Curita al Alma.

7.8K 290 103
                                    


POV Natalia

Termino de preparar la mochila con la ropa para el trabajo,la dejo en la entrada junto con mis llaves de casa y me voy a la cocina para cenar algo rápido antes de salir.

Mientras ceno me quedo mirando fijamente algún punto de la maravillosa pared de gotelé que tiene mi piso, pensando en el cansancio que llevo encima después del madrugón que me he dado esta mañana- del que no me arrepiento de nada- y se me escapa una sonrisita tonta.

Cuando me quiero dar cuenta casi es la hora y salgo corriendo para no llegar tarde al curro, no quiero otra de las charlas del jefe sobre la importancia de la puntualidad y bla bla bla.

Cojo mi mochila, mis llaves, chaqueta... bien creo que ya esta todo Natalia, corre por tu puta vida.









Cuando llego a la puerta de servicio de la discoteca me encuentro con Maria fumando un piti.

-Buenas noches Lacunza, vaya carita de cansancio traes ¿No habrás... follado?- se burla, pues ella sabe el motivo de mi cansancio.

-Que te den Mari, estoy perfectamente.- le contesto con una sonrisilla de autosuficiencia aunque en el fondo se que esta noche las voy a pasar canutas con el sueño que arrastro encima.

Espero a que Maria se termine el cigarro y entramos juntas al local, yo me voy directa al almacén para cambiarme la ropa por el ya habitual y aburrido uniforme de siempre; una camisa negra y unos pantalones de pinza negros, aunque he de admitir que no me sienta tan mal el outfit, si no fuera porque lo llevo siempre para trabajar hasta me gustaría.

A las 12 y media la discoteca abre sus puertas al público de la noche madrileña y con un suspiro cargado de cansancio me dispongo a empezar mi turno, la Mari me da una palmada en la espalda de apoyo y se va hacía su lado de la barra.










Son las dos de la mañana y el cansancio empieza a afectarme pero de verdad, ya no sirvo las copas con la misma velocidad que al comienzo de la noche y cuando el flujo de trabajo disminuye me permito unos segundos para descansar las piernas. La voz de Maria me saca de uno de los numerosos viajes mentales que he tenido durante la jornada.

-Eh tú, deja de mirar el futuro en la bola de cristal que tienes en la cabecita y vete a atender los reservados.

¿Los reservados? Pero si nunca atiendo allí.

-¿Los reservados? ¿Seguro?- le preguntó para salir de dudas

-Si, es tu día de suerte.- me dice y seguidamente me guiña un ojo, con una sonrisa demasiado radiante en la cara, menudo día de dar por culo lleva.

Sin hacer esperar tomo la comanda que Mari me entrega de uno de los reservados y preparo las bebidas antes de subir a la zona indicada.

Menudo coñazo esto de los reservados con las escaleritas, los camareros de aquí tienen que acabar con las piernas molidas, avanzo por el pasillito con los reservados a mi derecha hasta que distingo en el fondo el que me corresponde a mí cuando veo algo que me llama la atención.

Ostia puta... no, no puede ser... ¿es? Que si que si, vale Natalia respira y no la cagues, que no se te noten los ocho infartos que acaba de padecer tu pequeño corazón.

¿Una copa o una firma?// One shootDonde viven las historias. Descúbrelo ahora