No diré buenas.
Mi país (Chile) ha estado viviendo días duros. Si les ha salido en noticias internacionales el tema, entenderán un poco la situación. Para mí es difícil y cada vez que me uno a una protesta o algune de mis familiares o amigues lo hacen, tengo el miedo de que terminen herides, torturades en una detención o, peor, muertxs.
Escribí esto en un momento donde estaba muy angustiada y con la ansiedad a tope.
No sé si les va a gustar. No sé si a mí me gusta.
Esto es por Chile, por quienes queremos acabar con una desigualdad que cada vez se hizo más profunda, por las injusticias que hemos tenido que aguantar, y porque al fin mi país despertó y dijo "ya no más". Ese es el único rayo de esperanza que me queda.
✘✘✘
Era un día normal de verano. Al menos tanto como podría ser después de los sucesos ocurridos en el fin del año escolar.
Astoria estaba visitando a una amiga. Conversaban sobre cómo sería la escuela ahora que entrarían en quinto. Hablaban de quién había sido seleccionado como Prefecto y compartían los chismes de último momento. Evitaban el tema de Dumbledore, de los mortífagos entrando a la escuela, de todas esas cosas que oscurecían el horizonte de sus pacíficas vidas.
Entonces la madre de la chica apareció en el jardín. Una expresión tensa, un ligero temblor en las manos.
—El Ministro ha muerto —fue lo único que dijo antes de que la voz se le quebrara.
Llevaban un año sabiendo del retorno del Que-No-Debe-Ser-Nombrado. Habían visto como sus familias se movían, como sus conocidos se movían. Se unían a la causa de forma activa.
Los Greengrass habían optado por la neutralidad, al menos hasta que no se viera un claro ganador al cual aferrarse. Muchas familias habían optado lo mismo. ¿Pero qué significa aquella muerte? ¿Cómo cambiaba las cosas?
Astoria volvió a casa.
El ambiente allí no era mejor. Su padre se había encerrado en su despacho para averiguar con sus contactos la situación. Su madre estaba sentada con una taza de té ya fría y los ojos fijos en la chimenea; quizás esperando más noticias. Daphne, aunque quería parecer tranquila, daba vistazos ansiosos hacia la ventana.
Era un caos resguardado en la normalidad.
Los días pasaron y todo se volvió peor.
Ya no había hijos de muggle. Los pocos mestizos intentaban no destacar. Todos quienes habían dado su apoyo a Harry Potter y a Dumbledore callaban.
El primero de septiembre Astoria estaba ansiosa, sentía el estómago revuelto y temía llegar a la estación. Su madre enredó su brazo con el de ella y le murmuró que debía ser fuerte, que era una sangre pura y una Slytherin. No debía mostrar debilidad.
La aparición la dejó peor.
Sentía que vomitaría, aunque apenas había podido desayunar. Respiró hondo un par de veces mientras se soltaba de su madre y esperaba que ella regresara su baúl al tamaño original.
Había poca gente y nadie se veía particularmente animado.
Astoria subió al tren sintiendo que iba directo a la horca.
En el pasillo escuchaba comentarios. Algunos se vanagloriaban de la situación, dando su apoyo público al hecho de estar libres de los impuros. Otros cuchicheban con crueldad las nuevas noticias. Astoria avanzó por el vagón, esperando encontrarse pronto con su grupo.
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Era solo autopreservación
FanfictionLa guerra ha comenzado. Todos tenemos un bando. Astoria también debe elegir uno.