Parte única

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El recuerdo de Sabito era doloroso para Tomioka Giyuu.

Sí, era muy doloroso para él. Pero, no lo era porque ya estaba muerto y nunca más podría estar con él, sino que lo era ya que, Giyuu, pensaba que estaba traicionándolo al comenzar a sentir algo por Kamado Tanjiro.

Él sabía que no era su culpa, pero, aun así, no podía evitar sentirse así al pensar en ello.

...

La primera vez que sucedió, fue después de matar a un demonio, bastante difícil a decir verdad, junto a Tanjiro, quien, luego de ganar aquella batalla, lo miró y le sonrió cálidamente, estremeciendo el corazón de Giyuu. Aquella noche, al llegar a su hogar y recostarse en su cama, cayendo en un profundo sueño, lo vio. No era más que una imagen borrosa de Sabito, pero, de igual manera, pudo sentir como si una daga se clavara en él. La culpa de haber comenzado a sentir más que una amistad con Tanjiro se hacía presente, las lágrimas comenzaban a brotar sin cesar. El sentimiento de ahogo se hacía insoportable, el aire no llegaba a sus pulmones. Antes de que pudiese decirle siquiera una palabra a Sabito, Tomioka logra ver como sus labios se mueven, diciendo algo que él no es capaz de oír.

Se despierta súbitamente, con un sudor frío recorriéndole la espalda. Jadeante, se levanta de la cama y se dirige a la ventana, donde no hace más que observar melancólicamente la luna, aquella hermosa luna llena que tanto le gustaba observar junto al chico de la cicatriz en la mejilla.

...

Una tarde, en la que había ido hacia la aldea de los forjadores de espadas, se encontró con Tanjiro y sus demás amigos. Giyuu debía de admitir que, de primera mano se sintió realmente feliz de toparse con él, pero, al recordar su sueño con Sabito, una terrible opresión en su pecho se hizo presente, por lo que no pudo más que actuar indiferente con Kamado. Claramente, esto no pasó desapercibido por el chico de aretes.

—Tomioka-san —lo llamó Tanjiro—, ¿se siente bien?

La voz del pelimagenta lo sacó de su ensimismamiento. Si bien, Giyuu había ido al bosque para estar un rato en paz y ordenar sus ideas con tranquilidad, no pensó que, el tan sólo ver a Kamado le hiciese sentir así, como si todo fuese perfecto. Pero, a pesar de ello, él sabía que nada estaba bien, o al menos no dentro de sí.

—Tanjiro... —dijo Tomioka—, sí, estoy bien, no te preocupes.

— ¿Está seguro? —siguió insistiendo el de menor edad—, no creo que sea así.

— ¿Por qué lo dices?

—Porque percibo un olor de tristeza, dolor y confusión en usted, Tomioka-san —dijo el ojimagenta—, no me gusta ver que esté así, siento que fuese yo el que se encuentra mal. No me gusta verlo sufrir.

Seguido de decir aquellas palabras, Giyuu, al dirigir su mirada hasta el chico, pudo percibir un ápice de tristeza en su mirada. Aquello perforó el alma del azabache, quizás lo único que podía hacer bien era tan solo herir a las personas importantes para él.

De repente los recuerdos se aglomeraron en sus pensamientos: la sonrisa de Sabito, sus ojos, su cabello, su cicatriz... Pero, todas aquellas rememoraciones de la persona que alguna vez amó tanto se vieron opacadas por algo más; la brillante presencia de Tanjiro, y, sin quererlo, las lágrimas se escaparon de sus ojos.

— ¡Giyuu-san! —Kamado se alteró al ver a Tomioka llorar, por lo que no pudo evitar que aquellas gotas saladas también se aglomeraran en sus ojos.

Tanjiro no estaba seguro de qué hacer en una situación así, y, debido a esto, lo único que se le pasó por la mente fue abrazarlo. Sí, abrazar a aquella persona que, últimamente, tantas veces rondaba por su mente.

Déjame atrás  『KnY - SabiGiyuu OS』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora