Capítulo 2

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Betty.

Oh.

Dios.

Mío.

Está increíblemente bueno. Bien, vale, no es el momento de pensar en eso, también está increíblemente herido.

-Madre mía, ¿qué te ha pasado? -dije agachándome para ayudarlo, aunque no sabía cómo.

-Te lo diré cuando me saques de aquí -susurró.

-¿Me vas a decir al menos tu nombre? -murmuré, intimidada por su presencia (aunque no esté de muy buen ver.)

-Jughead.

Tragué saliva.

-Vale... Bueno, jughead, será mejor que salgamos de aquí.

Le ayudé a levantarse y él se apoyó en mi hombro, me costaba, pero no pesaba mucho así que empecé a caminar.

Aproveché a mirarlo cuando no se daba cuenta, tiene unos ojos preciosos, aunque tiene uno de ellos morado. Bajo él, en el inicio de su mejilla tiene un rastro de sangre, bastantes heridas, y el resto del cuerpo lleno de hematomas y la ropa rasgada.

Me pregunto en qué se habrá metido para haber acabado así.

Agradecí internamente que mi madre trabaje toda la noche, por lo menos hasta las 8 no llegaría, así que tendría tiempo de pensar qué hacer.

En cuanto llegamos lo ayudé a subir a mi cuarto y lo acosté en mi cama, se removió un poco adolorido, cosa que me alivió un poco porque al menos no estaba inconsciente.

Fui a por un poco de agua junto a un paño, unas vendas y alcohol con algo de algodón.

Cogí el algodón y empecé a pasarlo con cuidado por las heridas que tenía por sus mejillas, jughead me miró extrañado.

-¿Por qué me miras así? -dije mirándolo de reojo, intentando no desconcentrarme.

-¿Por qué me estás ayudando tanto?

Alcé una ceja.

-No contestes a una pregunta con otra pregunta.

Él alzó una ceja también.
Suspiro.

-En cierto modo me has obligado, por decirlo así. Pero... no sé, estás herido y no pareces una mala persona.

-¿Que no parezco una mala persona? -frunció las cejas, sarcásticamente.

Yo solo asentí, seria.

-No, no lo pareces.

-Eso es porque no me conoces.

-Y espero no hacerlo.

-¿Ah, no? -parecía haberle molestado mi respuesta.

-No,-suspiro-, me has guiado hasta donde estabas con una especie de control mental o... ni siquiera lo sé. No pertenezco a tu mundo.

Ambos nos quedamos callados y cuando terminé de vendarle todas las heridas le puse un paño caliente en la cabeza.

-Con esto te sentirás mucho mejor, estabas bastante caliente antes -dije levantándome- te dejo una pastilla y un vaso de agua por si te duele la cabeza o algo así, y cuando te sientas mejor deberías darte una ducha y cambiarte, avísame y te traeré.. algo.

Volvió a alzar una ceja.

-¿Tienes ropa de chico?

Abrí los ojos como platos.

-¿¡Qué!? ¡No!, ¡No!, ¡Claro que no!, lo que pasa es que mi hermana Roonie tiene un novio llamado Archie que a veces cuando se queda a dormir se deja ropa, y p-pues.. eso.

Me aclaré la garganta.

-Si necesitas algo solo llámame.

Cerré la puerta rápidamente y me apoyé en ella soltando un largo suspiro.

No lo conocía de nada y su sola presencia ya provoca mil cosas en mí.

¿Cómo es posible?

Necesito sacarlo ya de mi cabeza o me volveré loca.













El infierno en la tierra- bugheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora