágrimas, gritaras y maldeciras, pero también se muy bien que lo harás en la madrugada, encerrado en tu cuarto, te dolerá y perdóname por no poder hacer nada por evitarlo.
Pero quiero que sigas escribiendo, que seas un escritor famoso, que vayas por la calle y la gente te pida una fotografía, un autógrafo y esas cosas.
Quiero que des pláticas sobre cómo escribes, lo que te inspira, incluso que hagas llorar a muchos más escritores con tus historias que siempre amé. Daría cualquier cosa por poder estar ahí.
Pero debes hacerlo, mi hermoso arlequín, debes seguir sonriendo, haciendo reír a la gente, diciendo locuras, esas mismas que me enamoraron.
Quiero que sigas retando a la vida, los dioses e incluso al mismo demonio.
Por que ese eres tú, ese que sin importar nada cuando alguien le decía que no podía hacer algo se levantaba y con los ojos llenos de vida decia: "sienta tu trasero aquí y ve como lo hago".
Por favor no llores a escondidas, ve con tu primo, ese del que tanto me hablas.
No escondas tus sentimientos, deja eso atrás y atrévete a que los demás puedan ver tus lágrimas, esas que esconderas detrás de una sonrisa.
Mira el lado bonito de tus imperfecciones, se que te críticas a más no poder, "por ser muy delgado" o "muy gordo" todos esos prejuicios que tienes sobre ti mismo.
Se muy bien que hay muchas personas que darían cualquier cosa por robarte unos momentos junto a ti, que vales más de lo que crees.
Se que odias a los poetas "enamorados de la suavidad", pero debes entender que tu forma de amar es muy sincera y directa, la cual asusta a las personas que no están acostumbradas a eso.
Sé que piensas que la tristeza tiene una magia muy interesante, pero por favor deja de meterte en las heridas de las personas.- Jessica hizo una pequeña pausa para soltar un leve suspiro.-
Jajaja- Rio con un tono un tanto triste.-   Es gracioso que yo te pida esto, ya que todo eso me enamoró de ti, pero se muy bien que poca gente te entenderá, jajaja que pocas chicas estarán dispuestas a "conquistarte" por casi un año, como yo lo fui. Sé que encontrarás a alguien más, pero no tengas miedo de amar que tú no eres de los que duelen, en cada persona que tenga el valor para entrar en tu vida dejaras una marca en su alma, una marca que arderá cuando piensen que ya te olvidaron, serás ese recuerdo que les venga a la mente cuando sus nietos les pregunten: "abuela ¿Crees en la magia".- Sus ojos se llenaron de lágrimas que intentaba contenerlas.- Se que nuestra relación duro poco más de 3 años, pero aún así siento que no te dije lo mucho que te amo, se que por mí odias las fotos, por que te obligue a tomarte muchas conmigo, perdón por eso, perdón por no abrazarte lo suficiente, perdón por tardar en darme cuenta de lo mal que estábas cuándo los doctores te dijieron que no podías seguir jugando baloncesto, perdón por tener ese accidente que me hospitalizo, cuando aún no te recuperas de la muerte de tu mejor amigo.- Jessica intento tranquilizarse y seco sus lágrimas. -Tu también debes disculparte, disculparte por venir a diario a verme, por caminar horas para encontrar trabajo y aún así venir a verme con una sonrisa y mis flores favoritas, disculparte por consolar a mis padres y no llorar aunque cuando piensas que nadie te ve, tus ojos se ven devastados, discúlpate por tomarte el tiempo de ir por mí hermano a su escuela y ayudarle con la tarea, aún cuando no has dormido en días...-la voz de aquella joven se comenzaba a quebrar, sus ojos se llenaron de lágrimas después y sin poder contenerlas lloraba.-   Así que despierta...despierta y discúlpate....por amarme....discúlpate....mi tonto y loco arlequín...no es justo que me ames tanto...

En ese momento Jessica ya no pudo soltar más palabras.
La habitación se mantuvo en silencio por unos minutos.

Un gran estruendo rompió el silencio provocando que Sariath se despertará.

Lentamente fue abriendo los ojos hasta que noto que Jessica estaba llorando.

Rápidamente se incorporó y la tomo de la mano.

-¡¿Que pasó amor?! ¡¿Te duele algo?!.-dijo Sariath sin poder ocultar su preocupación.
-No, tranquilo cielo, solo, leía una de tus historias.- Respondió Jessica secándose las lágrimas.

-No me asustes así. jajaja hay cielo eres una llorona.- Dijo Sariath con un tono burlón.
-Jaja, un poco, pero tú eres un dormilón.
-Jejeje, lo siento amor, es que ya sabes hoy camine un poco más de lo normal para encontrar trabajo, además no sé por qué lloras con mis historias, no soy tan bueno.- Repuso Sariath.
-¡Claro que eres bueno!, Es más, si te lo propusieras, serías expositor en ese convivencia de escritores.
-Jaja, hay amor, estás loca, eso solo lo logran los escritores que son excelentes, yo solo soy un novato.

Los dos guardaron silencio y se miraron a los ojos, lentamente se acercaron, chocando sus labios, en un suave y hermoso beso.

-Eres un excelente escritor mi amor.- Dijo Jessica.

En ese momento Jessica sintió una pequeña presión en su pecho y una extraña pero relajante falta de aire.

-Oye, estoy cansada,  ¿Te acuestas conmigo para que me duerma?.

Sariath movió la cabeza aceptando.
Se puso de pie, recostandose en la cama de Jessica.
Pasó su brazo atravez de su nuca para abrazarla, mientras ella se recostó en su pecho.

Con un suave, casi imperceptible susurro Jessica dijo:

-Aunque te olvides de mi, no te olvides de vivir.
-¿Que pasó cielo?.- Preguntó Sariath al no poder escuchar las palabras de su amada.
-Nada, solo que te amo.

En ese momento Sariath sintió que el tiempo se volvió más lento, que los segundos se convertían en horas, solo podía ver los hermosos ojos color miel de su pareja cerrarse lentamente, podía ver como cada cabello rubio, cubría poco a poco el rostro de Jessica.

Sariath en ese momento se sintió como si fuese la primera vez que la veía, la primera vez que podía sentir la suavidad de su piel.
Justo en esos pocos segundos el se sentía en el paraíso.

Sus sentidos se comenzaron a nublarse, no podía hacer más que mirar a la mujer que más había amado en su vida.

De un segundo a otro, de una forma apagada, como si se tratase de un eco escuchaba un zumbido, no quiso dejar de mirar el rostro durmiente de Jessica, pero su paraíso se vio interrumpido por las manos de una enfermera jalandolo para apartarlo de la joven.

Sus sentidos seguian nublados, solo podía ver como los doctores se apresuraban a cargar el resucitador de una forma extrañamente lenta.

Durante unos minutos Sariath intentaba alcanzar a Jessica, pero la insistencia de la enfermera en que dejara la habitación se lo impedían.

De la nada desvío la mirada hacia el doctor viendo cómo dejaba el resucitador a un lado y a otro enfermero mirando el reloj.

Sariath no pudo escuchar las palabras del doctor, pero detuvo su intento por alcanzar a Jessica.

Bajo los brazos, dió media vuelta, de dos pasó logro cruzar la puerta y aún con los sentidos sin funcionarle correctamente logro ver a los padres de Jessica llorar a la izquierda mientras observaban por la venta.

Sin decir nada se encaminó hacia la salida.
Aquel pasillo del hospital le pareció extremadamente largo.

Ya estando fuera del hospital, sus sentidos se recuperaron al sentir la lluvia mojando su rostro.

En ese momento Sariath repitió las palabras del médico, de un forma que parecía automática, sin vida, sin ningún tipo de humanidad.

-18:25, hora de muerte...

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