↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡ Casa vacía ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

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Vanderwood se encontraba en el sofá de la casa de seven, tumbado y mirando el techo. Estaba pensando en lo rápido que habían cambiado las cosas. Antes, su único deber era regañar a seven, hacer caso al jefe y ser uno de los mejores. Quién le iba a decir a él que todo eso daría un giro completo, y ahora tenían a dos personas más en casa, Mc y el hermano gemelo de seven, Saeran. A pesar de ser gemelos idénticos, había algo que los diferenciaba quitando el tema de la apariencia, sus personalidades eran como el Sol y la Luna. Al principio él estaba enfadado por todo eso, no le gustaba en absoluto tener que encubrir (de nuevo) a seven, ya que las relaciones interpersonales en la agencia estaban totalmente prohibidas. Sabía que el pelirrojo tenía intenciones de abandonar la agencia, pero aún así debía encubrirlo hasta que eso sucediera.

Por otra parte, Saeran estaba en la cocina, preparándose algo simple de comer, un sándwich de jamón y queso. Se dirigió al comedor a comer, pero al ver al agente tirado en el sofá, dió media vuelta, fastidiado por tener que ir a otro sitio para comer en solitario. No le gustaba la presencia del pelicastaño para nada. De echo, la odiaba, y había una simple razón: lo ponía nervioso. Pero unos nervios..diferentes. Cuándo estaba con su hermano, sus nervios y molestia eran por su actitud tan infantil, pero cuándo estaba algo cerca del agente, sus nervios...eran confusos, ¡y él era más fuerte que esas simples emociones! No le gustaba que su corazón se acelerara cuándo cruzaban miradas. Ojalá ese maldito se fuera pronto de su hogar.

A pesar de estar pensando, Vanderwood había visto con claridad cómo Saeran se había ido al verlo. Soltó un suspiro de molestia, sabía de sobras que no le gustaba al peliblanco, pero su poco disimule le ponía de los nervios. Además, la casa estaba en silencio, ya que Mc y seven estaban en el parque de atracciones, y claramente ellos dos se habían negado rotundamente a ir. El agente se levantó y fué a la cocina a por agua, y justo cuándo entró se encontró a Saeran comiendo en una esquina, sin mesa y sin nada. Simplemente ignoró su presencia, no era problema suyo. Fue al armario a por el vaso y a la nevera a por el agua, con su posado serio de siempre.

El peliblanco pensaba que en ese rincón estaría en paz, pero su tranquilidad pronto fue perturbada por el pelicastaño. Cómo siempre, su corazón se aceleró sólo de verlo entrar. No entendía como podía estar tan serio siempre. Frunció el ceño, y se levantó rápidamente para que el agente no pudiera ver sus nervios. Empezó a caminar a paso rápido a la salida, dejando su sándwich en la esquina, pero se dió de bruces contra el cuerpo del mayor, quedando algo aturdido. Se frotó los ojos un poco, y cuándo pudo ver con claridad de nuevo, tenía al agente mirándolo, algo extrañado, pero con esa expresión fría en el rostro. "Mierda, mierda, ¡mierda!" Pensó, mientras daba unos pasos hacia atrás, mientras trataba de disimular un poco su OBVIO nerviosismo.

-¡mira por dónde vas, maldición! -Gruñó el peliblanco, mientras se cruzaba de brazos-

Vanderwood se iba a ir de la cocina cuándo notó algo chocar contra su espalda. No le hizo daño, pero se giró extrañado a ver qué diablos había pasado. Al observar al menor así de enfadado y nervioso, rodó los ojos con indiferencia, mientras se cruzaba de brazos, algo molesto por su actitud

-Eres tú el que no me ha visto. A la próxima, trata de enfadarte contigo mismo. -Dijo sin más, tenía intenciones de darse de nuevo la vuelta para ir a buscar su portátil.-

Saeran se quedó algo helado por su respuesta. Muy dentro suyo, sabía que Vanderwood era más fuerte y muchísimo más intimidante que él, y más los nervios que ya sentía, no pudo evitar temblar un poco.

-Ugh, eres tan antipático, ¡ojalá te marches ya de esta casa! -Gritó sin pensar demasiado. Pero se arrepintió de sus palabras al ver al pelicastaño girarse y acercarse a él.-

꒰.' 🥀•Vᥲᥒdᥱrᥲᥒ ᴼᶰᵉˢʰᵒᵗ࿐ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora