Capítulo 2: Rory Cruz.

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Narra Rory

Nuevo entrenamiento, nuevo partido, siempre fue así cada mes. No sé si realmente estaba cansado de todo esto o si me aburría aquel talento. Lo único que necesitaba era un buen descanso. Lo mejor era que mañana iría a Estados Unidos a tomar unas vacaciones, pero, primero pasaré este día a mi manera.

-¿Ya te vas? -preguntó mi madre.

-Sí -respondí- Pero sólo al cine y después iré a comer algo.

-Esta bien, abrigate, hace mucho frío.

Salí de la casa, mientras caminaba por las calles veía a las parejas que se besaban y abrazaban exageradamente, sinceramente nunca tuve una.

En cierta parte no lo tomo así, claro que en toda mi vida si tuve personas la cual quise mucho, pero, en todas me fue mal, por eso desde hace dos años decidí centrarme en mí mismo y voltear la página del amor.

Llegué al cine, la única película que me llamaba la atención era; "El Guason", dicen que aquella película te dejaba un fuerte mensaje, la cual era; "Lo peor de tener una enfermedad mental es que todo mundo actúa como si no la tuvieras". La verdad que me dejó remarcado.

Terminé de ver el filme y me dirigí a un restaurante, me senté al fondo y pedí pasta; mi favorito. A lo lejos pude observar a un chico de ojos azules, bellísimo, tenía pinta de escritor y creo que también me miraba porque notaba que se fijaba en mí, junto con su hermano, pero, ya dije, nada de amoríos.

Ellos salieron del lugar rápidamente, como apresurados, yo me quedé media hora más porque ni la comida me habrían traído. El tiempo pasó a lo flash, al terminar mi cena me dirigí de nuevo a mi casa.

Seguro pensarán que es algo extraño todo esto, ¿verdad? Salir a divertirse uno mismo, estar solo... Para mi siempre fue y será así.

Llegué a mi hogar, entré y vi a mi madre tapada con una manta en el sofá, al instante pensé; «Seguro se quedó dormida después de tanto esperarme». La cargué hacia su cama y la abrigue con todas las cobijas que se encontraban en su cuarto. Luego me dirigí a mi habitación y decidí dormir, porque al día siguiente, sería mi vuelo a USA.

-Bastian, tienes que levantarte.

-Ya te dije que no me llames por mi segundo nombre mamá. -dije desde mi cama.

Al fin llegó el día, el reloj marcaba las once de la mañana, así que tendría tiempo de bañarme y todo, ya que el aeropuerto estaba a una hora desde mi casa. Entré a la ducha y me lavé todo, elegí la ropa adecuada y me cambié al instante, colocándome la pollera bajando las escaleras. Tomé asiento en la mesa y empecé a tomar desayuno.

-Creo que defrente deberías almorzar.

-En el avión ya comeré algo, por ahora mi estómago está algo lleno por lo de ayer, en serio, comí demasiado.

-Bueno, entonces come rápido porque son las doce.

-¿Doce?

-¡Te tardas en bañarte hijito!

-¡Pero me aseé rápido!

-Para ti, sí. Así que apurate en alimentarte.

-Bueno bueno-anuncié molesto.

Acabé de comer, agarré mi maleta y subí al carro junto con mi madre.

-¿En serio me llevarás?

-Deja de hacer tantas preguntas-respondió arrancando.

Me quedé callado y acepté el viaje hacia el lugar donde partiría. Mi madre escuchaba pura música de los ochenta, porque decía que la de ahora es puro cáncer, bien sarcástica ella.

Al llegar bajé mis maletas, me despedí de mi madre y pasé por la sala de embarque, logrando entrar al avión.

-Muy bien, me toca K10, ¿quién será mi pareja de asiento? -dije en mi mente.

Llegué a mi lugar y estaba un señor de tercera edad y a lado estaba él, sí, el mismo chico que vi en el restaurante.

-Señor, este es mi asiento, usted se equivocó.

-Lo lamento-respondió observando su boleto- Tienes razón, mi silla es el J10.

La persona se levantó y me senté.

-Ese señor de equivocó de asiento-cuestioné.

No me respondió, se quedó callado, se puso algo rojo.

-¿Hola? -volví a hablar.

-Ah, hola, no te pude escuchar porque estaba con audífonos puestos-respondió asustado.

-No te preocupes, solo quería preguntar si te incomodaba estar sentado aquí.

-¿Por qué me molestaría?

-Pues porque nos vimos en el bodegón, ¿recuerdas?

-No, no recuerdo-dijo nervioso fijándose en la ventana del avión.

Pensé unos segundos por lo que estaba a punto de decir, así que lo tomé el valor y...

-Sé que me estabas viendo, junto con tu hermano.

-¿Qué?-contestó girando al instante.

-Sí, lo noté.

Se quedó callado por unos minutos, se puso los audífonos de nuevo y cerró los ojos. Supongo que no quería decir ni afirmar nada.

Se veía lindo mientras dormía. El vuelo duraría demasiado así que lo mejor sería tener una buena platica con el hasta conocernos de la mejor manera.

Le apagué el celular y volteó molesto.

-¿Por qué hiciste eso?

-¿Cuál es tu nombre?

-Dorian... ¿Por qué te lo estoy diciendo?

-No sé, dímelo tú. Para no hacerla más larga creo que tu sabes quien soy, ¿verdad?

-Sí, Rory Cruz. Escucho tu nombre por todos lados.

-Debe ser algo molesto.

-No tanto -dijo riéndose, ambos lo hicimos.

Cerramos la comunicación por quince minutos hasta la advertencia del piloto.

Señores pasajeros, mi nombre es Maximiliano Vélez, hoy los voy a acompañar en este viaje hasta estados unidos. Será largo así que podrán caminar por el avión después de media hora del despegue.

Después de tal anuncio el avión subió al cielo, se podía ver el bello mar de nuestro país. Lástima que no podía ver tanto porque Dorian estaba en la ventana, casi tapando todo.

Me observó y se hizo para atrás al ver que no podía admirar el paisaje, siguiendo le di las gracias.

-¿Primera vez que vuelas? -demandó.

-Sí, aunque no lo creas. Nunca me gustó salir del país, así que es la primera vez que lo hago, todo por unas vacaciones.

-¿Qué harás allá?

-Visitaré Las Vegas, siempre quise hacerlo, ¿y tú?

-Yo estaré en el centro editando, sacarán mi obra en físico.

-Genial, ¿cómo se llama?

-En el altar. Trata de una pareja que no tenían una buena relación y convivencia, así que pasaron por grandes casos que los llevaron a dar cuenta que ambos debían estar juntos.

-¿Al final se casan, verdad?

-Sí, el título lo dice todo-declaró; ambos reímos al instante.

-Creo que seremos grandes amigos -dije mostrando una sonrisa.

-Sí, lo mismo digo -replicó bajando la cabeza.



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