Dinastía Choi//yoonmin

-CUATRO-

POV OMNISCIENTE

Ese día, el pequeño cuerpo de Jimin se paro de un brinco de la cama y se vistió con su uniforme de trabajo, se calzo los zapatos de agujetas y salió disparado al despacho del rey, entro sin tocar y en un dos por tres ya esta frente al Alfa

-A que hora va a salir Hyung-La emoción del joven se podía palpar incluso en sus palabras y combinado con aquel brillo en los ojos no lo hacía mas que ver adorable

-No lo se, tal vez, después del medio día- El brillo de los ojos del joven disminuyo un poco mas no se desvaneció

-Puedo ir a ver a mi escuadrón y entrenar un rato con ellos-

-Jimin....

-Se que apenas he salido de mi supuesta recuperación pero estaré bien, no haré esfuerzo de mas y todo eso-Su tono cansino hacía ver que ya le habían dicho suficientes veces todas aquellas recomendaciones.

-Si me prometes que no lo harás puedes hacer todo lo que quieras con tu escuadrón

-Lo prometo-Su cara se alzó al igual que su alegría, la cual con aquella autorización subió barios grados, tan solo vio las intenciones del castaño de asentir y salí disparado hacia la puerta, abriendo esta con fuerza y determinación

-Gracias Tae!!!!- El grito se escucho por todo el castillo enterneciendo y contagiando a todo aquel que pasaba al lado del joven o tan solo lo veía, con fuerza y rapidez corrió por el césped del jardín para por fin poder reunirse con su escuadrón, al llegar al frente de ellos, tan solo llamo un poco su atención y ellos de inmediato hicieron una reverencia

-Ya, colóquense derechos, nadie nos está mirando, ni prestando atención-La sonrisa se agrando y sus ojos se achicaron formando tan solo unas lineas con estos cuando los soldados le hicieron caso.

En ningún momento se percato de que la frase "nadie nos esta mirando, ni prestando atención" no era tan cierta, ya que mas de un par de ojos le estaban observando con atención desde algún punto de aquel gran castillo.

POV JIMIN

La emoción reinaba en mi cuerpo cada que recordaba que hoy saldría con Taehyung, hace mucho no hacía entrenamiento de campo con él, cada vez la hora de salida se acercaba más y yo no podía estar mas feliz, incluso mi aura y olor era bueno, iba regando por ahí un aroma dulzón que la mayoría decía que era agradable, a los únicos que no les gustaba mucho era a algunos omegas celosos que tenían un olor simple o demasiado cotidiano, como chocolate o cereza, a mi se me hacían lindo esos olores y el mío en ocasiones también me molestaba, mas en temporada celo ya que este no bajaba ni se ocultaba bajo ningún té o supresor, mis mejillas se calentaron y llenaron de color con tan solo recordar como me ponía en esos días.

Al revisar la hora y ver que en poco tiempo sería medio día casi corrí al despacho de Taehyung, abro la puerta de un tirón y casi resbalo con la alfombra pero recuperé el equilibrio y me dirijo directo a su escritorio

-Ya nos podemos ir?-El solo pone los ojos en blanco y su mirada se posa en el sillón de al lado de la puerta, queriendo dar a entender que alguien está ahí-Jimin...por favor, no puedo 

-Pero Hyyyyyyyunggggggg...., usted ya me había dicho que saldríamos hoy- Mis pies se mueven en un ridículo baile compuesto de saltitos y zapateos, una risa ronca suena detrás, por un momento enserio me olvide de ese hombre detrás de nosotros presenciando  esa escena 

-Jimin Park, no puedo, ve a gastar tu tiempo en otra cosa sin sentido- Con la cabeza gacha y un puchero en labios, me dirigí a la puerta y salí un poco menos emocionado, inmediatamente me dirigí a la habitación general y me senté en el banquillo del piano, solía venir aquí cuando esperaba a Taehyungn o cuando me enojaba con él, me puse a pensar en lo injusto que era el y en lo caprichudo y enojón que era yo, cuando de repente, mi codo golpea las delicadas teclas del piano y me sobresalto de una manera desmesurada, para luego ponerme a reír por lo torpe que he sido, me giro completamente hacia el piano y acaricio ligeramente las teclas, saboreando en mi cabeza las notas siguientes, cierro los ojos con fuerza y recuerdo la voz y manos de mi abuelo guiándome por sobre el piano, mis manos se deslizan de una manera delicada provocando un sonido tintiniante y cálido, lleno de melancolía, la elegancia viaja de mis manos al instrumento de una forma armoniosa, las notas se siguen escuchando por unos minutos más para después de un rato dejar de tocar y suspirar.