𝐈𝐈

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El tiempo se colapsó completamente, entre ambas miradas, la cercanía entre ambos rostros no le favorecían en nada. ¿Qué más podría obtener? ¿Con esto ganaría más diversión? ¿Qué lograría con estas acciones? solamente el tiempo ha de decirlo.

@jgk.

- Veo que eres muy macho al hablar frente a tantas personas, pero frente a mi qué, ¿Acaso no sabes hablar, estando a solas con un solo individuo? -. Notorios rastros de serenidad adornaban el rostro del de cabellos dorados, mientras que el rostro de su contrario si era un dilema.

- Déjame en paz maldito imbécil -. Un leve titubeo demostró claro nerviosismo ante aquella situación, porque si, es más que obvio que ante aquella mirada, cualquiera se sentiría intimidado y más cuando trataba de mirarlo. En aquellos orbes se reflejaba su rostro y sus mechones negros un tanto desordenados. Su corazón latía a mil ante la presencia intimidante del más pequeño, el chico de cabellos dorados no dejaba de mirarlo tratando de guardar cada parte de las facciones del mayor como si fuese un difícil juego para resolver.

- Pero si sabes hablar, eso es bastante interesante, sin embargo, no te di el permiso de hacerlo-. Un sonoro golpe a las espaldas del pelinegro hizo que éste mismo se encogiese en su sitio, si que estaba nervioso y aterrado ante la presencia del mayor.

- Idiota.. Noo sabes con quién te estás metiendo-. Musito con gravedad, logrando que su menor bajase un momento la guardia, a lo que aprovechó para lograr su huida, lejos de aquel chico de ojos penetrantes, de cabellos dorados, de alta estatura, pero menor en edad.

- ¡Ya veremos que pasará pronto, conejito!

Los ojos del mayor se llenaron rápidamente de lágrimas, odiaba ese apodo, es más, lo aborrecía, ¿qué tiene de malo tener los dientes grandes como un conejo?

Rápidamente se adentró en la sala del consejo estudiantil, su espalda se pego a la puerta y lentamente se deslizó hasta poder abrazar sus rodillas en el suelo y ocultarse de todo, odiaba llorar, odiaba su vida, ¿Por qué no podía ser más fácil?, miles de preguntas lograron hacer que sus bellos y finos ojos dejasen impregnadas sus suaves mejillas en lágrimas, aquellas suaves, pálidas, pero ahora levemente rojizas, mejillas regordetas que se cargaba en su fino y delicado rostro.

Aquellos chicos, no sabían hasta más adelante que, a pesar del reciente encuentro, terminarían siendo mucho más cercanos de lo que creían, sus formas de vivir tarde o temprano los llevaría a estar juntos.

cappuccino eyes. jk.kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora