✧◦ Ocho

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Changkyun despertó exaltado y con una erección causada por el sueño erótico más vívido que había tenido en toda su corta vida. Ya estaba acostumbrado a soñar que Jooheon lo masturbaba o que uno de los dos terminaba por practicarle sexo oral al otro, sin embargo en sus sueños jamás llegaba tan lejos hasta el punto de follar; lo que había creado su mente la noche anterior había sido algo de otro mundo, nunca había soñado nada igual, tan realista, tan placentero y tan subido de tono. Fue un gran sueño, pensó, y esbozó una pequeña sonrisa mientras se esforzaba por revivir cada uno de los detalles (que afortunadamente se mantenían frescos todavía en su mente). Estiró la mano hacia la derecha, dispuesto a buscar su teléfono sobre la mesita de noche para comprobar la hora... pero se encontró con una pared. Se frotó los ojos para disipar los rastros del sueño, y cuando finalmente los abrió, se dio cuenta de que no estaba en su habitación.

Tendría que haberlo sospechado apenas notó la fragancia tan distinta a la suya, o el techo tan bajo, o que casi todo fuera de madera natural y no de distintos tonos de verde como en su propio cuarto, pero Changkyun no funcionaba muy bien en las mañanas, y mucho menos con un poco de resaca. Desde su lugar en el colchón podía observar a la perfección el cuarto de lo pequeño que era, y finalmente se dio el gusto de hacerlo porque recordaba no haberlo hecho la noche anterior. Estaba ocupado en algo más, ni tiempo tuvo de ver todo. La cama olía a talco y a colonia, y percibía también cierto aroma a hierbas; la decoración era escasa, apenas si había un armario, la mesita de noche y un escritorio con una laptop encima además de la cama; la habitación no era tal sino que era un pequeño desván equipado con esos pocos muebles y algunos cuadros y posters en las paredes y... eso era todo. Se sintió entre maravillado y espantado, porque todo era tan simple, tan Jooheon.

Se incorporó de golpe, sentándose en la cama, y sintió una punzada en la cabeza por lo brusco del movimiento. La sábana que lo cubría cayó sobre su regazo y se encontró con que estaba completamente desnudo, y para ese instante ya se había dado cuenta de que lo que él pensaba que había sido el mejor sueño húmedo de su vida, había sucedido en realidad, y que recordaba todo con una especie de nubosidad porque había bebido mucho en el bar antes de irse con el mayor. Él de verdad había follado con Jooheon. Se llevó una mano a la cabeza para sobarse la frente mientras que pronunciaba todas las maldiciones que conocía en voz baja, porque demonios, era hombre muerto. Había trasgredido absolutamente todas las reglas existentes, había pisoteado cada una de las enseñanzas y valores que su familia le había transferido durante toda su vida, había traicionado de la peor manera posible a su hermana, pero sobre todo... lo había disfrutado, y no se arrepentía de absolutamente nada de lo que había hecho. Era, oficialmente, el peor hermano del mundo.

Se había dejado caer nuevamente en la cama para pensar en el terrible ser humano que era cuando la puertilla del suelo se abrió y la cabellera rosada de Jooheon emergió por las escaleras. Changkyun giró la cabeza para mirarlo sin tener que moverse de donde estaba, formando un puchero con los labios al verlo así, tan atractivo como siempre aunque tuviera el cabello húmedo, una simple camiseta blanca con shorts y una toalla al cuello. En serio, ¿cómo alguien podía lucir así de bien sin intentarlo, usando algo tan sencillo? Jooheon lo miró también, manteniéndose inexpresivo como casi todo el tiempo, y luego de cerrar la puertilla con el pie se acercó hasta la cama, sentándose al borde de esta. El pelinegro se sintió tímido de repente al darse cuenta de que no sólo había pasado todo eso tan sólo unas horas antes, sino que él aún se encontraba desnudo y con una erección, aunque considerando que le había rogado que lo follara no debería sentirse tan avergonzado frente a él, estar desnudo no era tan bochornoso después de todo. Y a Joohein además parecía importarle bastante poco porque no miró su cuerpo, sino que mantuvo la vista fija en su rostro, y por eso Changkyun se obligó a no dejarse intimidar por aquellos ojos negros por una vez y le sostuvo la mirada hasta que Jooheon torció los labios en una sonrisa sin dientes.
-¿Tienes hambre? -preguntó Jooheon-. Mi abuela está preparando comida.

don't tell noona ;「 jookyun 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora