Todoroki no kokoro

Parte 3

No podía creerlo. De nada le sirvió protestarle a su tutor Aizawa. Actuó en defensa propia, pero, aun así, le comunicaron que tras la investigación decidirían la posibilidad de expulsarlo de La Academia U. A., y cautelarmente no le dejarían obtener la licencia provisional de héroe. Sus compañeros de la Clase-A tampoco podían dar crédito, especialmente Midoriya.

Aunque le habían prescrito reposo el estudiante de héroe apagó su Smartphone, no quería oír a su padre, y vagó por las instalaciones de la academia. Pensativo sus pasos lo llevaron hasta los edificios de tercer año cuando vio a la chica de la sudadera turquesa, que tantos problemas le traía, entrar en un hangar. Era una zona restringida así que Shoto tuvo cuidado de que no le vieran.

El interior metálico del hangar estaba casi diáfano excepto una habitación reforzada y un enorme túnel de viento cilíndrico del tamaño de una casa. Escondiéndose tras unos embalajes la observó activar la máquina que rugió girando para crear un torbellino de aire en su interior. Ella saltó a una plataforma y subió la manga derecha de la holgada sudadera. Todoroki no daba crédito a sus ojos. ¡Descargas verdes de electricidad la rodearon y en su brazo brilló unos canales ramificados fucsia, iguales a los de Deku!

-Potencia al 87%

Gritó ella haciendo que la enorme tobera aumentara su velocidad. Todo empezó a vibrar con un zumbido insoportable. El chico dudó en parar aquello cuando ella exclamó.

-PATAGONIA'S SMASH!!!

Disparó su puño en dirección al remolino creando una presión tal que por un segundo lo paró. Para después salir despedida por los aires por las ondas del doble impacto. Todoroki tocó el suelo creando una oleada de hielo que frenara la caída de la chica. El túnel de viento perdió potencia mientras se acercaba preocupado. Ante su asombro ella reía divertida ante un impacto que podría haber matado a cualquiera.

-Otra vez tú.

Ella reparo en la presencia de Todoroki y paró de reír. Se levantó de un salto flotando en su ropa varias tallas más grandes. Su melena castaña parecía tener vida propia. Su rostro ya hermoso se iluminó con una amplia sonrisa y juntando las manos a su espalda dijo ladeando la cabeza:

-Hola, me llamo Sofi, Sofi Midoriya.