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CAPÍTULO FINAL

El dolor en todo su cuerpo se había ido. Pasó junto al cadáver de HyungWon sin siquiera mirarlo, ya no sentía nada. Miró a su alrededor, volvía a estar solo. Todas la puertas estaban abierta y ningún guardia había llegado aún, extraño. Wonho se asomó al pasillo, no había nadie. Caminó con cautela bajo las luces blancas. El final del pasillo parecía no llegar jamás. La mano donde sostenía el arma temblaba, al igual que todo su cuerpo, pero había llegado muy lejos como para rendirse. Sabía que detrás de esa puerta se ocultaba la verdad, su verdad.

Cuando llegó, dudó en entrar. El cuerpo sin vida de HyungWon se hacía presente en sus pensamientos, impidiéndole avanzar. La muerte era lo que le esperaba, y no le importaba en lo más mínimo. Apenas con un leve roce la puerta se abrió, ya no había vuelta atrás. Respirando hondo, entró con el arma en alto.

- Baja el arma - la voz de una mujer le sobresaltó, tomando el arma con fuerza. Sus ojos fueron rápidamente hacia la señora sentada detrás del escritorio, mirándolo con una sonrisa enfermiza. - Hola Seokie.

Esos ojos, esa voz, conocía perfectamente cada parte de ella. - ¿Mamá?

- Me recuerdas - río complacida, acercándose. Le quitó el arma de las manos y él se dejó hacer, no podía salir de la impresión. - Aunque, sabes una cosa... - acariciaba la cara de Wonho, sonriendo al notar su cuerpo temblar - A mí no me gusta tenerte aquí.

Estaba paralizado, el miedo le controlo y no dejo que se moviera. Su respiración era cada vez más rápida. Con su mente en blanco, solo pudo balbusear pocas palabras - ¿Por qué?

Su madre miró el arma que tenía entre sus manos, todavía tenía la sangre de HyungWon. Su sonrisa no hizo más que agrandarse. - Veo que ya te has encargado de HyungWon.

Se sorprendió al ir eso. "¿Cómo podía saber de HyungWon?", él no había dicho nada sobre el tema. La mujer notó su confusión.

- Tu hermano también estaba acá, por si te lo preguntabas, pero parece que el imbécil se encariñó bastante fácil.

- ¿Hermano? - se negaba a aceptar lo que estaba pasando. No podía, no quería.

- Si Hoseok, HyungWon era tu hermano.

Dio varios pasos hacia atrás hasta golpearse contra la puerta. Miró a los lados en busca de una salida, pero estaba acorralado. Todo esto era demasiado para él, su mundo se estaba derrumbando en segundos. Por más que tratara de controlarse, no podía. Cayó de rodillas al piso, inmerso en un llanto desconsolado. Había matado a su propio hermano.

- Ay Seokie... - su madre se agachó frente a él, acariciándole la espalda, hablando delicadamente. - Caíste en la trampa, mocoso idiota. HyungWon nos fue de mucha ayuda, pero el último tiempo se había negado a cooperar. Menos mal que lo mataste.

La cabeza de Wonho iba a mil por hora. Ahora todo cobraba sentido, el arma en las ropas de HyungWon, sus marcas, el dolor de su llanto. Sus lamentos resonaban en sus oidos. Su hermano no quería matarlo, él había Sido el único que lo había amado.

La mujer le sobaba la espalda, consolándolo. - Veo que te afectó mucho la noticia - lo abrazó, riendo con sorna. Wonho se tensó al sentir la punta del arma contra su estómago. - Quizás te guste estar un rato más con él, no? - Antes de que pudiera reaccionar, una bala se enterró en su estómago. Wonho cayó al suelo, gritando del dolor. - Hasta nunca, Seokie- le susurró al oido antes de patearle en la boca del estómago e irse.

Le quemaba, todo dentro de si se desgarraba. La sangre seguía brotando sin poder controlarla, y en su cabeza solo cabía una cosa: HyungWon. Sabía lo que tenía que hacer, y le muy quedaba poco tiempo. Agonizando, logró pararse y atravesó el pasillo chocando contra las paredes. El rastro de sangre se hacía cada vez más grande. Por más que grito, nadie apareció.

Para su suerte, la jaula aun seguía abierta. Cayó de cara al piso, su cuerpo había llegado a su límite. Arrastrándose, llegó junto al cuerpo de HyungWon. La sangre ya se había secado, y el frío se había apoderado de él. Wonho se arrodilló, tomándolo entre sus brazos. Ese fue el único momento que lo vio tranquilo, en paz. Le quitó los mechones de la frente, para dejar un beso sobre la blanquesina piel. Sin nada más por hacer, se abrazó con las pocas fuerzas que le quedaban al inerte cuerpo de su hermano.

- Perdón - susurraba en medio del llanto, abrasándose aún más al cuerpo sin vida de HyungWon - Solo... perdóname.

Fin









Fin

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